Las colas de Los
vengadores eran interminables así que decidimos entrar a Asesinos de elite llevados por el
aburrimiento y porque en el afiche anunciaban la presencia de De Niro. El toro
salvaje aparece un poco al principio, un poco al final sirviendo como gancho
para espectadores desprevenidos como este humilde servidor. Omán, un jeque con
rostro de Ayatollah busca desesperadamente vengarse de los asesinos de sus tres
hijos, agentes de la hasta ayer desconocida para este humilde servidor SAS
(Servicio Especial Aéreo Británico) especializada en hacer trabajos sucios para
la reina. El jeque escoge a un veterano como De Niro para que asesine a los tres
agentes, los asesinatos deben parecer accidentes y cada uno deberá tener una
confesión previamente grabada en video, la complejidad del encargo explica un
poco la generosidad de la recompensa del jeque: Seis millones de dólares. El
asesino acepta y se le hace fácil huir con la plata subestimando el poder que puede
tener un hombre que tiene 17 mujeres para acostarse cada día y cientos de pozos
petroleros. Lo detienen en el aeropuerto, lo encierran en un sótano y llaman a
su entrañable amigo Jason Staham para que cumpla con lo pactado.
Desde el principio sabemos que nos enfrentamos a una
historia real, basada en el libro The
feather men escrita por el ex agente Sir Ranulph Fiennes, polémica en su
momento por haber dejado constancia del asesinato de varios miembros del SAS a
cargo de un escuadrón de la muerte. La película tiene sus momentos, el
personaje de Clive Owen es enigmático y confirma que es uno de los grandes
actores del momento. El problema estuvo acaso en el elevado presupuesto con el
que se hizo el film, 75 millones de dólares. Se incluyó la incorporación del limitadísimo
Jason Staham que siempre hace el mismo papel, el hombre duro, experto en artes
marciales que igual parece desaliñado y borracho. Las exigencias de parte de
producción fue agregar una historia de amor que definitivamente no funciona y
que debería en algún momento emocionarnos…. Como te extrañamos Carlito Brigante.
El guión es un poco confuso, casi que laberíntico. Parece nutrirse
en las historias de John Le Carré, en el cine de John Frankenheimer, en las
peleas del último James Bond y Jason Bourne pero que definitivamente no logran
concretar una historia sólida y sobre todo creíble. Estos reparos se hacen
porque es inevitable no ver el potencial que tenía la película pero que se
quedan a medio camino no por torpezas o debilidades del debutante director Gary
McKendry sino por las imposiciones desde el punto de vista financiero. El fracaso
a nivel de taquilla se hizo notar: apenas pudo recoger 18 millones de dólares.
De todas formas Asesinos
de elite es entretenimiento válido con algunas escenas de acción y
persecuciones donde logras sentir la adrenalina andando por tu cuerpo. En las
más de dos horas de metraje logras olvidarte un poco de la frustración de no
haber llegado temprano para ver la esperadísima Vengadores.
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