El Hay festival está diseñado para que las señoras bien disfruten de un momento de esparcimiento. No importa como se llame el autor, si Diego Luna, Bob Geldorff o John Leguizamo, no se sabe bien porque se llama festival literario pero hay que estar allí. Se hacen largas filas en torno al Getsemaní ancianas emperifolladas agarradas de la mano de sus nietos, siempre proclives a la literatura y la alta gerencia, atestan el auditorio para aprender de la mano de un actor o de una estrella de Rock como es el mundo literario al que ellos siempre aspirarán.
Todos los festivales son detestables, pero lo es más uno donde se leen en voz alta poemas escritos en lenguas desconocidas. Todos los festivales son insoportables pero uno donde el plato fuerte sea Carlos Fuentes lo es más. Este adefesio del boom, aspirante a político entretiene a las abuelas Lemaitre de Cartagena con su discursos a favor de la despenalización de la droga, sobre la situación de Chiapas, sobre la contaminación, habla de todo menos de la literatura, esa vieja enemiga que el se ha encargado de apuñalear una y otra vez.
Los corresponsales afirman que Cartagena está de fiesta, que poco a poco se perfila como la Atenas del Caribe, mientras que en el barrio Mandela diez niños esta mañana murieron ahogados entre su propia mierda. Las aguas cloacales y las ratas son limpiadas en los alrededores del Getsemaní y la ciudad amurallada, no vaya a ser que una de las Santodomingo pise mierda en un día de sol, el sol que todo lo seca y lo pudre. El sol que destruyó al pirata Morgan.
Como piratas están allá todos los que no se leen un libro en el año y vienen a beber alguito de cultura de la mano de Diego Luna y John Leguizamo. Obtener las gotas de sabiduría necesarias para empezar el año bien, con la conciencia tranquila. Abrir la oficina en la bolsa de valores de Bogotá y ser un profesional a carta cabal, un tipo que sabe de todo, incluso de libros, los inapreciables libros, los desconocidos libros.
Cartagena, una de las ciudades con más actividad cultural del Caribe, posee unos índices de analfabetismo solo comparables a las ciudades de la edad media. En la mayoría de sus barrios la pobreza y la ignorancia cabalgan de la mano ante los ojos cómplices de las autoridades locales. En la ciudad amurallada se refugian todas esas abuelas que cansadas del frío van a pintar naturalezas muertas desde los balcones donde alguna vez Marlon Brando, Franco Nero y Francis Drake desvirgaron negras. Para ellas están hechos los festivales de música y los literarios que se realizan en esta ciudad. Para el mortecino pueblo estas “Rarezas” están prohibidas. Cartagena sigue siendo una ciudad tomada, una meta-ciudad es la que se esconde detrás de Boca Grande y sus traquetoides construcciones, detrás del Hotel Caribe y toda su cultura, se esconde la verdadera historia de las ciudades colombianas desmembradas por el hambre y la más salvaje de las violencias.
Que se haga alarde en los noticieros, en los periódicos y en los blogs literarios del Hay Festival no es más que cinismo, puro y físico sadismo. Vean nada más quienes entran a estos espacios donde un estúpido que fue actor de reparto en una película de Kevin Costner puede estar habilitado para leer una proclama. Estupidez pura, crueldad exacerbada , ignorancia supina. ¿Por qué hay Festival?
A que festival recomendaría ir?...
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