Andrés Caicedo
inevitablemente se ha convertido en un mito; es como dice Alberto Fuguet una
especie de Santo Patrón de los Cine Clubistas, uno de esos muertos exquisitos,
el precursor en nuestra cultura de la máxima de Billy the Kid, vive rápido y
deja un cadáver hermoso. En este mes Tuvimos la posibilidad de hablar con
Rosario Caicedo, su hermana y compañera de vida y gran responsable de su
legado. Más que una entrevista esta fue la conversación que tuvimos sobre su
hermano vía Skype.
¿Hace cuánto vives en
Estados Unidos?
Salí de Colombia en 1972. El plan no era quedarme, tan sólo iba a estar
tres años-- y mira, ya llevo cuarenta años acá. Desde que tengo conciencia de
mi misma, me ha fascinado la palabra escrita, hablada, cantada…. Los libros,
los buenos libros me apasionan, me dan vida, y el buen cine, ni se diga. Soy de
las que siente la magia extraordinaria de entrarse a la pantalla.
¿Cómo era tu relación
con Andrés?
Con Andrés éramos muy cercanos. Yo le llevaba apenas 16
meses. Cuando yo vivía en Houston Andrés vino a visitarme por unos meses en 1973.
Se quedó mes y medio conmigo pues iba de paso hacia Los Ángeles donde pensaba venderle unos guiones a Roger Corman. Al final no fue exitoso con este plan tan
profundamente ingenuo. Su desilusión fue profunda y regreso a Colombia a
continuar escribiendo aun con más obsesión sobre cine… cerca de un año después en septiembre de 1974
regresó a los Estados Unidos y estuvo en el festival de cine de Nueva York
acompañado por su gran amigo Luis
Ospina. Para esa época yo ya vivía en New Haven, Connecticut, un bello pueblo
universitario cercano a Nueva York, y lo vi para el festival y después se quedó
unos días conmigo.
En una de esas visitas
cuando tú vivías en Houston, le hizo la famosa entrevista a Sergio Leone que
aparece en Ojo al cine. ¿Cómo hizo el contacto con el director italiano? ¿Qué
sabes de eso?
Imagínate que justo Le hace la entrevista a Leone mientras
estaba conmigo en Nueva Orleans. Habíamos ido por el fin de semana. Por
casualidad Leone estaba en la filmación de una película allí (Se trata de Mi nombre es ninguno de Tonino Valeri--
Leone oficiaba como productor) y Andrés no tenía ningún contacto alguno con él, pero
él solo consiguió la entrevista; sin
pena ni nada se acercó y el mismo pidió entrevistarlo. Y quiero hacer énfasis
de lo profundamente tímido que era Andrés, pero no cuando se trataba de algo
que tuviera que ver con el cine! Mientras estábamos en New Orleans yo lo
llevé la mañana siguiente a encontrarse con Leone al hotel donde el director y
el equipo de la película se encontraban alojados. Yo no lo podía creer, ahí
estaba Andrés, al lado de un importante director de cine. Me quedé aterrada de
que Leone le hubiera dado la entrevista. Yo creo que Andrés mostró saber tanto
sobre su obra que el realizador se quedó impresionado de su conocimiento
cinematográfico. Cuando Leone le concedió la entrevista, le advirtió que solo
estaría libre por unos veinte minutos y que allí charlarían. La charla se
extendió por un larguísimo tiempo. Todavía
recuerdo la cara de sorpresa de Leone ante cada pregunta de Andrés…al final se acercó
a mí, Leone, y me dice con gran picardía, entre español e italiano: “Dime por
favor, de donde salió este Bambino?
Mientras hablamos me
recomienda el libro sobre la historia del cine del crítico David Thompson.
Rosario dice que Thompson escribe sobre cine como lo hacía su hermano en el
sentido de que ambos abordan el cine como una experiencia única e individual… Recordamos no sin reírnos la mentira de Andrés sobre Diane Keaton y su relación
con Buster Keaton.Como Andrés escribió en algún momento y decía que eran padre
e hija…como le encantaba a Andrés divertirse escribiendo del cine como
fantasia, como una razón de vida.
¿Cómo era la Cali que le tocó vivir a Andrés?
Me fui de Cali
inmediatamente después de los Juegos Panamericanos . Si tu lees en Ojo al cine,
cuando el habla de la película de Luis Ospina, el te da toda una historia de lo
que fueron los Panamericanos. Y él escribió esa crítica en la primera revista
Ojo al cine en el 74. Te da una historia de lo que ocurrió. No solo una
historia, pero si uno lee el texto detenidamente, es como si él estuviera
entreviendo en lo que se convertiría la ciudad.
