Mañana 4 de mayo comienza en Bogotá la marcha mundial de la
marihuana. Una marcha que se prolongará
hasta el 27 de este mes y recorrerá nueve ciudades colombianas en simultánea
con varias ciudades del mundo. No se trata de hacer una apología del consumo sino
de recuperar el respeto por los consumidores, y por una planta rica en
propiedades medicinales. Porque hay que acabar con la satanización de la
marihuana cuyo consumo, para empezar, no es un delito.
El delito es traficar
con ella. Y este es el inicio de una larga cadena de hipocresías que ha llevado
a las juventudes del mundo entero a ser perseguidas como delincuentes. ¿Por qué
no es delito el consumo y el tráfico si lo es? Porque el gobierno de los
Estados Unidos (que masificaron el consumo a escala planetaria a través del
ejemplo de la familia Kennedy y de la industria cinematográfica) crearon luego
la prohibición y con ella un negocio rentable que deja millones de dólares en
la banca norteamericana. De esos jugosos réditos saca el gobierno norteamericano
el dinero que le presta al gobierno colombiano para comprar armas y combatir el
tráfico de drogas. Nosotros nos quedamos con los muertos. Ellos se quedan con
la plata.
Todas las sociedades han consumido drogas desde tiempos
inmemoriales. No hay cultura que no haya experimentado con drogas que, por lo
general, son sagradas. Lo que pasa es que la marihuana es peligrosa para las
autoridades: abre las mentes, eleva el espíritu, relaja el cuerpo. Y lo que se
necesita son seres humanos que actúen como máquinas y no como ángeles
Fumar hierba no es malo. Lo que es malo es prohibirla para
que se formen organizaciones criminales que la trafican. ¿Por qué no existe el
cartel de la aspirina? Porque la aspirina es legal. Sin embargo, en Estados
Unidos mueren 25 mil personas al año por sobre dosis de aspirina. Hasta ahora
nadie ha muerto por fumar marihuana. ¿Cuántos mueren por el consumo de alcohol?
¿De cigarrillos? ¿De hamburguesas? Sí,
ya sé, la hamburguesa no es una droga, pero conozco muchos adictos a la comida
chatarra cuyo promedio de vida es bastante corto en comparación con el que fuma
hierba.
Fumar marihuana no debe ser un motivo especial de orgullo.
Pero tampoco de vergüenza. Toda mi generación la ha probado: en la Universidad,
en el trabajo, en las esquinas del barrio. Con las novias o los amigos. En las
fiestas y en los paseos. Y de todas las formas: en papel de Biblia, en varillo
corto, en varillo largo. Un amigo la fuma a través de una manzana y se le
dibuja en el rostro la expresión del hombre que está inventando una manera de
respirar por los ojos.
Yo he compartido muchas fumadas con amigos abogados,
periodistas, comerciantes, arquitectos, sociólogos, artistas y gente del
barrio. Con políticos no, porque se daña la traba. Y todos los fumadores que
conozco son gente respetable.
Mi madre usa la marihuana con fines medicinales. Sería bueno
que también la fumara: habría menos regaños, más carcajadas:
-¡Mijo, ármeme un varillo mientras le sirvo el almuerzo
Cine gorila...
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=w3d6PIvvMAk
http://www.youtube.com/watch?v=dcV3_H-iuHo
http://www.youtube.com/watch?v=EcwMTRJGaFY
http://www.youtube.com/watch?v=wUt3S_zKqS0
http://www.youtube.com/watch?v=3QQQAygGcdM
http://www.youtube.com/watch?v=DhTNP4lASus
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