30 de septiembre de 2010

LAS GALLINAS DE KIRILOV

Estaba ese viejo horrible que en las horas de ocio entraba al galpón y escogía al azar una gallina, la tomaba del pescuezo y se lo apretaba duro. Malherida la pobre gallina iba a nadar en una olla de agua hirviendo donde por unos segundos no más movía sus alas y emitía uno que otro cacareo. Yo sacaba la mejor de mis sonrisas porque era una época muy dura, alargando el último billete de diez pesos me tenía que alcanzar para una semana de almuerzos y yo no podía pasar un viernes sin beber, así que me iba para la casa del viejo a tomar vodka y desenguayabarme con caldo de gallina.
Al viejo le gustaba toda esa música de Julio Jaramillo que yo tanto detestaba. Si me hubieran conocido en otra ocasión, no llevaba esta cochambrosa piyama a rayas, no señor, hubo un tiempo en que yo me vestía de lino y tenía una oficina en el piso 22 con vista a la Plaza de Toros. Era una persona decente pero ya dice el viejo proverbio sufí: Todo pasa!. Las razones por las cuales tengo que estar escuchando las historias de este viejo sucio para beber unas cuantas copas de vodka en este nuevo viernes de mi desgracia son diversas y largas, yo creo que ustedes tienen que confiar en mi y aceptarme tal y como soy.
El viejo es medio sordo y cuando estaba borracho le da por poner el toca discos a todo volumen, me pide que me acerque a él para terminar de contarme una de esas historias de contrabandistas. Dice que una vez fue rico porque traía repuestos para carros usados por el Rio de La Plata y los vendía fácil porque hubo una época donde no existían tantos permisos ni estupideces de esas. No le pongo mucho cuidado, el aliento a ajo se me impregna en la camisa, trato de aguantar respiración pero a los veinte segundos es imposible. Yo aguantaba más cuando jugaba con mi hermana en el tanque aéreo de la casa, siempre podía aguantar 28 segundos, una vez incluso llegué a 32, pero el cigarro es el peor enemigo de tus pulmones. Si este viejo me hubiese conocido antes de usar esta piyama de rayas, si lograra ser lo suficientemente inteligente para darse cuenta no más por mi trato, por las palabras que digo de quien soy se sentiría honrado con callarse y ofrecerme esa botella de vodka que me obliga a compartir. Que ingenuidad la mía, cuando supe que se llamaba Kirialov y había nacido en San Petesburgo me alegré mucho, le empecé a hablar de literatura rusa pero el imbécil se fue muy joven de allí como a los cuatro años y empieza más bien a hablarme de lo que era este país “Y mira en lo que lo han convertido los bolivianos”. Me ofrece un trago pero cuando voy a tomarlo me lo quita porque el sigue con su perorata, dice que tiene un plan para matar a Evo Morales, que sobre las hojas de coca pondrá “Unos alacranes así de pequeños que hay en Entre Rios y cuando el indio ese se vaya a meter una hoja por la nariz lo morderá por dentro uno de esos alacrancitos y seguro le ofrecerá a Chávez una hoja de esas y a Correa porque esos comunistas tienen la costumbre de compartirlo todo hasta usarán el mismo papel para limpiarse el culo” Y el viejo suelta una carcajada y me da la copa y espera a que yo también me ría pero solo esbozo una sonrisa y me meto el trago en un feroz fondo blanco.
El viejo vive al lado de mi casa y tiene un taller de autos. En su tiempo libre suele alimentar a las gallinas que en las noches no dejan de cacarear. Dice que las cría para desestresarse. “No hay nada mejor para aliviar la tensión que apretar a uno de esos animales del cuello, dejarlas medio asfixiadas y luego meterlas en una olla de agua hirviendo, me gusta verlas morir así” Me dice que es un honor el que me hace que yo presencie ese espectáculo, “Con ninguno de estos hijos de puta podría compartir un momento así, lo hago con usted porque yo sé que así use todo el día esa horrenda y sucia pillama a rayas yo se que usted es un muchacho que vivió mejores épocas” y teniendo un ataque de falsa modestia agito la mano en el aire y me dispongo a contarle de los días en que un chofer me iba a esperar al conservatorio de música en un carro gigante, casi en una limusina y que muchos creían que podía llegar a ser tan grande como Glenn Gould, pero casi siempre se levanta y se mete al galpón y escoge al azar una de sus gallinas.
Vine por ella, me convenció que serían solo cuatro años pero después todo se fue a la mierda. Resultó que ya no quería escribir y poco a poco se fue volviendo gris hasta que una vez la encontré en la bañera con las venas abiertas. No sabía que dentro del cuerpo de una persona pudiera haber tanta sangre. Mientras todavía estaba ahí, flotando en su propia sangre la increpaba, le dije que tenía que esperarme hija de puta, que la suerte iba a cambiar. A mi el cuarteto de Jazz con el que tocábamos en las Heras y Pueyrredon empezaba a prometer, ya incluso estaban hablando de grabar un disco. Pero ella no tuvo paciencia y decidió abrir esa puta puerta de la que siempre me hablaba. Todo eso quería contárselo a Kirilov pero el viejo ya estaba arriba de la mesa con los ojos cerrados y cantando a vos en grito “Si yo muero primero es tu promesa, escribirás la historia de nuestro amor” Y yo pienso que lo mejor es no decir nada y que no existe mejor remedio que ahogar las penas con vodka.
La dejé sobre la tina, cerré la puerta y saqué del banco la poca plata que habíamos ahorrado juntos. Dejé Buenos Aires y me vine al sur donde nadie supiera de mi. Por los periódicos supe que me habían echado la culpa de su muerte.La policía todavía debe estar persiguiendo al hombre que fui yo. Me dejé crecer la barba, no me volví a bañar y hace rato que vivo de lo que me pueda alcanzar Kirilov. La casa está llena de ratas y en invierno el frío es intolerable debido a los huecos que se están haciendo en la pared. No sé cuanto tiempo ha pasado desde entonces, los dedos se me han torcido y creo que nunca más volveré a tocar el piano. Pocas veces me acuerdo de ella. Nadie sabe quien soy ni siquiera Kirilov, siempre cuando estoy a punto de contarle de donde vine el se levanta súbitamente a buscar una gallina en el corral y a tararear fuerte una canción de cantina, después de echar al animal en la olla con agua hirviendo se sienta y me dice que le diga lo que le tenía que decir pero yo le digo que brindemos por sus hermosos días peterburgueses y Kirilov levanta la copa y sonríe y me mira con aire estúpido, esperando la próxima canción de Olimpo Cárdenas.

THE MISSOURI BREAKS. RECORDANDO A ARTHUR PENN

Ayer murió a los 88 años Arthur Penn, creador con su Bonnie and Clyde de una nueva forma de hacer el cine dentro de la industria norteamericana. Hace siete años pasamos The Missouri Breaks  en el llorado cine club de la Escuela de Fotografía Sur. La reseña que leerán la escribí para esa ocasión. Ojalá esto sirva de homenaje al gran Director. Paz en su tumba.



Hoy en día la palabra western nos hace crispar los pelos, nos lleva a las ya lejanas estancias de nuestros padres arremolinados en torno a Lee Van Clift o al peor de los Charles Bronson. Por culpa de series como Bonanza se empezó a malinterpretar el género y es por eso que hoy por hoy sabemos tan poco y calumniamos tanto al género padre.

La primera película de la historia con un esbozo de lenguaje cinematográfico fue El gran robo al tren de Edwin S. Porter, hecha en la prehistórica fecha de 1903, cuando el cine apenas era una coqueta quinceañera. Doce años después otro western, El nacimiento de una nación (1915) marcaría definitivamente el derrotero a seguir en el lenguaje de las veinticuatro fotos por segundo. Eso no lo sabíamos cuando escuchábamos la música de Nino Rota en El bueno, el malo y el feo (1966) y creíamos que eso era placer para hombres acabados.

Nacimos cuando el género estaba muerto, se murió como el amor en la vieja balada de José José: “de tanto usarlo”. Muchos quisieron revivirlo y hasta parodiaron con el mismo. Recuerdo que hace muchos años vi una película de Andy Warhol donde dos vaqueros llegaban a un bar y en vez de pedir tequila lo que hacen es ordenar dos malteadas de fresas y en un abrir y cerrar de ojos los rudos bandoleros se transforman en furibundas e incontenibles locas.

Un intento más serio fue el de Clint Eastwood en Los imperdonables donde los vaqueros estaban como el género, viejos y desusados. Si bien la película fue galardonada con yo no se cuantos dólares, el género siguió quieto, sin que nadie continuara haciendo películas y sin la fiebre desbordante de décadas pasadas.

El origen de este fin se le atribuye a la película de Arthur Penn The Missouri breaks, a quien torpemente se le dio el nombre en español de Duelo de gigantes. Pero ¿por qué muere el género acá? Primero porque el western es algo tan gringo como Mickey Mouse y la cultura del consumo; gracias a este género los norteamericanos pudieron contar sus historias épicas sobre cómo la civilización tuvo que abrirse paso a sangre y fuego para derrotar a la barbarie de los indígenas que poblaban la unión americana antes de que el hombre blanco poblara el territorio de las libertades. Así con un tema chauvinista se hicieron innegables obras maestras, aparecieron genios como Ford, Strugues o Penn, el director de esta película.

