Por el afiche esperaba lo peor. Un hombre negro llevando a
un blanco parapléjico en una silla de ruedas. Me imaginaba el drama lacrimógeno,
la moraleja palpitante. Nada de eso sucede. Al contrario si se te acabaron los
chistes contra los discapacitados acá vas a renovar el repertorio. De pronto la
película si puede que deje una enseñanza, ellos son iguales a nosotros los que
podemos caminar y no necesitan más de nuestro pesar y conmiseración. Lo ideal
es que hagamos bromas de frente con su condición.
Siempre es un riesgo contar la historia de un discapacitado.
En lo particular los detesto. Si estuviera postrado mataría a uno de esos
directores explotadores de la desgracia ajena. Este riesgo lo sortea con mucha
altura e inteligencia el tándem Olivier
Nakache, Eric Toledano de los cuales no sabemos absolutamente nada por estas
áridas tierras. Al parecer en todos estos años el cine francés ha vivido en el
ostracismo esperando reponer fuerzas, renovarse y esperar dentro de unos años
nuevas olas que hagan estremecer el panorama del cine mundial.
Por el momento este ansiado renacimiento parece distante o
al menos estoy seguro que Amigos
intocables no va a ser su piedra fundacional. Es una película a la cual se
le notan los hilos, uno sabe bien como fue cosida, un producto perfectamente
confeccionado para llegar al público. Eso si se debe resaltar el hecho de que
no ataque nuestro peor gusto sentimental, que sea una vuelta de tuerca bastante
efectiva y oportuna sobre cómo se debe mostrar a un discapacitado dentro de una
historia.
El humor está presente de una forma bastante inteligente. No
esperen grandes carcajadas. Es un humor que parte de la reflexión. Los chistes
no están puestos de una manera gratuita sino que forman parte de la historia.
Los directores están mostrando una París que se acerca más a la realidad, no se
cae en idealizaciones ni en postales viajeras. Así como están los barrios
aristócratas también está el suburbio donde uno alcanza a percibir la inequidad
social, la delincuencia, la drogadicción. Pero tampoco ahonda en ello porque lo
que importa acá es construir un par de personajes creíbles y esto es uno de los
grandes logros del filme.
Y es que tanto el carismático Omar Sy como el profundo
Francois Cluzet logran sendas interpretaciones. Ellos dos son los que sostienen
el peso narrativo de la película y los principales responsables de que sus
personajes mantengan la debida dignidad y respeto. Estos dos excluidos de la
sociedad se encuentran sin amaneramientos. Encontramos perfectamente lógico y
normal que a pesar de la diferencia de clase, origen y educación, el
cuadrapléjico millonario se sienta tan cerquita del inmigrante pobre.
Con Amigos intocables se
rompen todas las reglas que puede tener un éxito. Es que esta película francesa,
aparentemente sin pretensiones se ha convertido en la más taquillera de la
historia de su país. La trama es sencilla y corresponde a un tópico de
cualquier comedia. El aristócrata refinado conoce al hombre de suburbio,
ignorante y sencillo. Los dos comienzan a transformarse. En los créditos
iniciales aparece el subtítulo de que es una historia basada en la vida real,
esto ya nos condiciona porque se supone que esto puede resolver cualquier
grieta que pueda tener el guión, lo resolvemos diciendo “No pero eso es así…. La
vida a veces es así de absurda”.
Hace rato que no aparecía en cartelera una película con la
fórmula cada vez más difícil de que le guste a todo el mundo. El hecho de que los
franceses en masa hayan ido a los cines a verla habla de la buena salud que
puede tener este cine. Recuerden no más que en los noventa esperpentos como Los visitantes o Doberman hacían las delicias de este público que parecía sumido
irremediablemente en la mediocridad parece haber despertado.
No hace mucho tiempo los franceses sentían hacia su cine un
orgullo infinito. Con el retiro y la muerte de varios de los creadores de la
Nueva Ola se hizo evidente, como en la gran mayoría de las cinematografías, que
los grandes maestros no tenían recambio. Seguramente Amigos intocables no vaya a ser la piedra fundacional de un
movimiento pero si es un ejemplo claro de que para conseguir un éxito no
necesitas venderle el alma al diablo, tan solo necesitas saber contar una buena
historia.
Por el momento este ansiado renacimiento parece distante o al menos estoy seguro que Amigos intocables no va a ser su piedra fundacional. Es una película a la cual se le notan los hilos, uno sabe bien como fue cosida, un producto perfectamente confeccionado para llegar al público. Eso si se debe resaltar el hecho de que no ataque nuestro peor gusto sentimental, que sea una vuelta de tuerca bastante efectiva y oportuna sobre cómo se debe mostrar a un discapacitado dentro de una historia.
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