El pasado jueves después del estreno exclusivo para la
prensa el silencio se instaló en la sala. No hubo ni siquiera un amago de
aplauso o un mormullo. Los exigentes críticos colombianos salieron preocupados ¿Qué
iba a pasar con nuestra imagen en el exterior? Según ellos proyectos como El cartel de los sapos o Escobar el patrón del mal son los
responsables de que identifiquen a este país lleno de gente buena como un
fortín cocalero, un muladar donde la sangre corre por las calles, donde todas
las mujeres tienen precio.
No sé qué esperaban los críticos, la verdad. ¿No se habían
enterado que había un libro donde Andrés López había develado los puñales en la
espalda que se clavaron unos a otros los integrantes del cartel del norte del
valle? ¿No sabían que en el 2008 se hizo una primera adaptación de esta
confesión? Llegaron a sus casas, sacaron los portátiles y comenzaron a
destrozar el filme.
A mi juicio el problema que tiene El cartel de los sapos fue la desafortunada decisión de ponerla en
carrera como representante de Colombia
para ser nominada en los Oscar como mejor película extranjera. Esta
absurda decisión devela un completo desconocimiento de cuáles son los criterios
que manejan los ancianos que designan los premios. El desprecio hacia cualquier
filme de acción es inmediato. Sobre todo cuando se escoge el Oscar a mejor
producción extranjera. Para ellos el resto del mundo es el encargado de
devolverle al cine el arte que sistemáticamente es mutilado en Hollywood,
transformando un arte en mercadeo puro.
La academia se va a morir de vieja y nuestros críticos
también. El cartel de los sapos debe
ser celebrada como nuestra gran película de acción. Todos los intentos de los
hermanos Orozco de Carlos Duplat con Amar
y vivir dieron sus frutos en esta gran producción de Carlos Moreno.
Vi la serie por la televisión argentina. La comencé a ver
con todo el escepticismo y la rabia que me despertaban las narco series. No
sabía que habían muchas diferencias entre la imagen que daban los paracos de
RCN y la debida investigación y reconstrucción de los hechos a las que sometía
sus producciones Caracol. Cada capítulos me atrapaba y tenía que correr al
subte después del trabajo para llegar a las nueve de la noche a la casa y seguir
la electrizante trama.
Temía que al comprimir la historia a dos horas la narración
se fuera a resentir. Nada de esto sucedió. Los tres guionistas decidieron
adaptar sin demasiadas arandelas el libro de Andrés López, sin abusar demasiado
de la voz en off y logrando que la trama vaya en un constante crescendo. Las dudas
que tenías al principio se disipan después de la media hora cuando ya el
realizador nos tiene de rodillas ante la historia que está contando.
Nunca creí que esto lo iba a decir, pero Manolo Cardona y
sobre todo Diego Cadavid consiguen por fin unas actuaciones decentes. Me
sorprendió Juanita Acosta, hay momentos en que incluso uno alcanza a enamorarse
del personaje. El problema reside en los papeles secundarios. Es un desperdicio
ver a Waldo Urrego deambulando por ahí como un fantasma como sucede con el
infravalorado Juan Pablo Rada que en la serie demostró todo su talento.
El guión tiene algunas ideas originales, geniales. La del
enano en la caja es hilarante y a la vez aterradora por la balacera que viene
después. Algunas escenas de transición consiguen algo que dentro del género de
acción puede funcionar bastante bien y hablo de la poesía. Poesía es el brillo
del agua de la piscina en el cuarto de fresita, el marrano del cabo destripado
en un cuarto pestilente, el sol saliendo en la capital de los aztecas.
Detrás de la película está un gran director. El cartel de los sapos no es un proyecto
en el cual Carlos Moreno pueda desplegar todos sus intereses, sus angustias
existenciales o los homenajes que quiera hacerle a sus maestros. Pero en cada
una de las escenas se nota el talento que alcanzamos a percibir en la excelente
Perro come perro. Dentro de poco
podremos ver algo mas personal de este interesantísimo y joven director
colombiano.
Vayan al cine, llénense de crispeta y sorpréndanse. No sean
tercos. Este es un país de narcotraficantes y bandidos ¿Sobre qué quiere que
hablemos? Poco a poco se va haciendo un género de gangsters bastante digno.
Victor Gaviria ya había dado el punta pie inicial con la subestimada Sumas y restas, ahora y con más billete,
Carlos Moreno nos cuenta lo que pasó en el otro cartel. Lo que sorprende es que
no sabíamos nada…. Estábamos demasiado felices como para escuchar malas
noticias.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLa pelicula tiene su trama aunque comparada al lado de la serie es super resumida perobueno... creo que narra lo esencial de la vida de los traquetos en nuestro pais, es interesante cuando se plantea desmontar el narcotráfico en colombia y pepe dice no nos hagan esto yo no he estudiado jajajajajajaja el dinero facil que llaman evito que estas bellezas quizas hubiesen sido ingenieros químicos titulados y no empiricos. la escena de la explosión del carro de policia mexicano tal ves justifique la inversión del filme. basta verla para juzgarla buena pero no tanto, para la gente común colombiana sumergida en esta asquerosa idiosincracia del traquetismo debió ser la locura.
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