El género se popularizó y universalizó, los italianos empezaron a apropiarse de él, y a pesar de que Sergio Leone fue uno de los abanderados de el oeste y muchas de sus películas fueron magistrales, el género ya no era creíble en manos de los italianos. Además los propios gringos se empezaban a aburrir con esas historias de indios contra vaqueros, ya estaba agotado el género y también el público. Cuando todos lo daban por muerto apareció The Missouri breaks, y créanme que no apareció como un mesías dispuesto a redimirlo, al contrario, apareció con un revolver en la mano, y sin piedad (o talvez con mucha piedad), le disparó en la nuca quitándole la poca vida que aún le quedaba.

Para disparar en la nuca sobre el western, Penn buscó a un mito para que encarnara la degradación. Hizo de tripas corazón y llamó al actor norteamericano más importante vivo, hablo del todopoderoso Marlon Brando. En ese momento Brando si bien tenía todavía parte de su prestigio, ya la capa de grasa empezaba a rodearle la panza y la cara, y no resultaba tan atractivo para el grueso del público. Casi sin quererlo, Brando realiza la mejor de sus actuaciones interpretando a un cazador de hombres, uno de esos paracos del viejo oeste que a diferencia de los nuestros eran inteligentes y hasta con una moral solidamente constituida. En una de las secuencias finales, Brando decide acabar con la banda de cuatreros vestido de mujer. Debido a la gordura de Brando la escena resulta patética ya que Marlon se parece más a una abuela buena gente que a una bruja asesina. Paradójico en una actor de la gallardía y presencia de él.

La contraparte de esta historia se halla cimentada en Jack Nicholson, un actor que e 1976 llevaba tanta gente como la que lleva hoy, con el agravante de que en ese entonces era un sex simbol. Su prestigio se había acrecentado desde que en 1969 interpretara al abogado alcohólico en Easy rider (1969), recrudecida en su papel de Gittes en Chinatown (1974) segunda de sus nominaciones al Óscar. Jack es el jefe de los cuatreros, su personaje es una simbiosis entre el Búster Keaton de El maquinista de La General (1927), pasando por un ladrón de Los siete magníficos (1960). Si bien el nombre en español es casi ridículo (Duelo de gigantes) a la hora de ver las actuaciones parece que estuviéramos en presencia de un mano a mano, ya que ambos lucen espectaculares. Mientras Brando descendía (casi a postas) del cielo donde lo habían puesto como la más rutilante de las estrellas, Nicholson ascendía vertiginosamente.

Junto con las actuaciones, lo más brillante de la película radica en la fotografía de Michael Buttler, que todo lo envuelve con su claroscuro perturbador, todo sabe como a tinieblas, como cuando Nicholson habla después de la muerte de su primer compañero y el negro le cruza la cara como con un manto imperceptible. Sólo encuentro un parangón para esta fotografía y es la que el viejo maestro Gordon Willis utiliza en sus dos primeras partes de El padrino (1972 & 1974).

Tanta belleza nos insulta y nos es ajena. Ahora no sabemos hacer películas de acción y cada vez estamos más y más huérfanos. Arthur Penn está retirado, ahora dirige el Actor`s Studio, la vieja escuela de actuación fundada por Lee Strasberg. Los productores no creyeron mucho en él después del descalabro económico en que se convirtió la cinta. Todos esperaban un western convencional y no una extrañeza como es The Missouri breaks.

Esta película se pasa hoy no para brindarle un homenaje a Brando o Nicholson, ni siquiera a Arthur Penn. El homenaje de hoy es para ese santo patrono de los cineclubistas llamado San Andrés Caicedo. No me gusta nunca mencionarlo, ni tocarlo, soy a pesar de mi apatía en materia de religiones de los que cree que a los muertos hay que dejarlos en paz. Por eso no lo nombro, pero cada vez que puedo leo algo sobre él y lo evoco en mis noches de infamia. Una forma de evocarlo es viendo esta película ya que él fue de los pocos críticos que la defendió en su fugaz paso por tierras colombianas.

Unos meses antes de morir decía Caicedo sobre la película: “The Missouri breaks es una obra que lo sitúa a uno, en su totalidad, de parte de los fuera de la ley, que analiza a fondo las relaciones amo-señor, amistad, amor, amor distanciado, espíritu condicionado (ensanchado en este caso) por el contorno geográfico que habita, odio, venganza, muerte, fatalidad, necesidad de eliminación de la crueldad amparada por la ley, características (espectaculares) de actuación de las super estrellas, exageración de las formas de Brando, trabajo, mostración documental de los progresos en el trabajo, felicidad ante un trabajo bien hecho, aunque sea pasajero. Características todas que hacen a este film una obra tan importante como Bonnie and Clyde y como yo decía uno de los mejores westerns que se hayan hecho nunca”

Posteriormente Caicedo dio una lista de los que a su juicio eran los diez mejores westerns de la historia:

1.Más corazón que odio de Jhon Ford
2.The Horse Soldiers de Jhon Ford
3.Hombre del oeste de Anthony Mann
4.Pat Garret y Billy the kid de Sam Peckinpah
5.El temerario de Arthur Penn
6.Billy el Asqueroso de Stan Dragoti
7. The Missouri breaks de Arthur Penn
8.Mala compañía de Robert Benton
9.Track of the cat de William Wellman
10.Duelo al sol de King Vidor

Injustamente ignorada, castigada como todas las grandes obras a ser desconocidas en nuestro medio (¿o seremos nosotros los castigados?), The Missouri breaks se presenta después de veinte años en la ciudad de la alegría, que como Calcuta se revuelca entre su propia abyecta e inmunda ignorancia.
          

LA BESTIA FACEBOOKIANA

El Facebook me cambió la rutina. Ya no me levanto y lo primero que hago es abrir los periódicos para ver como sigue desangrándose mi país, no, el ahora lo primero es abrir esa cocina y empezar a recibir chismes y ver fotos que al fin y al cabo para eso se hicieron esas redes sociales.
Me divierto mucho con el Facebook y sobre todo me encanta la gente que no tiene ningún tipo de vergüenza y sube cuanta foto se tome todos los días, como si le suplicara a gritos al Gran Hermano orwelliano que la persiga que haga su vida un evento público. Es la era donde la privacidad dejó de importarnos y como algunos no son lo suficientemente importantes para tener un reality pues que más que hacerlo a punta de fotos.
Pero entre todos los especímenes de Facebook me quedo con los enamorados. El Facebook revolucionó las relaciones de pareja. Y las abarató. En los ochenta uno tenía que juntar moneda tras moneda para complarle una credencial a la novia de turno o uno de esos globos horrendos que decían I LOVE YOU. Ahora la vuelta es mas breve, solo se tiene que decir cada dos horas “Oshita te extraño” o postear una balada de Alicia Keys no sin antes decirle que “Los días que he pasado sin ti han sido una eternidad” y luego seguir con una reflexión borgiana sobre el tiempo. Ni que decir que cuando es una frase mas elaborada que el popular “ Te amo” resulta siempre siendo un plagio de algún poema perdido de Benedetti.
Lo que me desternilla de la risa es que a las dos semanas el estado civil de la persona cambia de estar “comprometido” a estar “ Complicado” solo por alguna confusión faceboquiana. Los celos, las intrigas, el comentario mordaz de la ex cuando la novia pone un “Anoche estuviste fantástico” todo se teje sin ningún pudor en este universo de frivolidad. Y me gusta que sea así porque el facebook es la ventana que tenemos para reírnos de los otros y de nosotros mismos. Me emputa esa gente que trata de convertir el Facebook en algo serio entonces hacen álbumes de escritores o de cantantes de ópera ya, frescos man, en el facebook no hay nada que demostrar…aparte del amor que se siente por una persona.
Hace poco quise meterme en twitter pero me pareció renerdo. Y además exhibicionista. Nadie se lee, todos tratan de lucir su frase mas ingeniosa y que se la comenten. Yo seré siempre un animal facebookiano así no me guste mucho decir como me encuentro de ánimo o dedicarle a alguien una canción de Natalie Lafourcade ( Artista que creo fue considerada la más posteada en facebook por las mujeres enamoradas mayores de 25 años), yo no soy un actor de facebook sino un vouyerista de él, me encanta ver como mis compañeros de colegio engordan y se llenan de hijos, como la hippie que salió con uno en la universidad ahora escribe en su estado “Semana dura la que viene…muchos cilindros por vender” y abajo en un comentario complementa “Y auditorias por doquier”. No, al lado de ese placer el Twitter me resulta algo super triste, casi patético.

Sigan demostrando su amor desmedido en facebook asi sea efímero. Entre mas cursis mejor. Pueden que sus parejas no valoren tanto esa demostración publica de afecto pero téngalo por seguro que los vouyeristas facebookianos si que sabemos apreciar esas demostraciones de cariño.

