Los mutantes ganaron. Tienen a su líder sentado en el sillón
presidencial. Nunca los discriminé, al contrario, siempre los he envidiado.
Mientras ellos pretenden ser normales yo aspiro a ser único. Sin embargo es
extraño ser gobernado por uno de ellos.
Dicen que la mutación de Santos es bastante inusual. A diferencia
de los poderosos Magneto o Azazel, la capacidad de Juan Manuel es la de
adaptarse al medio para poder sobrevivir. No dispara rayos, ni mucho menos lee
el pensamiento, tan solo adopta la personalidad que necesite el momento para
quedar bien con el que le convenga.
En la historia de la humanidad tan solo habíamos visto un
caso, el de Zelig. Son hombres de actitudes y decisiones complejas. Quimicamente
inescrutables, incomprensibles. Se que
sonará un poco racista pero creo que Juan Manuel funcionaría muy bien en un país
de mutantes. Acá su naturaleza lo traiciona todo el tiempo y no es bueno para
Colombia.
Hace cinco años fue el hombre que impulsó desde su
ministerio de defensa y en vista de los pobres resultados que tenía la
seguridad democrática, la medida de agarrar a jóvenes desempleados, ofrecerles
una ocupación lejos de las ciudades, bajarlos en cualquier descampado,
vestirlos de guerrilleros y rociarlos con balas. Los resultados de la seguridad
democrática siempre se midieron con muertos. Un lustro después el mutante
adoptó la forma de un presidente que piensa en las víctimas y desprecia a los
victimarios. Hoy en día sus genes le indican que la piedra angular de la paz es
la reparación total y justa de todos los que han sufrido la tragedia de la
guerra.
Durante su infame ministerio el mutante le declaraba la
guerra a Chávez y a todos sus lacayos de la UNASUR, hoy siendo presidente no
solo no le declaró la guerra a Venezuela sino que lo bautizó como su mejor
amigo.
En su afán desmedido de pasar a la historia impulsó una ley
que en teoría sería una reforma a la justicia pero que en realidad lo que pretendía
era tumbar lo único que nos convertía en un país civilizado, la constitución
del 91. Al ver que la opinión pública rechazaba indignada esta apología a la
impunidad, el presidente mutante adoptó la piel del que nada sabe y salió a
hablarle al país en cadena nacional a decir que echaba para atrás la ley. Le arranca
la cabeza a su ministro de defensa y echa al agua a los malditos congresistas
con los que consensó la reforma.
Juan Manuel Santos con lo único que es consecuente es que
con su naturaleza de mutante. En la reciente cumbre ambiental de Río el presidente afirmó que
se doblará el área del parque nacional de Chiribiquete de 1.5 a 3 millones de
hectáreas , es un paso importante para frenar la tala y la potrerización que
avanzan desde Caquetá hacia la Amazonia. A los pocos minutos su mutación volvía
a jugarle una mala pasada, Santos anunciaba que había declarado como áreas
estratégicas mineras 17.6 millones de hectáreas que van del Vichada al Amazonas
(Y un trozo del Chocó) para garantizar la minería.
Antes de morir el sociólogo Sixto Quintero me dijo algo que en
su momento me pareció absurdo pero que hoy, tres meses después de su muerte me
doy cuenta que es cierto “Uribe era mejor, uno sabía a que atenerse, era humano….con
un mutante vas a ver que es diferente”. Ya no sabemos que pensar, me da miedo
que un día amanezca convertido en un pirómano y queme el palacio de Nariño.
Según el Médico persa Ennel Espejo
Nohainadie en su libro “Aberraciones Mutantistas” Dice que la mayoría de los
mutantes que presentan la morfología de Santos “tienden irremediablemente a la
destrucción”.
Esperemos que el medicamento que toma, el Mutanol, siga controlando
su naturaleza y al menos mientras permanezca en su condición de presidente,
logre refrenar su naturaleza y pueda ser consecuente con este país que no se
acostumbra a ser gobernado por un mutante desesperado por pasar a la historia.
viejo sixto fallexio...no sabia...?????
ResponderEliminarviejo sixto fallexio...no sabia...?????
ResponderEliminarAl menos eso dice el...
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