Cali es un sitio muy
interesante y complejo: es muy provincial pero al mismo tiempo muy
cosmopolita-- un fenómeno bastante interesante para que Andrés la pudiera
analizar y querer y odiar a su manera. La ciudad de ahora, creo yo, es profundamente
distinta. La cultura de la droga la cambió profundamente, pero continúa
exhibiendo muchas de esas características que moldearon la literatura de Andrés
en todo sentido. Andrés es un producto total de la Cali a la que siempre
regreso por muchos esfuerzos que hizo por alejarse de ella. En la época en que
Andrés vivió, Cali era una ciudad que estaba produciendo mucha cultura. Y continúa haciéndolo. Pero en esa época tan
interesante, estaban--- para mencionar a algunos artistas-- Luis Ospina y Carlos
Mayolo poniendo en práctica sus teorías sobre el montaje, estaba Ramiro
Arbeláez, estaba Ciudad Solar. Había algo muy parecido a un movimiento telúrico
producido por esa joven generación.Y Andrés encontró en todos ellos almas
hermanas. Como te dije anteriormente, mi hermano estableció una relación de amor y odio con la ciudad, para
él Cali era Calicalabozo; pero esa misma ambivalencia le dio la capacidad para poder armar vuelo en
otras formas.
Me imagino que una de
las razones por las cuales Andrés podía sentirse tan profundamente aislado culturalmente en un lugar como Cali era la imposibilidad de
conseguir discos o libros. ¿Te escribía mucho pidiéndote libros?
Bueno, el aislamiento cultural era no solo en Cali, era en
la gran mayor parte del mundo…estamos hablando de un momento histórico cuando
esta RED DIGITAL no nos estaba ahogando con quizas DEMASIADA información… en
esa época, Andres, fue capaz, como tantas otras personas, a ser propietario de
un profundo conocimiento cultural que es de verdad extraordinario…Lo que
produce el deseo, el hambre por querer saber sobre lo que uno DESEA saber… Pero
claro que Andrés me pedía libros y discos. Yo recuerdo claramente cuál fue el
primer disco que le mandé, fue Exile on Main Street. Le mandé muchos
discos de los Stones. Cuando él estuvo acá para el festival de cine de Nueva
York me visitó en New Haven,y lo llevé a
un almacén de discos que le fascino. Había de todo lo que él quería. Andrés habló inmediatamente con el dueño y a
pesar de su tartamudez y de que hablaba poco inglés le sacaron los discos
piratas que él pedía. El sello de los discos se llamaba Edición Pirata de
Calidad y a Andrés le pareció maravilloso el “juego de palabras” y se compró
varios.
Hablamos un rato del
destino de esos discos. Hay unos que han
aparecido otros que no, en días pasados le
regaló dos discos de Los Rolling Stones que ella todavía tenía, a Sandro Romero Rey,
“no fueron amigos en vida pero Sandro se
ha convertido en uno de sus mejores amigos después de muerto. No solo es un
amigo sino que es una autoridad en la
obra literaria de Andrés.”. Me habla de
la devoción que sentía Andrés por los Stones, todo lo que sabía. “Un día se
encontró en Bogotá, con Andrew Loog
Oldham, quien desde hace más de treinta años vive en Bogotá. Lo abordó en un
bus, cuadraron una cita y días después le
hizo una entrevista maravillosa. Si tú
te das cuenta, Andrés sabía muchísimo
sobre ellos. Lo sabía todo en una época donde el acceso a la información era
muy limitado. Era muy difícil saber que estaba pasando en todo el mundo. Las
noticias llegaban despaciosamente, a una velocidad casi poética…oh, como
olvidar esos maravillosos telegramas! La ansiedad por poder saber lo que
llegaría o no. Si tú no veías una
película en un determinado teatro no la podías ver. Así de sencillo y de triste
Al ser los menores de
la familia tu relación con Andrés siempre fue estrecha, vi una foto muy linda
de ustedes dos siendo muy pequeños. ¿Fue una relación cómplice? digo yo, para
una familia tradicional colombiana no es fácil aceptar que un hijo quiera ser
escritor y no sólo por la preocupación de que se vaya a morir de hambre sino
por lo que vayan a decir de él, son vidas licenciosas, etc. ¿Lo apoyaste en su
momento?
Siempre, siempre lo apoye. Andrés era mi hermano más cercano
a todos los niveles. Y mostro su extremada sensibilidad—la sensibilidad del
artista, desde pequeñísimo. Yo me di cuenta de que Andrés era diferente desde que tuve uso de razón. Era
un niño distinto. Profundamente sensible, observador, le encantaba leer, y
estaba fascinado por el cine desde muy chiquito. Lo que para mí lo hacía distinto de otros
niños era sobre todo las cosas que decía, la forma en la que pensaba. Siempre
lo vi como una persona con unos grandes atributos intelectuales y filosóficos. Tenía
una forma de interpretar la vida que era única. Alguien completamente por fuera
de los patrones tradicionales. Alguien muy brillante.
Como tú te expresaste en la pregunta, me atrevo a decir, que
son pocos los padres que desean que su
hijo o hija sea tan distinto o distinta a la mayoría. Andrés sin duda cuestiono
desde muy temprana edad cualquier tipo de autoridad, razón por la cual fue
expulsado de muchos colegios de Cali y terminó el bachillerato en el nocturno.