29 de septiembre de 2010

¿TE ACUERDAS DE MI? YO ANTES ERA PETER BOGDANOVICH

Mientras un niño común y corriente se divertía coleccionando estampitas de sus jugadores de beisbol preferidos Peter Bogdanovich se la pasaba recortando las fotos de sus estrellas y directores favoritos. Creció con esa piel gris de los que viven encerrados en una sala de cine. A los veinte años ya era el programador oficial del MOMA de Nueva York, gracias a él se redescubrieron grandes películas como Freaks de Tod Browning. Ese trabajo lo acercó a sus propios ídolos, allí conoció y mantuvo amistad con Hitchcock, Hawks, John Ford o Alan Dawn. Ellos lo invitaron a sus rodajes “Vi a Hawks hacer El Dorado y a Hitchcock Los pájaros” Dice Bogdanovich en una entrevista “En ese momento no había todavía escuelas de cine; aprendí a dirigir observando a otros directores. Fui a un preestreno de El hombre que mató a Liberty Valance y supe que estaba viendo la última gran película de la Edad de Oro de Hollywood. Cuando el tren se aleja, es realmente eso, el final de Ford. Y el final de Ford no era otra cosa que el final de esa época.”
Era obvio que el muchacho que había crecido alimentándose de emulsión de celuloide soñara con hacer una película. Después de un corto metraje de bajo presupuesto Columbia vio la madera que podía tener el muchacho. A los 32 años emprende la tarea de adaptar la novela homónima de Larry Mcmurty. Su esposa de ese entonces Polly Platt era su mano derecha en el plató. A Bogdanovich como suele pasar con los talentos precoces lo poseía una extraordinaria megalomanía. Además todas las películas que había visto interferían en el deseo de hacer una obra personal, el quería hacer un plano a lo Ford, otro a lo Preminger, una trama a lo Hitch. Quería que su ópera prima fuera además un homenaje al cine y que más que ese nombre tan poético y visionario: The last Picture Show.
La película no resultó tanto un homenaje al cine sino un fresco sobre el aburrimiento al que está sometido uno de esos pueblitos miserables de Texas, un pequeño ecosistema donde se veía reflejada toda la sociedad norteamericana. Una obra maestra que todavía hoy tiene vigencia. La crítica la alabó, cuentan que Bogdanovich envilecido con su éxito llevaba todas las críticas recortadas en su bolsillo y que se sabía algunas de memorias sobre todo esa que decía que “La última película es el mejor debut de un Director desde Ciudadano Kane” Que lo compararan con su ídolo Orson Welles era una dicha que el dinero no podía pagar.
Y con las buenas críticas llegó el dinero y la fama y el principio del fin. Se enamoró perdidamente de Cybill Sheperd, una mujer alta (Casi un metro ochenta) y robusta que irradiaba salud física y mental. Pelo rubio, nariz respingada, cutis cremoso increíblemente hermosa. Bogdanovich quedó fascinado. La conoció en pleno casting, le dijo que estaba leyendo un libro de Dostoyevsky, pero cuando él le preguntó que libro era ella fue incapaz de recordar el título. Mientras se esforzaba por recordar, él no pudo evitar ver que jugueteaba con una de las flores que ponen en el florero de la bandeja del desayuno “Había algo tan informalmente destructivo en ese gesto”Le contó más tarde a Peter Biskind el director “Parecía retratar a la clase de mujer que no quiere ser cruel con los hombres pero lo es”.
Después de terminar la filmación de La última película, Bogdanovich ebrio de pasión y de éxito dejó a su mujer y a su pequeña hija por irse con la actriz. Muchos atribuyen el éxito de la película a la colaboración de Polly Platt. Ella nunca le perdonaría que le hubiese negado los respectivos créditos ya que fue prácticamente una obra hecha a cuatro manos.
Los estudios abrían sus puertas ante el nuevo creador. En 1974 Coppola acaparaba los Oscar con la segunda parte de El Padrino, Friedkin confirmaba con El exorcista lo que había insinuado en Contacto en Francia y Bogdanovich volvía hacer llorar de la emoción a la todo poderosa Pauline Kael con Luna de Papel. El Nuevo Hollywood parecía que había llegado para quedarse, basta ya de películas evasivas, el cine era uno solo y era el cine de autor. No solo en Europa se podían hacer películas personales, obsesivas, en America los discípulos de la Nueva Ola habían aprendido de sus maestros.
Pero estaba Bogdanovich y su amor desmedido por la rubia fatal. Quería que ella solo trabajara con él, por eso una vez le preguntó a Cybill que película quería hacer y ella le señaló un libro: Daysy Miller de Henry James. Sin pensarlo dos veces dedicó dos años de su vida a adaptarla, escribir el guión y dirigirla. Le pidió de rodillas a Polly Platt que volviera a trabajar con él pero ella no quería tener que enterrarse el puñal de volver a trabajar con su ex mientras el amaba a la rubia de los sueños de todos los hombres. Además estaban los celos, no permitió que ningún hombre apuesto trabajara en la película para evitar que Cybill se fijara en otro que no fuera él. El resultado fue una catástrofe absoluta. Muchos en el medio querían que Bogdanovich mordiera el polvo. Se había convertido en una persona absolutamente insoportable, estaba convencido que era un genio, solía decir que a él no lo podían comparar con sus contemporáneos porque él estaba a la altura de Welles, Ford o Hitch. Dijo Billy Wilder que al otro día del estreno de Daysy Miller “Se podía oír por toda la ciudad como descorchaban botellas de champán”.
De ahí para adelante ninguna de sus películas pudo volver a tener éxito, fue como si una maldición se hubiera cernido sobre él. Se atrevió a volver a hacer un musical para su musa, algo que el presupuestaba podría ser el resurgimiento de su carrera. Un musical donde nadie sabía cantar, una porquería que ni las hermosas canciones de Cole Porter lo podrían salvar, la historia de un fracaso anunciado.
Toda su vida había aspirado a ser Orson Welles, incluso cuando el mítico director quedó en bancarrota Bogdanovich lo llevó a vivir a su casa. En 1997 el otrora todopoderoso director de Luna de Papel se declaró insolvente por segunda vez, teniendo que alojarse en el apartamento de uno de los pocos amigos que le quedaban. Se había convertido en Welles, pero no como lo había imaginado. Martin Scorcese se encontró con él hace poco en una fiesta: el director le dijo “¿Te acuerdas de mi? Yo antes era Peter Bogdanovich”.

TECNICAS PARA MATAR A UNA MUJER

En México nadie lo conocía así que decidieron cruzar la frontera. Joan Volmer lo ayudaba en todo, en esos cuatro años que estuvieron juntos le dio toda la seguridad que un escritor necesita para realizar su trabajo. Se ubicaron en los suburbios de Ciudad de México donde la marihuana y la ayahuasca se consiguen más fácil y son más baratas. El tenía en la cabeza una sola palabra: PUNK!. Shakespeare ya la había usado en la Tempestad refiriéndose a un desadaptado. Él, William Burroughs quería crear una raza de hombres a partir de esa palabra. Poseía la técnica para el conjuro, cortar y pegar y grabarlo todo, combinar la escritura con la misma técnica de la música y de pronto del cine. En México los acreedores perderían su pista y plácidamente podría escribir todas esas palabras que desde el cielo bajaban en tobogán hasta su cabeza.

Pero a Bill le apasionaban dos cosas a parte de la literatura: Las drogas y las armas de fuego. Juntas pueden ser una combinación letal. Estuvo con Joan todo el día en un bazar donde se atiborraron de cerveza y de tacos. Si fuera por él estaría mejor con Allen Ginsberg, su amor y compañero de toda la vida pero en ese momento la relación vivía una especie de crisis y el empezaba a descubrir que la fidelidad de una mujer enamorada es bastante parecida a la que tienen los perros con sus amos. Llegaron a la casa de dos plantas, cuenta Lewis Adelbert Mayer testigo presencial del hecho que Bill todo el día estuvo muy raro, en el bazar se perdía en un desvarío extraño que le provocaba un llanto incontrolable, toda la tarde vaciando coronas comiendo tacos y llorando. Después compró un cuchillo y dijo que quería sacarle filo con su yugular. Cuando llegaron a esa casa los tres estaban borrachos. Para impresionar a la visita Burroughs le propuso a Joan que hicieran el número de Guillermo Tell, parece que lo hacían seguido, que él tenía todo bajo control. Le puso una manzana en su cabeza y el se alejó unos dos metros. “Fue un accidente- Le cuenta Bill a Victor Bockris muchos años después-en fin si se va a hacer responsable a todo el mundo de todo lo que hace, hay que ampliar la responsabilidad más allá del nivel de la intención consciente. Yo estaba apuntando al borde del vaso. Pero aquella pistola era muy imprecisa”.
Vino el fogonazo enceguecedor, la vio caer lentamente como una hoja seca. Se quedó mirando unos segundos y después se puso pálido mientras Lewis tocaba a Joan con un palo para ver si se movía. Había pedacitos de cráneo incrustados en las escaleras. Burroughs trató de serenarse y llamó a su abogado, la casa se había llenado de gente y todo el mundo lloraba como si conocieran de toda la vida a la occisa. El abogado tomó de los hombros a William y lo tranquilizó
-          Bueno, mira las cosas por el lado positivo, tu mujer ya no sufre, está muerta. Pero no te preocupes, yo, el señor abogado te defenderé.
Le prometió que no iría a la cárcel pero igual fue. Incluso le tuvo que pedir a Keroac y  a sus muchachos dinero para pagarle al alcaide de la cárcel para que lo ubicara donde estuviera la gente decente y no los violadores. Así vivió un año hasta que salió y pudo seguir herrando por el mundo.
Sus palabras se cocinaron en hoteles miserables, de Tanger, Nueva York o París. Muchos creyeron que estaba muerto pero en 1974 durante un concierto Patti Smith proclamó la vuelta de Burroughs a Nueva York, sus hijos los punks ya estaban dominando la escena artística, un reinado que duraría pocos años pero que aún hoy se puede ver su impronta.
Burroughs fue mucho más que el hombre que asesinó a su esposa. Fue sin duda uno de los más grandes escritores del siglo XX

