Como odiamos ese muro. Pensar que detrás hay un bosque ¿Por
qué diablos los curas no deciden tirarlo y crear una malla que permita ver los
árboles? Los curas muchas veces son diablos y ya de estética entienden poco. Los
vecinos tenemos que chocarnos cada día contra él, como si la vida misma, el
mundo no tuviera suficientes muros.
Una noche iba en un taxi y me encontré con una escena magnífica. Ahí estaban dos tipos
pintando una parte del muro. La técnica era bastante extraña para un man como
yo que no entiende nada de arte. Proyectaban en un video bean la imagen de tres
muchachos sentados sobre un sofá. Sobre ella dibujaban las figuras. Le dije al
taxista que parara, quería ver quien era el que pintaba y descubrí que era Luis
Miguel Brahim.
Hace un año, en un acto de completa irracionalidad y sobre
todo de grosería decidí escribir un artículo en contra de este notable artista
cucuteño. Estaba herido por un documental que había hecho y que a mi juicio el había
malentendido. Lucho me dijo las cosas en la cara, en un tono demasiado alto
para mi gusto pero yo como soy un cobarde inveterado me despedí de buena manera
y escondido en mi casa lo ridiculicé de mala manera.
Me pesó mucho no pensar antes de escribir. Hoy en día no
solo me avergüenzo de lo que escribí sino que también me sonrojo del
documental. No valía la pena atacar a un artista trabajador, honesto y
brillante por un trabajo tan magro como el que yo había hecho.
La vida da muchas vueltas y ahora justo al frente de mi casa
la mano de Lucho le da vida a un muro sobre el cual tantas veces escupimos. Me entero
en el diario local que no está cobrando un solo peso, como tantas cosas que ha
hecho. Demolición la obra que convoco
a decenas de artistas locales durante semanas fue objeto en estas páginas de la
critica mas malsana y destructiva. Por culpa de mi bocaza me perdí un momento
histórico en la ciudad.
Lucho trabaja sin importar como pegue el sol o lo insegura
que puede ser la media noche por los lados de ese muro. Ha hecho que el pintar
sea también un deporte de alto riesgo. Me llama la atención la poca difusión
que ha tenido su proyecto de intervención mural CUCUTArte, una empresa que
pretende lo imposible: hacer de cada muro de Cúcuta una obra de arte. Como es
de suponerse no hay un solo peso para hacer esto, Lucho no es cuota política de
nadie y eso dificulta la obtención de recursos. Tan solo tiene las ganas, la credibilidad
y el respeto de los artistas de la región.
El alcalde dice que es un amante del arte. Arte para el es un poco de adolescentes descordinadas vestidas de campesina
bailando bambuco. Lo invitamos a que abra un poco mas su despejada cabeza y
entienda que lo que necesitamos acá es darle entrada de una manera oficial a la
vanguardia en la ciudad. Hace más de una década Banksy en las calles de Londres transformó
para siempre el concepto de grafitti. Acá todavía son vistos como delincuentes.
Muchas veces los matamos. Que importante sería apoyar con plata, esa que tanta
despilfarran devolviendo favores políticos, una iniciativa como la que lidera
el maestro Luis Miguel Brahim.
Ojalá dentro de poco Cúcuta sea una ciudad para caminar. Hay
que contrarrestar el calor y el mal gusto regando con arte cada muro de esta
ciudad. No es tan difícil, ahí están los artistas, escúchenlos, sigan sus
órdenes.
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