La gira americana de los 1969 fue la mejor en la historia de
los Rolling Stones. El hecho de que Brian Jones descansara en el fondo de su
piscina hizo que tanto Jagger como Richards asumieran definitivamente el
control absoluto del grupo. Si bien se portaron como unos bastardos algo de
razón tenían. Jones creó el grupo, lo bautizó con la célebre frase de Muddy
Waters pero el man ya no tenía fuerza, se había convertido en una sombra triste
de si mismo. Tuvo que soportar que en Marruecos Richards se quedara con su
novia, Anita Pallenberg, aceptó que trajeran al niño prodigio de John Mayall,
Mick Taylor, que le dieran un cheque de 100 mil libras y un sueldo de 20 mil al
mes con tal de alejarse. El rubio y talentoso músico aceptó gustoso. Sin embargo
a las pocas semanas de su prematuro retiro pasó la tragedia.
Con la incorporación de Taylor al grupo comienza la mejor
época de los Stones. Un periodo que va desde 1969 y termina en 1974, justamente
con la salida del blusero. Estaban felices y como se perdieron Woostock
decidieron hacer uno propio que sirviera además como despedida de la gira, una
forma de agradecerle a sus incondicionales fans. Tenían presupuestado hacerlo
en el idílico Golden State Field, pero a pocas horas del concierto este permiso
les fue negado. Así que tuvieron que buscar de urgencia un lugar. Acá incurren
en el primer error, escoger un sitio desde todo punto inadecuado para realizar
un concierto. Es que el circuito de velocidad de Altamont era pequeño, muy
pequeño para albergar una multitud de 400 mil personas. Por los lados del
circuito se extendía como una serpiente metálica un cementerio de autos y
chatarra. Los organizadores eran los mismos de Woodstock, estaban confiados de
que todo iba a salir bien.
Al comienzo del día apareció una buena señal. Se registró un
parto entre una de las asistentes al festival. En total hubo cuatro partos y
cuatro muertes, algo que a algún aficionado a lo paranormal podría interesarle.
A la joven la sacaron en un helicóptero con su hijo sangrante en brazos.
Pero las malas vibraciones se dejaron sentir desde el
comienzo.
Jagger aconsejado por Jerry García de Greateful Dead pensó que
los más idóneos para controlar a un público enardecido no era la policía sino
los Ángeles del infierno la célebre
tribu urbana famosa por la adoración que sentían hacia sus Harley Davidson, la
delincuencia y la violencia extrema. Fue una combinación explosiva, eso de
poner a fascistas confesos a cuidar que cientos de miles de hippies no fueran a
devorar a sus ídolos. Se abrieron paso entre la multitud atropellando con sus
potentes motos. Cada uno llegó con una garrafa de ron. Tenían en la cabeza una
cantidad considerable de anfetaminas. No poseían armas de fuego pero si palos
de billar y navajas recién lustradas.
En el documental Gimme
Shelter de los hermanos Maysles y Charlotte Zwerin se puede ver como el ácido
adulterado y el vino barato hicieron mella en el sistema nervioso de los
asistentes. Los organizadores se preocupaban al ver como los muchachos se
revolcaban en el piso, como amenazaban con subirse al palco para ver y tocar y
si era posible violar a los artistas que tocarían esa jornada allí.
La celebración empezó con The Flying Burrito Brotherts desplegano su folk sicodélico. La masa
pareció apaciguarse. Aún era de día y por ahí pasó un coletazo del pregonado
amor y paz. Platillos de colores se elevaban sobre la multitud y lo único que
se arrojaban unos a otros eran burbujitas de jabón. El problema real empezó
cuando los Jefferson Airplane subieron
al escenario. El público los adoraba, la tribuna estaba casi a ras del piso. Los
jóvenes entusiastas alargaban los brazos con la esperanza de tocarlos. Los Angeles del infierno no se andaban por
las ramas, sin mediar palabra le dieron de lleno un golpetazo en la cara a una
chica. Cuando el cantante Marty Balin intentó defender a su seguidora el
pandillero le propinó un golpe que lo dejó inconsciente al instante. Grace
Slick la líder del grupo, en un notable estado de shock solo atinaba a pedir
calma. En las imágenes del documental podemos ver como los pandilleros hacen
caso omiso al pedido de la cantante y golpean salvajemente a un hippie con sus
intimidantes palos de billar.
Pero lo peor estaba aún por venir. Los Stones obsesionados
por que el documental saliera lo mejor posible retrasaron su show durante
cuatro horas. Las luces podían ayudar a crear una mejor imagen. Para ese
momento el público estaba completamente sacado y los Hells Angels atinaban a aplacarlos con bates y cuchillos. Empezaron
su concierto con Simpatía por el diablo y
tuvieron que pararla dos veces porque los nervios ascendían como un carrito de
supermercado en una montaña rusa. La rumorología, una ciencia tan popular
dentro del rock de los sesenta, ha dado por hecho que fue en esta canción donde
ocurrió el asesinato que filmaron los Maysles. Para los que han visto el
documental pueden constatar que fue en la tercera canción, en Under my Thumb cuando Meredith Hunter,
un chico negro de 18 años que había asistió con su novia blanca al festival
(Motivo más que suficiente para ser provocado por los pandilleros) fue vilmente
apuñalado por uno de los barbados y crueles guardianes. En el documental se ve
claramente como el hombre negro vestido de verde es apuñalado dos veces, una en
la oreja y en la otra en la espalda. Había sacado un arma para defenderse, el
resto de Angels corrieron presurosos
a tumbarlo y a coserlo a puñaladas.
Los Stones mientras ven las imágenes en la sala de montaje
no pueden evitar la vergüenza. El concierto siguió dos canciones más a pesar que
desde la tribuna habían visto el ataque. Uno de los organizadores le dijo en
secreto a Jagger que el último de los helicópteros estaba a punto de salir y
que lo mejor era huir lo más rápido de ahí. El helicóptero tenía sobrecupo y
casi que ni despega. Se salvaron de milagro de morir esta noche aplastados por
cuatrocientos mil fanáticos “Que solo querían tocarlos” o en un accidente
aéreo.
La que iba a ser según Mick Jagger “La noche más feliz del
invierno del 69” significó el fin de una época. Las imágenes finales de Gimme Shelter así lo comprueban. El triste
amanecer de ese día, los muchachos no solo estaban desmontando las carpas del
lugar para volver a casa sino para reincorporarse a la realidad. Están cabizbajos,
tristes. En el verano de ese mismo año una panda de Hippies había entrado a la
casa de Polansky en Cielo Drive y había asesinado a su esposa Sharon Tate, de
siete meses de embarazo y a siete de sus mas queridos amigos. Charles Manson,
el incipiente rebelde que quería ser cantante, que vivía en una comuna y
pregonaba el amor a la marihuana y a la paz era el salvaje líder del grupo.
Hunter Thompson lo describió de la mejor manera “Era una ola
retrocediendo” y así se ve en las imágenes finales que filmaron los Maysles, se
te hace un nudo en la garganta, no puedes reprimir la frustración. Estuvieron tan
cerca….pero lo echaron a perder.
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