23 de septiembre de 2010

LA COCINA DE LAS BRUJAS

Entonces son muchas bolas de fuego cayendo una tras otra sobre un solo pueblo. Como si el universo hubiera cobrado vida y conciencia y haya decidido acabar con el error de haber creado unos seres tan sedientos de sangre. Salen en fila india con sus banderitas tricolores a decir que todo terminó, pero que es todo? La pobreza sigue igual, la violencia la misma. No quedará un solo lugar en esa tierra para ocultarnos del bombardeo perpetuo.
Y los que se rebelen pues serán acusados de comunistas y puestos en un paredón con los brazo amarrados pero los ojos bien abiertos, ellos tienen que ser consientes de que van a ser aniquilados por las balas justicieras. Todo el mundo señala en ese país, te pagan por señalar, por denunciar. Eres un buen ciudadano si acusas hay gente que vive eso, todo untando de mierda ¿Cómo se puede seguir así? Y En noviembre todo pasa porque viene la reina y hay fiestas y la gente se emborracha pero en medio de la fiesta seguirán los bombardeos.
Dicen que no es el cielo el que arroja las bombas sino aviones perfectamente equipados y recién comprados al Estado Israelí. Me avisan que ya no le compran al estado israelí que ahora directamente los gringos los surten de Black Hawk que las metralletas están muy bien engrasadas y que ya no se traban. Incluso las balas tienen un alcance de no se cuantos kilómetros y que tienen miras que burlan las tinieblas de la noche. Cuando llegan otros equipos mas modernos el estado colombiano suele venderle a muy buen precio los pertrechos militares anacrónicos a su guerrilla. Mientras tanto el pueblo le prende veladores a Juan Manuel Santos que ya viene a ser el santo patrono de Colombia. Ya no importa si son conservadores o liberales, importa es que el padre Uribe los bendiga, que el señale con un dedo e indique cual es su sucesor.
Y si ve que Papá Uribe tenía razón, Juan Manuel era el mejor, ese si que tiene la mano bien dura, ese si que aplastará a la guerrilla con su puño de hierro. Como hormigas acorraladas, las espichará como las sanguijuelas que son ¿Y que harán con toda esa sangre derramada? Porque no las meten en unas canecas y las guardan porque nosotros no nos cansamos de consumirla, vivimos para eso, no importa que desde el cielo caigan bombas con tal de que toda la carne no se chamusque, que no se pierda toda, nosotros comeremos lo que usted mande señor presidente pero si nos sirven sangre con pedacitos de carne mejor.
En el país más asesino de la tierra crece la mandrágora. Esta flor nace de el semen de los ahorcados. En Colombia al que queda mal herido lo suben a un árbol y lo cuelgan del pescuezo. Entonces el muerto tendrá su última erección y su última eyaculación. La mandrágora es cortada de noche por las brujas, es un ingrediente esencial para hacer sus menjurjes, mucho mas que la piel de un sapo desollado o las alas de las moscas que engordan en cementerios. En el cruce de caminos, cuando hay luna llena, las brujas ponen unas carpas donde venden esas pócimas, de los carruajes negros, se bajan eminentes políticos a pedir recomendaciones, ¿Cuál sirve para evitar el asco de matar? ¿Cuál te da mas precisión en tu puntería? ¿Cuál sirve para acabar con sus enemigos? Y las brujas van poniendo sus frascos asquerosos en las improvisadas mesas y van señalando con sus dedos de uñas amarillentas cual de estos tiene más poder.
En mi país las brujas tienen mucho poder, son esenciales en épocas de elección y también en épocas de cacería. Las brujas alguna vez ayudaron al pobre pero como suele pasar en mi país ellas también se corrompieron. La gracia del político colombiano es que tiene siempre en la mano una bolsa con monedas de oro. Solo tienes que acercarte al político para dejar de sentir hambre pero que difícil que es acercarse, que complicado, suelen tener mas de cuatro cordones de seguridad, siempre fuertemente custodiado, siempre con los ojos bien abiertos. No te puedes acercar sin que el te huela, si el te huele te llamará. Entonces lamele los zapatos, arrástrate como un lagarto, por favor no tengas una sola idea y acumula, acepta todos sus dones que el político es caprichoso y olvida fácil y cuando olvida te hará pagar con el más frío de los desprecios el hecho de que seas un simple mortal. Disfruta cada momento que tengas al lado del político y si en alguna oportunidad tienes acceso a la cocina de las brujas aprende de sus secretos. No hay nada más necesario para un político colombiano que una buena hechicera. Candumblé candumblé Dios de la rumba y la desesperación, baja en este momento al hades que es Colombia, baja y destruye las pocas cosas que aún quedan en pie. No trates de matar a las serpientes que todavía reptan, ni a las cucarachas ni a las ratas. De ellas son estas tierras arrasadas, ellas siempre vivieron acá.

UNA NUEVA INVOCACIÓN AL ÁNGEL DE LA MUERTE

Asi que por enésima vez el ángel de la paz ha bajado sobre Colombia en forma de bombas. Los habitantes del sector creían que era una seguidilla interminable de meteoritos pero al ver arriba a los pájaros de metal se convencieron de el hecho: Era el ejército que usando la razón de Estado se disponía a perseguir y dar de baja al asesino más temible que ha dado esa tierra. Santos estaba en Estados Unidos y muy temprano lo llamaron
-Señor Presidente hemos dado de baja al asesino
Santos carraspea y murmura “Pero yo todavía no he dado la orden de matar a Uribe” Y desde el otro lado de la línea el oficial de turno le dice “No Comandante, hemos matado al otro, al Mono Jojoy”.
Una multitud se agolpa en todas las plazas del país, llevan bien extendida su bandera. Poco les importa las condiciones en las cuales se puedan dar la paz, solo quieren ver al ángel. El ángel son cientos de cadáveres desmembrados, carbonizados por culpa de las bombas. En ese reguero de carne está plasmada la impotencia del estado para resolver un conflicto. Una señora gorda a la cual el sudor le está derritiendo el maquillaje grita con tanta rabia que estalactitas de saliva se le hacen en la boca “Danos mas sangre señor presidente, caza a todos los bandidos que quiero hacerme un collar con las orejas de todo el frente 53 de las FARC” El presidente no puede oírla porque está lejos. Una de las ventajas de ser presidente es que se puede estar todo el año por fuera del país y solo regresar cada 15 días a la casa de campo que con tanta puntualidad paga el pueblo para que la cabeza que más piensa, para que el más sabio pueda tener un poco de reposo y pensar mejor la próxima estrategia.
Poco le importa a la gente que marcha a pesar del sol inclemente los efectos colaterales que haya tenido esta nueva invocación al ángel de la paz. Los que deben estar preocupados deben ser las familias de los más de 2.000 secuestrados que todavía permanecen en poder de la guerrilla. Ahora esa gente estará más sola que nunca porque al tener 67 cabezas de guerrilleros metidos en una bolsa el Gobierno no tiene ninguna necesidad de rendirle cuentas a esa pequeña y absurda minoría que todavía se preocupa por cosas tan anacrónicas como los derechos humanos. Al que no le gusta esta política lo mejor que puede hacer es irse. Me imagino las encendidas charlas en Transmilenio de la gente diciendo “Si ve que si se podía” y empezar a enumerar todos los logros que la seguridad democrática ha conseguido, “Y si no me cree-dice uno de los cancerberos de esta política- venga y le muestro las cabezas disecadas de Tirofijo, El negro Acasio, Raul Reyes y si ve esos dos anaqueles que tengo vacíos bueno pues esos van a ser para el Mono Jojoy y Romaña que ya me llamaron del batallón y me dijeron que en cualquier momento me lo traían”. El plan del cancerbero es hacer un museo del terror que además sirva para glorificar “La época mas maravillosa que nos tocó vivir como colombianos, los años donde todo un pueblo se unió para acabar con el único problema que tenía este país: La guerrilla” El entusiasmo de Cancerbero es compartido por la mayoría de los colombianos. Sin duda que estamos acostumbrados a matar, estamos demasiado emparentados con la muerte como para pedir una salida negociada, eso es casi imposible.
Además recuerden que somos católicos de los que no ponemos la otra mejilla sino una rara especie de cristiano que cree en leyes que estaban en el antiguo testamento, como esa de ojo por ojo diente por diente o quien a hierro mata a hierro muere. Estamos lejos de una política de reconciliación y cada vez más cerca de la hecatombe final.
Ellos sabían donde dormían los guerrilleros, lo sabían desde hace años. Incluso esta semana se comprobó la ayuda militar que el mismo ejercito colombiano le brindaba a las FARC. Lo necesitaban tener allí para tener una cortina de humo que desviara la atención de el verdadero problema que tiene ese país: La corrupción moral de la clase dirigente, una corrupción que ha permeado a la sociedad y que ha aniquilado la esperanza.
Las bombas seguirán cayendo y los habitantes de Colombia al asomarse al cielo verán que un ángel les sonríe. Creerán que es el ángel de la paz pero no,¿ si se fijan en eso que el sol le hace brillar a la altura de el hombro? Si señores, ese ángel de la Paz lleva una guadaña y tiene muchas ganas de usarla.

