Con una de las frases más pretenciosas que tengamos
conocimiento un afamado profesor universitario empezó una conferencia sobre el
cine en Cúcuta diciendo que “Esta es una de las conferencias mas metafísicas
que le había tocado dictar” El público, constituido en su mayoría por
estudiantes de colegio que fueron obligados a ir, porque igual es mejorestar en
el sofocante ambiente de una biblioteca que fumando marihuana en el parque, no
entendía muy bien que era lo que trataba de decir ese viejito quien está
convencido que el cine es un invento argentino y que Eliseo Subielo viene
siendo como George Melies.
Seguramente esos jovencitos considerarán para el resto de
sus vidas que el cine debe ser una cosa muy complicada y aburrida. En vez de
estar dándoles conferencias a las dos de la tarde y con personajes que usan la
jeringonza seudofilosófica para atrapar incautos y muchachas pendejas deberían
pasarles alguno de los trabajos audiovisuales que muchachos repletos de
ilusión, están haciendo en las calles de San José de Guasimales.
Uno de esos pioneros que están formando un ambiente
audiovisual en la ciudad es Javier Sguerra.
A diferencia de otros artistas cucuteños Javier no sabe que lo es. Por eso es que debe ser que
es de los pocos en el valle que no la montan de loco. Él va por ahí con su paso
silencioso, a veces acompañado por su hijo que más bien parece un hermano menor
o un discípulo. Lo cité en la universidad muy temprano, a eso de las nueve de
la mañana. Llegó fresco, sin guayabo a pesar de que era sábado.
Ante unas cincuenta personas presentó Cállate y escucha su corto ganador en el 2011 del INI regional. Lo había
visto en su estreno en la Biblioteca Pública, a principios de abril. Debo confesar
que las pésimas condiciones en las que se pasaron los dos cortos ganadores
impidió que pudiera disfrutar de esta peliculita sincera, honesta, hermosa.
En cada uno de los planos que la conforman, Cállate y escucha devela la mirada de su
director. Sguerra no se vale de esa verborrea tan común en los cortometrajes de
los principiantes, ni quiso posar de artista atormentado o cayó en la trampa de
los tarantinianos de mostrar masacres, marihuana y malas palabras. No, Javier
como si fuera un veterano mostró en su ópera prima un maravilloso manejo del
mensaje audiovisual.
El reto de que su historia girara en torno a una sordomuda lo
supo resolver muy bien desde la construcción del guión. Economizó hasta donde
mas pudo el diálogo. Sus personajes no caen en las patéticas frases
grandilocuentas de la cual están llenas las primeras obras de los directores
colombianos y solamente se limitó a mostrar. Para los que aspiramos a la
sencillez Cállate y escucha fue toda
una lección de cómo es que se debe hacer.
Para esto, señores, se necesita inteligencia. En vez de
llenar su corto con palabras Javier le apuesta al sonido, a la gran Sinfonía de
la ciudad. El rugido de los motores de los carros, la música de las busetas, el
murmullo de los estudiantes en la ciudad, el viento estallándose en las ramas
de los árboles, el nombre de Ana en boca de la protagonista, nosotros
escuchamos lo que ella no puede oír.
Cállate y escucha confirma lo que ya se puede bautizar como El
cine cucuteño. Todo comenzó a finales del 2010 con la quijotada de La pisina y se ha confirmado con El rostro de Alipio y sobre todo con la
producción de Javier Esguerra que me animo a decir es de lo mejor que se ha
hecho jamás en este miserable valle. Lamentablemente estas peliculitas (a
excepción de la Pisina) no han tenido la distribución que se merecen. Acá la
cosa no solo consiste en crear nuestro cine sino que también hay que mostrarlo.
Para eso tenemos que acosar a las autoridades, exigirles que queremos ver
nuestro reflejo en el espejo.
A principios de mes supimos la buena nueva, en un hecho sin
precedentes en nuestra incipiente cinematografía el corto de Javier Sguerra ha sido
seleccionado para concursar en el Festival de cine de Bogotá, una demostración
más de que las cosas se pueden hacer sobre todo cuando no se tienen ínfulas y
el trabajo parte de una necesidad real de contar una historia. Tenemos que
abordar nuestras historias y dejar de lado de una buena vez las poses de
artista. Si abrimos la boca es porque necesitamos contar, sino tenemos esa necesidad es mejor quedarse callado y escuchar
o mejor ver a un artista verdadero crear. Ojalá se le permita a Javier Sguerra continuar
consolidando lo que promete ser una magnífica filmografía.
Muy bien por esos trabajos de la cinematografía local y felicitaciones a Javier por su pelicula. Esperamos que las autoridades municipales y departamentales apoyen estas iniciativas dando su aporte económico a estos artistas y agremiaciones que quieren hacer arte en la ciudad y el departamento.
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