Pobre Tarkovski ni después de muerto lo dejan en paz. Para unos
su cine es el culmen del snobismo y del aburrimiento. Una persona que por lo
general dice ser fanática del director ruso suele cargar una boina y una pipa
que no usa. Para otros, entre los cuales este servidor se suscribe el creador de El espejo es un iluminado, un artista que es para el cine lo que
fue Van Gogh para la pintura y Bach para la música.
Puedo pecar de seudo, posudo y aburrido. Pero ¿Qué otro
camino me queda si no es la sinceridad? Desde estas páginas he tratado de
desplegar mi amor incondicional al cine, no importa si venga en descarados
estuches fascistas como fue el caso de Los
vengadores o tengas tintes mamertoides como es el caso de Novecento. A mí no me importa el qué
sino el cómo. A Tarkovski le debemos el haber transformado el cine en una
máquina capaz de apresar un sueño. Inventó una manera de captar el tiempo, de
volverlo universal a partir de su propia mirada. Por eso un plano de él no se
parece a ningún otro.
Tarkovski y el director de fotografía Sven Nykvist
A pesar de que era un amante incondicional del cine, es muy difícil
determinar de dónde procedían sus influencias. Su amor a las películas de
Bergman lo llevó a aceptar la oferta del Instituto Sueco de Cinematografía
dónde le proponían financiar completamente la idea que él quisiera. Desde 1981
había empezado a escribir un guión con uno de sus colaboradores habituales,
Arkadi Strugatski pero las diferencias políticas y su exilio definitivo
impidieron que el trabajo se completara. Cuatro años después con todos los
recursos a su disposición se embarcó en la escritura final del guión.
El sacrificio es
la historia de cómo vive un hombre los últimos días del planeta. El temor
siempre latente en la guerra fría de que una bomba despertara cientos de ojivas
nucleares se hace patente en la última película del director ruso. Esta trama
es solo una excusa para que Tarkovski nos hable de lo que él piensa del ser
humano, de esa necesidad absurda de no entender la naturaleza, como trataron
los griegos en la antigüedad desde su ciencia, sino de dominarlo y crear eso
que llaman tecnología. Puede sonar un poco ingenuo, trillado, naif…. Pero estamos
hablando de un iluminado y a este hombre hay que creerle. Ver esta película es
asistir a un hecho verdadero, real.
El padre y el hijo
El filme tiene dos historias maravillosas escritas por el
director quien seguramente si no hubiese tenido el recurso del cine hubiera
desplegado su talento en la poesía siguiendo los pasos de ese gran escritor que
fue su padre, Arseni. En una de ellas habla de una madre que en plena Guerra
fue a despedirse de su hijo, quien se alistaba en el ejército a la estación. Minutos
antes de abordar el tren decidieron tomarse una foto. Pocos días después la
mujer recibiría la noticia de que su hijo había muerto en el primer combate que
sostuvo. Pasó el tiempo, la mujer olvidó la fotografía. 20 años después la
mujer estaba en otra ciudad. Pasó por una casa de fotografía y se tomó una
foto. Mientras esperaba a que se la revelaran comenzó a ver los álbumes que
estaban sobre el mostrador. Gente sonriente, amargada, niños llorando, pasaba y
pasaba páginas hasta que la visión de una de ellas la dejó helada. Allí estaba
su muchacho, de la misma edad que tenía cuando murió, agarrado de la mano de
una mujer mucho mayor que él. Se acercó más a la foto y comprobó que era ella
pero con la edad que tenía en la actualidad.
Si existe una influencia en su cine debemos buscarlo en la
gran literatura rusa del siglo XIX. Por eso Erland Josephson, el gran compañero
de Bergman, acá interpreta a un actor retirado que entre otros papeles encarnó
al príncipe Mishkin, el personaje central de El idiota de Dostoyevski. Como
él, es capaz de dar la vida por los demás. De rodillas le suplica a Dios que le
dé una oportunidad, que si quiere él es capaz de quemar la casa, olvidarse de
su familia, de su amado hijo pequeño.
La bruja viendo a la casa ardiendo
Cuando todos pensaban
que al mundo le quedaban un par de miserables horas, Otto, el cartero, le dice
que todavía queda una esperanza. Marina, la extraña empleada Islandesa que vive
al lado de una iglesia abandonada, es una poderosa hechicera. Si él se acuesta
con ella ocurrirá el milagro. En una secuencias alucinante, el patrón y la
sirvienta vuelan mientras hacen el amor, no a la manera cursi de un Eliseo
Subiela, sino con la maestría de la que solo es capaz uno de los mas grandes
artistas que ha habido jamás.
La casa arde, los loqueros van por el desquiciado. Se lo
llevan, la familia impávida ve como la caza se doblega ante las llamas.
Lejos de la imagen que le quieren dar de monje santo
recluido en monasterio Tarkovski era un tipo abierto al buen cine, vinera de
donde viniera. Está comprobado que en el festival de Londres de 1985 vio otra
de las grandes películas sobre el apocalipsis, Terminator de James Cameron impresionándole gratamente.
Una pausa en el rodaje
En la postproducción las dolencias físicas que empezó a
sufrir durante el rodaje comenzaron a agravarse. Además su postura de no volver
jamás a su país mientras prosiguiera la dictadura se radicalizó. La enfermedad
lo consumió con una rapidez extraordinaria. Moriría en la navidad de 1986. Dicen
que no fue un cáncer común y corriente. Que agentes de la KGB envenenaron a él
y a sus colaboradores más cercanos. La prueba está en que la mayoría de sus
colaboradores caerían víctimas del mismo cáncer pulmonar.
Su horror a la guerra y a toda forma de dominación quedaron
impregnadas en las siete películas que alcanzó a hacer a pesar de que los
dirigentes soviéticos hicieron todo para sabotear sus proyectos. El gobierno de
Gorbachov hizo hasta lo imposible por traer de regreso sus cenizas a Moscú pero
la viuda fue inflexible.
Andrei Tarkovski vive su sueño eterno en París.
If one innocently applies an insufficient amount of sealer on a very porous concrete material, the said material may not
ResponderEliminarbe effective at all. Also, keep in mind that the ingredients for the mix
should be bought from a home improvement store to insure quality.
It is advantageous for the customer to compare the prices for an additional dumpster rental from the normal waste removal company against an offer
made by a collector that will place a dumpster for a one-time pickup.