22 de septiembre de 2010

SEGUN HABITANTES DE EL CARBONEL, LA MUSICA DE VELANDIA Y LA TIGRE PREVIENE Y COMBATE LA CULEBRILLA Y LA VARICOCELA

Visión de Clemencio:

Creyeron que yo era de hierro, que podía aguantarme este dolor toda la vida pero no es así. Yo supe que ese grupo era milagroso, que con dos tragos bien puestos de ron y matarraton la culebrilla cesa, que yo por mas de ochenta años que tenga todavía aguanto mis buenos dos polvos.
Justina fue la que me puso a escuchar eso, que un sobrino de Omelina tocaba en eso que sonaba entre papayera y música esa que hace sonar fuerte unos como potes. Supe que tocaban en el pueblo y varios indicios, como premoniciones empezaron a asaltarme. Una de ellas era que la leche que deja cada semana Emilio nos la vendió cortada, en 43 años que he comprado de esa leche nunca ha pasado así. Lo otro es eso lo de la cosa esa  que salió del cielo y cayó en Onzaga, alma bendita, la gente es muy calumniadora, ya dicen que eso es dizque una nave espacial pero yo vi las noticias y lo que cayó fue un asterisco así de grande juemadre, mas grande incluso que la cabeza suya.
Pues como le parece que estos hijuepuercas tocaban en Onzaga y justo el día antes Dios les hace un boquete y dicen que allí van a tocar, esa gente la trajo el de arriba su persona porque eso ni el gobierno ha podido encontrarla. Ese lugar debe estar bendito y esa combinación con la música de esos guambitos pues seguro me quito esta culebrilla.
Visión de la hija:
Yo le puse la música que hace el hijo de Omelina porque eso Papá llegó un momento que se puso muy cansón, eso todo le fastidiaba, entonces le puse ese cede entero y el viejo que no hacía sino quejarse y hasta popiaba sin avisar eso como se calmó. Después cayó la estrella esa del cielo cerca a Onzaga (De allá es donde le digo Fernanda que es el chacaro ese que me molesta a mi) y ellos iban a tocar, ahora me toca echármelo al hombro porque que más, el está impedido y es terco como una mula. Voy a decirle a Efrén a ver si no le da pereza acompañarme. Sino se me vuelve a salir la hernia.

APRETANDO EL GATILLO

Asi que no tengas dudas de apretar el gatillo, asi que abajo te esperan todas esas esferas de fuego que ha puesto Dios en tu caída, el ridículo Dios el infame Dios. Vestido de Lucifer te espera al final del abismo, entre río de lava hirviente te irá gritando en tus oídos, una y otra vez, una y otra vez que el orgullo se paga con su cólera, que la riqueza no es una mal necesario, que el cancerbero tiene hambre y además posee dos bocas.
Así que las sirenas de la policía ya empiezan a cercar el lugar, no tienes escapatoria, mira para abajo, entre el piso esta un punto, buscalo, es un punto rojo, concentra su mirada en él, fijamente hasta que logres entrar y puedas ver los círculos de fuego. No existe limbo para el suicida señor juez del Hades, prepárenle una celda, una donde la bola de fuego que está en el centro de la tierra dé de frente sobre la ventana, quiero oírlo quejarse de sed, escuchar como se arrepiente de haber apretado el gatillo.

EN LA PRIMAVERA SE PONE DE MODA HABLAR BIEN DE JUDAS

Hace unos meses mientras soportaba el día número 25 de mi depresión quise volver a ver La ultima tentación de cristo y fue una pésima idea. Me dio mucha tristeza ver a ese pobre hombre confundido tratando de convencer a la gente de algo que no creía. Que cachetazo se llevaron los judíos, ellos que buscaban un man valiente, un guerrero de capa y de espada que les sacara de encima al imperio Romano, y Dios, siempre poniendo a prueba a ese pueblo miserable, les manda un monigote, un niño de mamá, un cobarde traidor que para ganarse la vida se dedicaba al innoble oficio de hacer cruces para que murieran en ella sus propios hermanos.
En Tres versiones de Judas Borges le atribuye al traidor la verdadera divinidad. Los pecados del mundo no se pueden pagar en una sola tarde de dolor. ¡Valiente sacrificio el de sufrir la agonía de una crucifixión a cambio de una eternidad siendo amamantado por los monstruosos pechos del padre! Cuando se estaba arrepintiendo Judas entra en juego y le hace recordar el pacto al impostor: El tiene que morir en la Cruz para que el verdadero hijo de Dios se tenga que colgar de un árbol llevando en la mano las 30 monedas de oro de su ingnominia. Nikos Kazantakis en su novela vuelve a presentar un Judas poderoso al cual el mismo Jesús trata con sumo respeto. En la magnifica adaptación de Scorcese Hervey Keitel interpreta a un Iscariote gansteril, con voz de mando, siempre intimidando al supuesto Mesías, siempre poniéndolo a prueba. Jesús se parece a los hombres en el sentido de que ambos fracasan ante su propia misión. Ruin, mentiroso, orgulloso, cobarde, Jesús podría ser perfectamente una versión más estilizada de lo que soy yo. Como tanto músico genial Jesús no tiene ni idea de donde le viene ese talento para hablar y para curar enfermedades, el solo abre la boca y Dios interviene por él. Pero el que sea un santo no le quita que sea un estúpido. Me encanta cuando Judas confronta a Jesús por cada estupidez que dice, “Como es eso que tengo que poner la otra mejilla, yo no soy un ángel ni un cobarde, yo soy un hombre” Y Jesús se pone pálido y balbucea cualquier cosa. Pone la misma cara que pondría si tu le preguntaras por alguna de sus incongruencias, siéntalo en una piedra y pregúntale a Jesús “A ver cuénteme como es eso de que es mas fácil que un camello entre en el ojo de una aguja a que un rico entre en el reino de los cielos” Y el tipo retrocederá y para comprarte te hará el milagro de darte un fajo de billetes sacado de un pañuelo. Por que el tipo no es más que un nigromante cualquiera.
En cambio Judas es Dios. Con Judas no se juega, tiene una espada al cinto y anda con mal genio. Lo tiene podrido eso de que unos tipos que no conoce invadan su tierra, quiere sacarlos de allí, está decidido. Los Zelotes le ordenan matar a ese tal Jesús de Nazareth pero él quiere darle una oportunidad porque al fin y al cabo por todo lo bruto que sea Jesús es un buen muchacho. Pero poco a poco comienza a desilusionarse, ¿Cómo es eso que el no quiere liberar a Israel sino el alma de lo hombres? Hay cosas que lo impresionan, lógico, eso de resucitar a Lázaro estuvo genial, pero ¿vieron la cara que tenía el pobre Lázaro? Estaba gris y se veía incomodo parecía a alguien que despiertan después de una fiesta, el tipo estaba bien dormido, no había necesidad de levantarlo.  Para rematar la situación a los tres días este ser salido de la putrefacción de la tumba vuelve a ser apuñaleado ya que el sanedrín no podía permitir que la prueba reina de la divinidad del de Nazareth estuviera por ahí jugando a las cartas. Entonces, por las dudas Judas cumple con su destino.
Esta tarde intenté volverla a ver. Además de todas esas cosas que dije, de lo bueno que es ver bajar de esa cruz a Jesús ayudado por un ángel y teniendo la oportunidad de realizar la vida que el quería llevar, de poder casarse con Magdalena y de tener hijos y de envejecer gordo y feliz como un cochino burgués, la película es una pequeña obra maestra.
Católico atormentado, Scorcese siempre quiso hacer una película sobre Jesucristo. Fue gracias a Barbara Hershey (Quien en el filme interpreta a Magdalena) le pasó el libro en la época en que filmaban Boxcar Bertha y desde ahí quiso adaptarlo. Su conflicto religioso patente desde su primera película Alguien toca mi puerta tendría un escenario perfecto para desarrollarse con el argumento de la novela de Kazantakis.
18 años duró luchando para que alguien se animara a producir la película. Con un presupuesto reducido a pesar de ser una película de época (La influencia de La pasión según San Mateo de Pasolini no solo fue de carácter estético sino de producción) pudo realizarla en 1989 y rápidamente se empezaron a filtrar datos sobre el guión, chismes que despertaron una inusitada polémica aún sin haber sido estrenada la película. En países como Colombia por ejemplo la película nunca pude ser exhibida comercialmente. Esto ha catapultado a La última tentación de cristo en una de esas obras (Como el quijote en literatura o Ciudadano Kane en el cine) de las cuales todo el mundo habla pero nadie ha visto.
Al terminar de ver la película quise releer los cuatro evangelios, no porque la película me hubiera tocado alguna fibra espiritual sino porque el mito de Cristo es uno de los más hermosos que jamás ha sido escrito por hombre alguno. Es que a mi toda esa mitología romana me aburre demasiado, esa cantidad de nombres que me hacen perder y todos esos dioses y héroes hermosos e invencibles. En cambio en la Biblia todos se parecen a mi vecino y los héroes tienen dudas, defectos y sobre todo pecados. Y esa forma de concebir la lectura del evangelio se ha ido perdiendo magnificada por una gloria y un lujo que jamás tuvieron ni merecieron, y la película de Scorcese despierta ese interés de revivir la pasión.
Abrí la Biblia en el nuevo testamento pero la mayoría de hojas estaban arrancadas y tan solo quedaban unas cuantas de San Marco pero al man ya lo habían puesto en su sepulcro. Me tuve que conformar con poner un disco de Patti Smith y sentarme a ver como la primavera pintaba el paisaje de la manera más cursi.