No quiso ir a la universidad a pesar de que se presentó a filosofía y letras,
pero dijo que el “desgraciadamente” pensaba que sabía más que todos los profesores Se refería
al conocimiento que él quería tener: cine, literatura. Entre más crecía se
separaba más, claro está, de los contornos tradicionales de la familia. Andrés
hizo todo lo que no se esperaba de él, lo que no se esperaba de un muchacho de
clase media alta. Hizo de su vida, creo yo, un ejemplo a la inconformidad con
el orden existencial establecido.
Encuentro en Ojo al cine un artículo que data de 1969 sobre el Bebé de
Rosemary publicado en el Magazín del Espectador. Andrés tenía 18 años, ¿Esas
cosas no se celebraban en la casa, no eran motivo de orgullo?
Había un gran sentido de orgullo, evidentemente. Mis papás
se empezaron a dar cuenta de que él era de una gran brillantez intelectual,
pero tenían mucho temor al pensar en el
futuro económico de Andrés: En pocas palabras: como se podría ganar la vida
siendo escritor? Aparte de eso tenía un
tipo de vida muy distinto al que ellos querían que él tuviera. Eran otros tiempos---las expectativas y comunicación
entre padres e hijos eran bastante distintas a las de hoy…Quiero hacer énfasis
en que mi papá después de la muerte de Andrés hizo valiente una labor
introspectiva acerca de su relación con
él. El cómo padre usó la tragedia de perder a un hijo para tratar de entenderlo
más, para ayudar a mantenerlo vivo. Es esa valentía de mi papa la que nunca
cesare de admirar. Un gran legado.
¿Tu papá es el responsable de que la mayoría
de los escritos póstumos de Andrés, no se hubieran perdido para siempre?
Así es. A él, a mi hermana mayor María Victoria y a Luis
Ospina y a Sandro y a Ramiro Arbeláez y a María Elvira Bonilla y a Alberto
Fuguet, lo mismo a Cristobal Pelaez y a Angela Rosa Giraldo se le deben mucho… y a muchos otros, como Andrés los llamaba, de sus
pocos buenos amigos. A sus fieles lectores.
Si no fuera por todos ellos muchos de sus escritos se hubieran perdido. Pero vale
la pena hacer énfasis en que Andrés era muy meticuloso con todo lo que
escribía. Él sabía desde muy pequeño, pienso yo, que no iba a vivir mucho
tiempo. Su disciplina como escritor era admirable.
Más que disciplina era
una obsesión.
Si, La obsesión, la misteriosa obsesión del
creyente, y uso esta palabra porque pienso que para Andrés el cine y la
escritura eran su religión. Es como si
él hubiera querido convertir a la gente: de allí su advertencia: OJO AL CINE!
--- como esos misioneros que se van por el mundo entero tratando de convertir a
los “no creyentes.”
Rosario vuelve a
hacerme una referencia sobre el libro de la historia del cine escrito por David
Thompson que está leyendo. Dice que el escritor hace un recuento histórico de
lo que es el cine, cuando este medio comenzó a convertirse en un fenómeno de masas,
cuándo un lenguaje universal fue inventado. Se puede usar la metáfora de
considerar el cine como una religión nueva,
una nueva forma de relacionarse con la vida. “Y Andrés veía así el cine. La cosa que más le
obsesionaba del nuevo medio era que él podía saber todo sobre el cine. Este
concepto lo repetía muchísimo. Era una
ventana mucho más pequeña de lo que podía ser la literatura. Y Andrés podía
caber por ahí. Pareciera como si Andrés quisiera vivir para
averiguar lo máximo que pudiera
sobre cine. Rosario me relata una
anécdota “ Sabía tanto de cine que
cuando él estaba en Houston con nosotros fuimos a un almacén, por alguna razón
fui con él y pasamos por el área donde se vendían las televisiones: estaban
pasando una película que se veía antigua
y Andrés vio una toma, una sola toma, y en tres segundos dijo, esta es la película La diligencia de John Ford!
Y yo, confieso, un poco incrédula le dije “Andrés, como puedes estar pan
seguro? y el, riéndose, me respondió que él estaba completamente seguro porque
simplemente lo sabía. Nos quedamos él y yo allí hasta que pasaran los créditos
finales. I evidentemente lo sabía. Como te dije anteriormente era un misionero
del cine.
Que tanto sientes que
ha influido la labor de sus pocos buenos amigos para la divulgación y
preservación de su obra.
Muchísimo. Andrés
tuvo y tiene los mejores amigos que una
persona pueda tener. Alberto Fuguet, el escritor chileno, refiriéndose
al documental de Luis Ospina Andrés Caicedo
unos pocos buenos amigos, escribe esto: “Hay amistades y perdidas que marcan y este
film modesto es una prueba, marca y nos hace sentir un poco triste de que no
todo el mundo puede tener la suerte de tener un amigo como Luis Ospina”. Las
personas que fueron y se han vuelto
amigas de Andrés se han dedicado a
promover su obra y a divulgarla. Y a quererlo.
Rosario se despide, ha
sido más de lo que podía esperar. Me quedo con la extraña sensación de haber
asistido a una sesión de espiritismo. En las dos horas que duró nuestra charla
sentí la presencia de Andrés Caicedo.
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