1 de octubre de 2010

LAS HOJAS QUE CAYERON EN OTOÑO NO VOLVERAN CON LA PRIMAVERA

Tengo un amigo que está pasando una depresión terrible en Italia, es viernes y está solo. Mañana tiene que entregar un informe para su doctorado, problemas de la gente grande. La mujer se le fue con un músico a Barcelona, ¿Han visto lo que son los músicos? No dejan nada vivo y el man se levantó una vieja que justo vive en Barcelona. El lunes se tendrá que levantar muy temprano y tomará un colectivo que lo lleve hasta allá. Seguro después de coger con su nueva amante empezará a tener la necesidad de buscarla para seguir torturándose. Desde la distancia le aconsejo
-Francesco no sea marica, deje las cosas así como están, evite la ciudad donde ella está, vayase para Florencia guevón, no que le gustaba tanto la figura del condotierro.
Pero Francesco como buen piemontés es terco y perezoso y le da grima contradecir al instinto. Me dice que está solo y que es viernes y que lo mejor es salir y buscar una cerveza negra muy fuerte que hacen los monjes de la esquina.
Acá el invierno resiste a los embates de la primavera. La casa se llena de un frío de escarcha. Son las 7 y 30 de la noche y no anochece, yo tengo que ponerme una chaqueta y de tanto en tanto soplo los dedos para que no se congelen. No pienso salir, me lavo las heridas con Chet Baker y Cream, extraña combinación pero efectiva. Muchos me hablan por el chat informándome de las fiestas que harán hoy y mañana. Ya yo soy obsoleto, no entiendo mucho de D.J’s y admiro profundamente a esa gente de mi edad que supo dar el salto generacional. Mis hijos me verán con el mismo desprecio que veo a mis tíos sepultados en el inmundo recuerdo de Javier Solis. La madurez es la perdida de energía y de la capacidad de sorprenderme. Ya casi no veo fútbol y cada vez son menos las cosas que me gustan. Eso si tengo algunos gustos afincados que se apoderaron de mi cuerpo, uno de ellos es la cerveza y el maní. No me importa si estoy solo o si estoy deprimido, abro la conversación por chat con el gran Francesco, que me diga como va a ser su itinerario. Me dice que le chupan un guebo las ruinas romanas que el lo único que se quiere sacar “Es el recuerdo de el cuerpo de Laura” Quien te ha visto amigo y quien te ve, después de todas esas rumbas irresponsables que hicimos en el apartamento de la Universidad y ahora viene hablando de depresiones, de suicidios de esas cosas que uno intentó dejar atrás. ¿La vejez es esto men?, Acaso la vejez es el desprecio de una mujer.
Me cuenta que la cerveza está particularmente fuerte. Se la toma caliente como una sopa. Por esta época del año el calor comienza a amainar. Ya las primaveras se acabaron ahora es frío o calor extremos. Tiene los billetes exactos para llegar, necesita echarse ese polvo, será como llegar al Jordan y encontrar al Bautista, con un poco de tu agua habré de purificarme. Ojalá el dolor se fuera así de fácil, tomando un bus y perderse en las ramblas paralelas. Esas vuelven le digo, son renevantes, vistes, vampirezas que no descansan ni en la tumba. Debes cerrar los ojos y maldecirla Francesco, cada vez que el recuerdo te asalte maldígalas, solo así podrán ceder el dominio que ejerce sobre tu cuerpo. Igual hoy no se va a matar pero esa cerveza de los monjes parece que le ha caído mal al estómago por que me ha dejado hablando solo.
Solo estoy y tranquilo y para terminar de relajarme pongo el infatigable Tattou You. La misma música me decía mi ex “Y las mismas películas un viernes” Uno lucha mucho en la vida para ganarse una rutina que por cierto no tiene nada de malo. Yo hace rato que no leo un libro nuevo, me la paso releyendo y volviendo a ver todas esas películas que me gustaban de joven. Pero es que que se creen? Que viendo tan solo una vez una película ya la tienes apresada? Lo mismo con los libros…están todos locos o que?
Son tiempos crueles, todo se mueve muy rápido, cambia constantemente. Yo creí que solo pasaba en el fútbol eso de la velocidad pero no es así. Todos en trenes de una lado para el otro como si Dios jugara con nosotros a la papa caliente. La famosa rueda de la fortuna de la que tanto hablaba Ignatius Really se ha disparado y no hay números ganadores señoras y señores. Acá la casa siempre gana.
Franco permanece en silencio, esa cerveza tiene casi ocho grados de alcohol. Tengo un amigo que me la traía de Amberes, que cosa brava que es y te golpea duro si estás deprimido. El dolor purifica le digo a una amiga pero ella me dice con sabiduría “Yo para que quiero purificarme” Todavía pretendo la santidad. No en vano estudié toda mi vida con curas y los autores que amo son católicos fervientes. “Mi odio a la ciencia y mi desprecio a la tecnología me acabarán conduciendo a esta absurda creencia en Dios” Decía el sabio Buñuel en su Último Suspiro. Estos autopistas de hierro por donde ahora transitamos me hacen añorar los caminos polvorientos que nunca conocí, donde un viaje podía durar cuatro días y tenías tiempo de hablar con la persona que estaba a tu lado, era eso o morir del aburrimiento y del mareo. La vida era mas corta, es cierto pero los días eran mas largos y la cerveza mas fuerte y los hombres mas nobles.
Como pocas veces en la vida he renunciado a la acción. En la tarde cuando aparece el sol me acuesto en el patio y puedo ver a las aves de presa haciendo un círculo en el cielo, deben intuir que la autopista de plata dentro de poco pasará por acá destruyendo mi hogar, que esté blues que languidece pronto dejará de escucharse. Las hojas que cayeron en otoño no volverán con la primavera.

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