21 de septiembre de 2010

COMO UN PUÑETAZO EN LA PARED

Se acaban los días de mi encierro, si esta casa tuviera un sofá seguramente no tendría ninguna necesidad de irme pero necesito leer acostado y estar todo el día en la cama es muy deprimente. Lo que quiero evitar es eso, el complejo de culpa que da la inacción. Tengo empezados diez libros, sobre todos los temas que ustedes se puedan imaginar, dos novelas, cine, autómatas, me quedé con uno solo: Maestros Antiguos de Thomas Bernhard. Mi amigo Matías Bruera me lo había recomendado a finales del año pasado lo compré y lo leí de un tirón. El odio que siente Vallejo hacia Medellín es casi el mismo odio que siente el autor vienés por su ciudad.  
Regler es el musicólogo más importante de Austria pero nadie lo sabe ni a nadie le importa. Todos los días se refugia en el Kunsthistorisches  Museum ayudado por su amigo el vigilante que  le tiene siempre libre la banca que da al frente del Hombre con barba blanca de Tintoretto. Regler detesta  los museos pero sin embargo allí ha encontrado una guarida para alejarse de esa repugnante ciudad que es Viena. Profundo conocedor del arte dice que todo músico debe dedicarse a su estudio. El arte y la música se complementan. Ese conocimiento que tiene Regler de la literatura, la música y el arte lo ha llevado a una conclusión: Ni siquiera los grandes maestros han podido dominar la técnica, triunfar y someter a su arte. Cada obra maestra no es más que un fracaso de lo que ellos intentaron decir. De ahí podemos colegir que ni las almas que mas cerca estuvieron de ser tocados por Dios son dignas de la más mínima veneración. Y de un momento a otro Bernhard saca un garrote y empieza a golpear sobre los lomos de Heidegger, Stiftet, Los Habsburgo, Alemania, Viena, Turistas, críticos de arte. Muchas veces no importa que carezca de argumentos sus imprecaciones pero no importa, Maestros Antiguos es un grito de rabia desgarrada, de desilusión y uno puede detestar algo sin tener muchas razones para hacerlo.
Bernhard es más conocido como dramaturgo que como novelista. Acá hace poco Veronese adaptó con mucho éxito Heldenplatz y Gené hizo Miniotti Pero con Maestros Antiguos su última novela, podemos ver hasta que punto la neurosis por saber que la vida era tan corta lo llevó a este canto desgarrado de un hombre racional que tiene que centrarse en la amargura de detectar la imperfección en lo perfecto para olvidar que se ha quedado solo, que su esposa ha muerto antes que él, algo que nunca pensó que sucedería y que tenía que vivir con el dolor de haberse aferrado a la vida cuando el estaba seguro que cuando ella se fuera el no tendría más opción que volarse la cabeza de un disparo, pero sigue ahí, todavía disfrutando de los 18 grados que hacen dentro del museo todo el año.
Sin estar dividida en capítulos y con la ausencia del punto y a parte Thomas Bernhard se ha subido en una tarima y ha vuelto a gritar su amor por Austria, un amor desengañado, violado, escupido, “Austria no ama a sus genios, ella venera a los mediocres” Ese dolor de ver como Viena se transformaba en un infecto pantano de ignorancia y crueldad. No esperen una trama, no esperen personajes, Maestros Antiguos es una diatriba furiosa, un desahogo brutal, feroz como un puñetazo en la pared.

20 de septiembre de 2010

VIDA Y MUERTE DE UN GONZOPERIODISTA

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Así que crees que escribir es fumarse un porro mientras afuera el desierto va pasando enfrente tuyo como si fuera uno de los gusanos que habitan el planeta Duna. Pero estás en la tierra querido y tu misión es llevar ese Dodge descapotable a la horrenda ciudad del pecado, tienes media hora, el ácido ya cabalga por tu cuello el ácido es un alacrán que pinchará sin piedad tu cerebro.
Es 1968, el año donde todo explotó. Un tipo acompañado de su estrambótico abogado de origen latino va a cubrir el Kenthuky Derby pero en vez de eso decide ir un poco más allá, visitar por ejemplo Las Vegas y buscar las causas por las cuales el sueño americano empieza a convertirse en una pesadilla. Necesita convencer a Jack Wernner, un joven editor de la costa oeste que ahora está imbuido de lleno en fortalecer esa reciente idea suya que es  hacer una revista. Los dos primeros números demostraban que se podía encarar de una forma escrita el cambio que estaba teniendo la sociedad americana. Vietnam explotaba, el ácido y el rock corrían de la mano en una carrera contra Nixon y el orden establecido. Cuando Wernner escuchó la propuesta del periodista no lo dudó un instante y financió el viaje. No sabía que iba a ser protagonista de uno de los reportajes mas importantes de la historia del periodismo del siglo XX y que catapultaría a su revista, Rolling Stone, a ser considerada la voz oficial de la contracultura.
El resto ustedes lo conocen. El Doctor Thompson siguiendo la técnica de Papá Burroughs llevaba cintas de casette a todas partes, todo lo gravaba y después lo editaba. Pero Hunter Thompson no era un Beatnik, era un gonzo periodista. Con todo ese material grabado redactó su particular informe de 78 páginas. No les quedó más remedio que publicar Miedo y asco en las vegas. El gonzo periodismo era lo más parecido al falso documental. Era un filtro por donde pasaba la realidad y se llenaba de ácido licérgico. En medio de la realidad aparecía un hombre lobo saliendo despavorido de la Casa Blanca o 17 reptiles gigantes emborrachándose en el lobby de un hotel. Imágenes que salen dentro de la misma cotidianidad y que hace poner al lector en un estado de ensoñación absoluta. El Doctor Gonzo ignoraba que era un médium, con sus goticas de L.S.D tenía la capacidad de conocer la verdad, de asumirla y de escribirla. La casa blanca es la guarida donde  todos los monstruos se reunen a comer carne humana, de noche un hombre lobo bien vestido sale de su limusina y comienza a buscar en todas las esquinas carne de puta  para saciar por esa noche el hambre de sus amos.
Y a pesar de su fría presencia Hunter Thompson era un ingenuo. El de verdad creía que la literatura podía cambiar el destino de los hombres. No es casual que después de que McGovern perdiera las elecciones de 1972, donde cubrió desde el principio su campaña y prácticamente ayudó al senador a ser elegido contra todos los pronósticos candidato demócrata, Hunter haya creído que ya nadie podría cerrar la herida que había abierto Nixon al ser reelegido. Las drogas tan presentes en todo su proceso literario comenzaron a afectar su manera de escribir. Además apareció la fama y el Doctor Gonzo, dueño de ese aura iconoclasta que tanto seducía a las mujeres, se empezó a convertir en una estrella de rock.
Orgías, armas de fuego, alcohol, cocaína y porro era la dieta de ese hombre que cuando escribió su primer libro que trataba sobre los Hell’s Angels reveló una prosa tan poderosa como la de Mark Twain y ahora estaba calvo y gordo, en calzoncillos con una magnum 44 en la mano. En 1973 Sport’s Illustraded lo mandó al Zaire a cubrir lo que sería la pelea del siglo entre Ali y Foreman. Dos horas antes del comienzo de la confrontación Hunter Thompson decidió inhalar dos rayas de coca, se sintió tan bien que llamó al conserje y regaló las dos entradas que tenía. La noche la pasó nadando en la piscina del hotel mientras que contra todo pronóstico Alí noqueaba a Foreman y se convertía por tercera vez en campeón mundial de peso completo.

Desde allí todo fue descenso. Cada cuanto escribía y todo lo que escribía era publicado y cada vez era mejor pago pero sabía que sus mejores épocas habían pasado. La fama lo arrollaba y grandes actores como Bill Murray y Johnny Deep  interpretaban los personajes de su gonzo periodismo. Pero sabía que ya no podía escribir sino mierda. Y miren pues, Bush volvió a ser elegido, como Nixon treinta años atrás, está claro que ya no habrá mañana en América. Toda esa mierda que creías Hunter Thompson no sirve para nada. Deja de gritar, un autor tiene que saber cuando callarse.
Así que fue por una escopeta se encerró en el cuarto y se suicidó justo cuando acaba de cumplir los dulces 68 i. Decían que tenía la ironía despiadada de Mark Twain, la musicalidad de Scotto Fitzgerald y el método de Burroughs . De Hemingway  aprendió que las palabras son como las armas de fuego, tienes que usarlas, así sea contra ti mismo.

