Son una pareja de recién casados que se van a vivir al Edificio Dakota frente al Central Park de Nueva York. A pesar de que rumores sobre brujería y sacrificios humanos han caído sobre la centenaria edificación los Woodhouse están felices. El apartamento es amplio aunque eso si, un poco sombrío. Pero el amor de ellos seguro que limpiará el ambiente de malas energías. Ella, Rosemary es una tierna y acomedida esposa. Alguien completamente dulce y sumiso cuya única aspiración en la vida es llegar A formar un hogar ejemplar. El problema es Guy, un actor de pacotilla cuyo máximo logro es haber protagonizado un comercial de Yamaha. Como la mayoría de actores su ego le imposibilita amar a otra persona. Al lado un matrimonio de ancianos. Ella una insoportable hurraca parlanchina y pintarejeada. El anciano, Roman, tiene un lado oscuro y magnético que sin duda atrae a un tipo sin escrúpulos como Guy. Rosemary empieza a ver con preocupación como su marido prefiere mas la compañía de el viejo a la de ella. Comienzan a aparecer los celos, la desconfianza. Guy le propone tener un hijo. Al matrimonio hay que asegurarlo de entrada, garantizarle un lazo duradero y lo mejor para eso es procrear. Así que el prepara una velada romántica y le pide ayuda a sus vecinos. La anciana puede tener una voz estridente pero vaya si sabe cocinar. Por eso que mejor que cerrar la velada con un delicioso postre, y nada como El mousse de chocolate de la vieja. Rosemary, como mujer enamorada que es, no quiere que nadie interfiera en su relación por eso se come el postre de mala gana y después de ingerirlo se siente un poco mareada. Guy la acuesta, la desviste, disfruta un poco de necrofilia. La joven tiene sueños raros mientras su marido abusa de ella. Sueña con un barco, con vientos huracanados del Este con que ella está acostada sin ropa en un altar y al rededor suya una docena de ancianos desnudos miran su cuerpo fijamente. De entre las sombras aparece un animal gigante que en algo se parece a Guy la posee con furia y ella, pletórica de deseo mira a los ojos de fuego de su esposo. Al otro día no recuerda nada, nota que su cuerpo está arañado y Guy se disculpa. A veces es bueno disfrutar del placer que otorgan los muertos.
Entonces, las sombras que se marcaron levemente al principio empiezan a caer sobre ellos cuando Rosemary se entera que ha quedado embarazada. Sin embargo no podemos creer que pueda ser una historia de terror. Desde los créditos sabemos que afuera está Nueva York y el demonio y sus fantasmas no pueden pasar de Ellis Island. Lo que ignora ese público ingenuo de 1967 es que Polansky conoce otras entradas y ha logrado meter en la Gran Manzana a Belcebú. Con suma sutileza el genial director polaco va creando una atmósfera que sumirá en una profunda confusión al espectador ¿Una mujer embarazada puede llegar a ser tan paranoica como para creer que un par de ancianitos amables ayudados por su abnegado esposo están planeando quitarle el hijo para sacrificarlo en una misa negra?. A diferencia de Ira Levin ( Autor de La semilla del diablo, libro en el que se basó la película) Polansky logra meternos en esa encrucijada, la de pensar si Rosemary se inventa todo o si es verdad que existe un complot. Aún viendo que Roman Castavetes es hijo de Adrian Marcato, un temble brujo que fue linchado por una multitud en las afueras del edificio y que su misión ha sido usar el cuerpo de Rosemary para sembrar allí la semilla del maligno, uno no puede dejar de sentir ante esos apóstoles una cierta simpatía por el diablo.
Tuvo que aparecer una película como El bebé de Rosemary, dirigida por un gran director como Roman Polansky para que el género de terror haya tenido cierta "respetabilidad" dentro de los aburridos y estériles círculos intelectualoides de la época. Sin ella películas como El exorcista, El resplandor o el Drácula de Coppola no hubieran podido existir. Redifinió y le dio al género una hondura sicológica que hasta el momento no tenía.
Pero Polansky mas que un cineasta de género es un autor. El maltrato que sufre Rosemary en los momentos previos al parto evocan el sufrimiento que tuvo su embarazada madre Bela al morir en un campo de concentración Nazi. Al brujo y emisario del demonio le da su nombre y luego en un extraño homenaje a Cassavetes (Con el que libró una constante batalla durante el rodaje y a quien nunca le dio mérito como director de cine) le dio el apellido de Castavetes y además vuelve a crear un personaje femenino absolutamente convincente como hizo con Catherine Deneuve en Repulsión.
Un año después del estreno de la película el múltiple asesinato ocurrido en su mansión de Cielo Drive donde es acuchillada de ocho meses su esposa Sharon Tate fue tomado por la prensa, siempre amarillista, como una retaliación de una secta satánica que presuntamente estaba furiosa con el director por haber develado secretos de sus ritos y costumbres. En 1970 descubren que el asesinato fue perpetrado por los discipulos del temible hippie Charlie Manson, suceso que en vez de limpiar la imagen del director la terminó de llenar de morbo. En 1980, otro hippie, John Lennon es acribillado en la entrada del Edifico Dakota donde presuntamente Adrian Marcato fue destrozado por una multitutd enardecida en 1897. Estos sucesos han suscitado el rumor de que El bebé de Rosemary es una película maldita. No lo se si lo sea así. De lo que si estoy seguro es que a cuarenta y tres años de su estreno no ha envejecido un ápice convirtiéndose en una de las obras más importantes que haya dado el incomprendido y subvalorado arte satánico.
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