Entre las espesura del bosque se mueven imperceptibles los
minúsculos seres que lo habitan. Los niños tienen la mirada afilada y los ven
con más facilidad de lo que lo podemos hacer nosotros, algunos consumidores de
sustancias sicoactivas también los pueden ver pero su alterado testimonio no es
completamente fiable. Un científico está obsesionado con descubrir ese reino
escondido. Ha encontrado un par de vestigios, una sillita de montar pájaros
diminutas, un palito que parece una flecha. La obsesión que ha tenido con ese
mundo diminuto lo ha alejado del mundo y de su hija, MK, que ha venido
justamente a pasar unos días con él.
Si miras con detenimiento el bosque podrás ver que este se
mantiene en una batalla constante. La visita de MK a su padre coincide con la
temible ofensiva que prepara Mandrake, el amo del reino del mal y la erosión. Este
oscuro villano, que viste un asqueroso abrigo de piel de murciélago pretende
matar a la reina Tara y sin el poder de ella destruir en un solo día el hermoso
bosque que ha tardado siglos en construirse.
Por fin los estudios Blue Sky nos entregan un producto
digno, hermoso, lejos del amaneramiento insulso de las Eras de Hielo y demás
productos hechos a la medida de los acostumbrados valores familiares. Acá sus
guionistas apelan a la imaginación, a crear un mundo que todos desde muy chicos
pensamos que podía existir, el reino que se esconde detrás de cada hoja, del
verde y espeso follaje. Los hombres hoja, admirables guerreros, defienden con tesón
cada árbol, cada gota de agua que mantiene el equilibrio entre nosotros, porque
tal y como le dice la reina Tara a MK “La destrucción de nuestro mundo es la
destrucción del mundo de ustedes”.
A pesar del mensaje claramente ecologista Epic es de las mejores películas
animadas de los últimos tiempos. La tecnología ha permitido que cada uno de sus
personajes haya sido construido con una técnica que bordea la perfección. El magnífico
3D (Por fin!) te permite estar dentro de la película, contemplar de cerca los
pájaros que sirven de transporte a los hombres pájaros, ver la inmundicia en la
que viven Mandrake y su tenebroso reino, apreciar la belleza del bosque.
No me pregunten por la trama, ya es bien sabido que hay una
crisis en las historias. Nadie se arriesga y esta no es la excepción. Hay un
héroe que tiene la pericia de un Douglas Fairbanks y la soledad característica
de los guerreros interpretados por John Wayne, hay una princesa que necesita
ser defendida, un reino atacado, un vilano que quiere acabar con todo (Es una
lástima que el maldito doblaje nos haya privado del placer de escuchar la voz
de Cristhopher Waltz, nuestro villano favorito), una heroína que ha llegado a
salvar el reino casi que por accidente. A pesar de todos esos tópicos
manoseados hasta el hartazgo, a Epic la
convierte en una experiencia diferente la impresionante técnica con que le han
dado vida a este universo y su maravilloso 3D.
Está lejos de tener la poesía que encontramos en La princesa Mononoke, la que hasta ahora
es la obra maestra entre la animación ecologista, pero al menos gracias a Epic veremos el bosque de otra manera y
seguramente en un estado mental particular trataremos de identificar entre el
profundo verdor, los ágiles pasos de los hombres hoja.