EL HOMBRE PRACTICO

Se reunían en el parque central los últimos que creyeron ser poetas. Entre las muchilas manchadas de moscatel iban sacando unos papeles amarillentos llenos de pequeñas garrapatas que eran sus letras. Se declamaban los unos a los otros y con los restos de hojas que soltaban los pocos árboles que quedaban en pie se hacían una corona de laurel. No había un ganador porque todos lo eran al ser sobrevivientes.
Que sofisticados eran los últimos poetas. Cuando acababa la noche se encerraba cada uno en su cuarto a analizar la última obra del gran Demostenes Ordoñez, llena de hojas en blanco que reflejaba el silencio de una época “El sonido que queda después de una gran explosión” Se aprendían de memoria las hojas en blanco y se paraban en medio de ese sol abrazador del mediodía en las estalactitas del parque a quedarse quietos, como estatuas por que era la única forma que tenían de honrar al poeta mayor que en ese entonces había emigrado a Varsovia a llevar su legado, conseguir adeptos para una causa que no entendían y después morir en la miseria en la soledad de sus cuartos pulgosos.
La pereza es la madre de todas las virtudes. En la pereza puedes pensar, la inacción es el bien máximo pero hay que merecerla y yo no estoy seguro si los últimos poetas la merecían. Es más no estoy seguro si los últimos poetas eran en realidad poetas. Era muy pequeño para recordarlo. Mi papá tenía una tienda y yo me divertía atendiéndola porque de paso me podía comer todo el chocolate sin que el se pudiera dar cuenta. Los viernes en la noche pasaban los poetas y dejaban una ruma de monedas de cobre y compraban un par de botellas de moscatel. A mi me llamaba la atención el pelo que les caía por los hombros y esas barbas largas y sucias que exhibían con tanto orgullo. Mi papá los veía con desconfianza decía “Esta época requiere otro tipo de ayuda, ya no necesitamos poetas, necesitamos hombres de verdad que ayuden a construir una ciudad” La verdad la ciudad ya estaba en ruinas, la guerra había destruido todos los caminos de acceso y ya no llegaban los camiones a proveer de alimentos con regularidad. Mi padre había cometido el peor de los delitos que se pueden cometer en época de hambruna, el de acaparar, pero gracias a esa iniciativa nosotros no pasamos hambre y con el tiempo heredé esta fortuna que me tiene confinado en un palacete de vidrio, alejado de los hombres. Toda fortuna se cimenta sobre la desgracia de los otros, todo rico tiene las manos untadas de sangre. Eso me alejó mucho de mi padre porque no lo entendía, no sabía del amor que sentía a la familia y cuando los poetas comenzaron a morir yo me acerqué a ellos porque sentía esa angustia y compuse un par de versos donde arremetía contra los poderosos y fui al parque donde solo tres poetas quedaban vivos y ya no hacían sus homenajes a Demostenes Ordoñez. Estaban tendidos fumando unos cigarrillos que destilaban un olor a cuero. Sin saludarlos me les planté y leí mi diatriba, a la tercera estrofa el que era más viejo se levantó y dijo “Es muy tarde para las palabras” y se levantaron y me dejaron solo y de la rabia rompí mis versos y nunca más volví a escribir nada.
Desde entonces soy un próspero hombre de negocios que viaja por el mundo y no duda un momento en explotar al mas necesitado, entendí las bondades del látigo y dejé de conmoverme por el otro ya que está mas que claro que cada quien se forja su destino. De más esta decir que nunca volví a ver a un poeta, me cuentan que se acabaron.

EL HOMBRE DE AL LADO DE GASTON DUPRAT Y MARIANO COHN

La plata es una ciudad gris y aburrida. A parte de una hermosa Catedral Gótica es muy poco lo que se puede visitar lo cual me alegra porque yo estoy cansado de ver gente y acá no existen las aglomeraciones. Entre las otras cosas que son dignas de conocer está la casa Curuchet, única vivienda construida por Lecorbussier en el continente americano. La casa en si misma es una obra de arte de precisión, luminosidad y comodidad. Incluso muchos muebles que allí están fueron hechos por el maestro francés. A pesar de que es propiedad privada allí funciona la sociedad argentina de arquitectura y si vas a mediodía a lo mejor te dejen pasar y puedas tomar fotos para subir a tu asqueroso facebook.
La casa hace poco ha vuelto a cobrar notoriedad porque resulta que la mejor película argentina de los últimos años fue filmada allí. En El hombre de al lado hay tres protagonistas: Por un lado está Leonardo, el clásico ejemplo de cómo poseer un talento específico puede convertir a una persona en un ser abyecto. Por el otro Víctor, el intruso que quiere pescar unos rayitos de luz y para eso ha decidido violar  las más básicas normas arquitectónicas para abrir una ventana que de justo a la sala de su vecino. Y el otro gran protagonista como no, la casa misma quien es la que marca las inquietudes, los sentimientos y hasta el destino de todos aquellos que convergen en ella.
Los argentinos a diferencia del resto de latinoamericanos son muy quisquillosos con su privacidad. La paranoia en la que viven sumergidos los lleva a pensar que el otro no es más que un molesto espía que te persigue y te vigila. Esta paranoia puede crecer como un tumor maligno dependiendo el grado de educación o notoriedad que pueda tener el argentino en cuestión. Leonardo sin duda es un diseñador de renombre. Sus sillones han tenido varios premios en Europa y en la última bienal de Milán sus creaciones tuvieron un deslumbrante éxito. Lamentablemente a su hija, una adolescente imbuida en las profundidades de su MP4, esos logros no la hacen sentir muy orgullosa de Papá. No se necesita decir una sola palabra para comprender que las relaciones entre padre e hija están completamente rotas. Podemos imaginar como fue el pasado, Leonardo encerrado en su estudio tratando de que las partes de un sofá cama coincidan y poder seguir marcando la pauta. Con su esposa las cosas parecen que tampoco marchan bien. Ella requiere atención, el siente que le exige demasiado, “Hace un mes no cojo” le dice a uno de sus clientes. Además están las clases en la universidad, esos estúpidos alumnos que no entienden nada, ojalá hubiese alguno como él, que tuviera una pizca del talento que tiene él.
Y para acabar de rematar está el vecino, un grasa cordobés con un pésimo gusto musical, que no habla como él cuatro idiomas, ni escucha esos escarceos musicales vanguardistas, la música con que los accionistas vieneses se suicidaban en público. No, Víctor es un tipo básico, un poco rudo, un poco invasor que cree que con su verbo arrollador puede convencer a quien sea, incluso de convencer que una invasión tan grave como la de poner una ventana en frente de tu sala pueda ser un hecho que se arregle fácil, con una picada y una cerveza y se acabó. “Solo necesito unos rayos de luz” murmura este personaje ese que es su mantra.
Entonces sucede el inevitable choque sartreano, el problema son los otros y si no quieres problemas, si no quieres perder tu intimidad, tu paz, deberás buscar la manera de deshacerte de ellos. Asi que aparece la tensión que te tendrá al borde de la silla y lo que creías iba a hacer la clásica película argentina con pretensiones de autor con la lentitud típica que exige el “Gran” cine se va convirtiendo en una obra donde la tensión no deja de crecer, donde estás esperando todo el tiempo que suceda algo y de pronto te llevas las manos al estómago y notas el hueco que se te ha hecho allí.
Pero mucho más que una trama El hombre de al lado es una película de personajes. El pulso que sostienen durante las dos horas que dura el filme Victor y Leonardo es absolutamente creíble gracias a las notables actuaciones de Daniel Araóz ( Toda una sorpresa) y Rafael Spregelburd (Reconocido dramaturgo y actor) Contada de una manera sencilla casi sin pretensiones el tándem Duprat-Cohn esbozan una mirada muy personal sobre el hecho de ser un artista de mérito en un país del tercermundo, sobre lo ridículo y snobista que puede resultar alguien bien educado, poliglota y refinado en un país que se hunde, que se rompe en mil pedazos.
En una cartelera llena de películas cuyo único recurso es el ya insoportable truco del 3D El hombre de al lado resulta de lejos, la mejor opción que pueda tener alguien que todavía pueda disfrutar de una película que hable sobre seres humanos.

15 de septiembre de 2010

EL BRILLO DE LUCIFER ES PARA UNO SOLO. REFLEXIONES EN TORNO A UNA PELICULA LUCIFERINA

Las puertas de la sabiduría se abrirán no solo al que tenga la llave sino al que Belcebú en su capricho desee abrírseles. El averno no solo es el lugar donde los condenados pagan sus pecados a fuego eterno. El infierno también puede ser el lugar donde El Demonio te dará el poder de saberlo todo, de caminar sobre las aguas, de invocar la lluvia y apagar el sol.
A diferencia de El bebé de Rosemary la visión que da en La novena puerta se acerca más al concepto luciferino y no demoniaco que tenía el clásico de 1968. Lucifer, cuyo nombre procede de los vocablos latinos Lucis (Luz) y Ferre (Portador), popularmente conocido como el demonio cristiano de la soberbia, tiene su origen en Luxferre, “El que trae el conocimiento a los hombres”. Luxferre es el equivalente romano del titán Prometeo griego, quien robó el fuego (El Conocimiento) de los dioses para entregárselo a los hombres. Como tantos otros dioses paganos, fue demonizado por la iglesia católica durante los años en que el cristianismo se extendió oficialmente por todo el imperio. Esta visión de Polansky es la que convirtió a La novena puerta en un fracaso de taquilla. La gente esperaba la típica visión católica del diablo como un monstruo salido de la oscuridad que subía a la tierra sin que sea llamado a apoderarse de el cuerpo de alguna jovencita virgen. Acá el demonio no sube ni se entrega a cualquiera por más de que uses un castillo y cumplas todos los requisitos que aparecen en el Delomelanicon (evocación de la oscuridad), escrito por Lucifer en persona.
Debido al cruel asesinato de su esposa perpetrado por la banda del hippie Manson y el tema escabroso de alguna de sus películas (La semilla del diablo, El inquilino, El baile de los vampiros, Repulsión) a Polansky se le ha asociado desde siempre con el satanismo. El ha salido a acallar esos rumores diciendo que hace esas películas porque “El diablo siempre vende” Pero que es un hombre racional, sin ningún tipo de creencia religiosa “Suelo leer revistas de ciencias y biografías” Una especie de Dean Corso excéptico pero envuelto siempre en un clima misterioso.  Y está por otro lado la ambición, la ambición que siempre tuvo este polaco por ser el mejor de todos, la misma ambición que tenía Guy, el esposo de Rosemary, de ser un gran actor o la ambición monetaria que esgrime siempre Dean Corso que lo llevará irremediablemente a la puerta donde está la luz.
Es imposible que la curiosidad de Polansky por el Sendero de la Mano Izquierda no lo haya llevado a convertir la inocentona y casi berreta novela de Perez Reverte El club Dumas, en una película que destila un conocimiento profundo sobre las prácticas satánicas y desfilan en ella los elementos que constituyen la ardua búsqueda de un hombre por llegar a las puertas de Luxferre.  La novena puerta es casi una road movie infernal donde Dean Corso (Maravillosamente interpretado por Johnny Deep) es el detective de libros antiguos más conocido de Nueva York y es contratado por el multimillonario coleccionista Bulkan para validar la autenticidad del libro más preciado de su colección, De uumbralis Regni Noverm Portis (Las nueve puertas del reino de las sombras)-Obra escrita por un sabio ocultista llamado Aristide Torchia poco antes de ser condenado a la hoguera por la inquisición en el año 1666- comparándolo con los otros dos únicos ejemplares que existen en el mundo, el del coleccionista Victor Fargas y el de la baronesa Kessler. Tentado por una jugosa recompensa Corso viaja a Europa donde se enfrentará de lleno a las fuerzas del mal que emanan los hombres porque a su lado el mismísimo príncipe de las tinieblas, encarnado en una hermosísima Lilith estará a su lado vigilándolo que nada malo le vaya a pasar.
Los malos son los hombres, no Lucifer. Él es el último reducto de cordura en un mundo donde Dios perpetra los peores crímenes. El es una mujer hermosa y noble, una amante abnegada como la Biondetta del Diablo Enamorado de Cazzote. En esa tradición está el demonio de Polansky, Lucifer es un faro que ilumina a los hombres, que desprecia al débil, que viene a imponer su luz donde solo hay tinieblas. Esa es la sensación que da al final la película, Dan Corso entrando a esa fortaleza y de la puerta de ella un brillo encandila la pantalla y alcanza a irritar nuestros pobres ojos de ignorantes impenitentes.

