Levántate, escucha la misma puta canción, encuentra en ella la motivación que buscas y trabaja sin parar, teclea hasta que te sangren los dedos. Cuando la canción se acabe vuelvela a poner, siente como entra en ti, como te conviertes en esa canción.
Entonces sales por fin del cuarto y tomas el arma de Papá. Ve a la esquina allí siempre hay taxis, dile al chofer que te lleve al centro de la ciudad. Por la ventana el río de gente fluye incesante, ponte los lentes analiza los trajes, escoge a la mujer. Cuando la veas detén el taxi, abordala, invitala a dar un paseo, saca del bolsillo todos los billetes que tengas, dile que quieres ver sus piernas, si tienes buen gusto la mujer se ofenderá y te dará una cachetada. Que el golpe no te intimide, cuando te sientas un cobarde llevate la mano a la cintura y siente el frío del metal. Agarra a la mujer, atraela hasta ti, sofocala en un abrazo, hay mucha gente, todos gritan, oprime el gatillo, nadie escuchará el disparo. La verás caer despacio, como una hoja seca, corre con lo que te quede de ánimo al taxi, el chófer al ver tu palidez habrá entendido lo que sucedió, regresa a la casa, encierrate, date un baño caliente escuha por enésima vez la misma canción, escúchala hasta que se te parta la cabeza. Entonces ya no sentirás dolor.
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