LA RENEVANTE

Mi vida fluctúa entre lo irreal y lo imaginario. Confinado a andar entre cuatro paredes preso de mi propia obstinación un día decido dedicarme a la inacción. Mis piernas apenas se mueven, están encogidas y la cabeza que crece al ritmo frenético de mi barriga. Goncharov describió a ese hombre dos días atrás el mismo miedo a perderse, la puta pereza que da levantarse y afrontar lo que viene. El tren que llega hasta acá pasa las mas escarpadas montañas Los turistas se detienen a tomarle fotografías a las estaciones blancas de nieve. Cuando el sol sale en este lugar encandila tanto que nos ponemos ciegos. No existe un resquicio de paz para mi en este mundo.
Cada dos semanas me llegan cartas implorándome que me vuele la cabeza “Será tu último acto heroico” me dice una de mis tantas admiradoras. Antes, en las novelas epistolares, los amantes se regalaban rizos de pelo, a mi una mujer en Tegucigalpa me ha pedido mi cabeza. Oh Salomé! No tengo un solo Juan Bautista por estos lados para fingir que es mía esa cabeza. Nadie la tiene tan inflamada. Me ha mandado en otro sobre el dinero para enviársela por correo. Yo aprovecho esa plata y le digo al jorobado que cruce el cerro y me traiga dos botellas del más poderoso de los aguardientes. El suicidio es una puerta, una opción, el último recurso de los valientes.
Me emborracho todos los días, me voy al mirador, ese hilo marrón que se ve abajo es el chicamocha. Cuando se alcanza a ver desde estas alturas es porque está crecido. El chicamocha es una bestia que arrastra todo a su paso. Pero por más bravo que sea, por mucho que se crezca no llegará hasta acá. En cambio el fantasma de ella me ha encontrado. Es lo único que ha llegado hasta acá. Vestía la misma bata con la que la enterré pero a diferencia de ese día su piel ha recuperado el color. Yo le hablo, le exijo una explicación. Creí que eso era la felicidad pero estaba equivocado. Tus venas cercenadas me lo hicieron aclarar. No me quedó más remedio que empacar lo poco que tenía y decirle al jorobado que le prendiera fuego a la casa. El jorobado me siguió por las montañas, no le importó que sobre el llovieran mil piedras porque quería seguir el peregrinaje solo, pero con el rostro lleno de sangre me suplicó que quería llevar mi pesado equipaje compuesto de unos cuantos libros y los diarios que nunca he dejado de escribir.
Por culpa de el todavía estoy vivo. Me sigue con su único ojo amarillento, vigila cada uno de mis movimientos. Por culpa de él todavía me llegan cartas e incluso el servicio ferroviario a hecho hace poco una estación a pocos metros de mi cabaña. Los turistas vienen y le toman fotos a la casa pero el jorobado, armado con un rifle se percata que nadie se acerque. Me dejan flores y recuerdos y me suplican que no caiga en la tentación de dejarme carcomer por el tiempo. El escritor mas brillante de su generación no puede tener la muerte indigna de los viejos.
Con lo mucho que me costó obtener la gloria para que Estela me amara, Estela…con lo mucho que hablamos de la muerte y tu dejaste tentar por su cara huesuda. No pudiste con eso, con pensar en que ibas a ser recordada por ser mi esposa. No era mi culpa que no pudieras escribir una sola línea bien. La poesía no es solo inspiración, la poesía exige una disciplina que nunca tuviste, un rigor que tiene que estar emparenatado con el talento. No soportaste mis criticas que aunque despiadadas y crueles lo único que buscaban era enseñarte el camino. Tu soportaste todos mis gritos pero una vez estallaste y yo no pude estar ahí para decirte que lo sentía, que toda esa gloria de la que me hacía acreedor era una gloria que había buscado para tener la vida que nos merecíamos. Pero tu egoísmo pudo más y ahora estoy solo, con la pluma seca, la página en blanco eternamente esperando el momento en que el jorobado apague su único ojo y yo pueda tirarme de barriga al vacío.
Para matarme tengo que matar al jorobado. El cree que es el único que sabe vigilar pero de tanto que me mira yo ya conozco todos sus movimientos. Se que cabecea después de las dos de la mañana, que sería muy fácil quitarle ese rifle porque a pesar de que mis piernas están secas y la barriga dificulta cada paso que soy le podría ganar con fuerza. De pronto lo que pasa es que el jorobado es la excusa que estoy buscando para seguir vivo. Cuando ella se aparece yo soy por unos segundos feliz, asi me mire con desprecio. Se que en el infierno ella grita mi nombre cada vez que un lengüetazo de fuego recorre su cuerpo. Allá te voy a buscar Estela, en ese mar de fango y de lava. Yo seré el que te cerrará esas venas que no paran de botar sangre. Dame unos días Estela, espera que el jorobado se quede dormido y yo le pueda meter un tiro en su frente.
Existe ya un vinculo directo entre la civilización y yo. Cada vez son mas y mas las cartas que llegan exigiéndome más historias sobre monstruos. Mi editor me ha sugerido varios millones si soy capaz de meter en el océano índico a Bebasio, me dice “Tengo un cheque en blanco, rellénelo de números” Pero no me atrevo a bajar, yo estoy seguro que abajo Estela perdería fuerza y ya nunca me encontraría. Quiero quedarme acá con ella o de pronto agarrarla de la mano, desmontar la improvisada cabaña y largarme para arriba donde no llegue ningún tren donde de cuando en cuando viene algún estúpido japonés a tomarle fotos a mi puerta. Intento agarrarle la mano a estela pero no la puedo tocar, ella es una proyección del sol, un reflejo del agua y temo que si la mueva de acá se difumine. El jorobado me dice que volvamos, que yo estoy apegado a un imposible pero no le hago caso. Acá entre estas montañas viene a visitarme y a mi no me importa nada más.

13 de septiembre de 2010

LA QUEMA

La lluvia sigue cayendo en este lugar alejado del mundo. Me aparto por voluntad propia, para ver solo a los que me de la gana. Los buses atestados de gente y ni hablar del maldito subterráneo que se mueve rabioso e indetenible por las venas de esa ciudad. Me aparté por gusto del oficio de escribir. Ahora creo que es más fácil hacer plata que escribir un buen libro. Cualquiera puede hacerse un diario, fabricarse una vida ajena y poner paisajitos que se ven entre el humo que exhala el sueño. A eso estamos avocados todos los que pretendemos forjarnos una obra. Por eso mejor he puesto un lugar para que la gente venga y goce de los placeres de la carne. Cuento con el servicio de excelentes mujeres de los mas variados países dispuestas a desenredar los nudos que el estress y la cotidianidad ha podido generar en mi variopinta clientela.
Parto del principio faulkneriano de que el mejor lugar para escribir es un prostíbulo, de noche es una fiesta y de día todo es silencio hasta que las putas comienzan a desperezarse. Lamentablemente no lo he podido aplicar porque me he visto arrastrado por la oferta no tanto sexual sino de drogas que suelen traer mis clientes. La cocaína por más estimulante que sea me opaca la erección y me quita las ganas de escribir. No se como hacía el Doctor Freud para andar tan juicioso metiéndose los pases de la más poderosa de las cocas que se pudiera conseguir en Viena. Además su esposa dejó un diario donde relata las increíbles hazañas sexuales que le perpetraba casi a diario su marido. Dicen que si uno pone la milésima parte de un gramo de coca sobre la cabeza del pene cuando este está erecto te hará fuerte, indestructible. Siempre lo olvido hacer porque a la tercera copa ya me siento mareado y con unas ganas inmensas de vomitar y después dormir el sueño de los justos.
Lamentablemente a pesar de que puedo juntar una buena cantidad de plata es imposible poderla mantener. Tengo demasiados gastos y las muchachas son caprichosas. A las cinco de la tarde ellas llegan a mi colchón polvoriento y me sacan a empujones obligándolas a cumplir con sus deseos. Me pongo el sombrero de copa y la levita así haga calor. Uno de mis clientes dejó un bastón con cabeza de cadavera que no dudo en lucirlo. Agarro un taxi y me voy al único centro comercial que tiene este lugar. Ellas me dan besos y se ponen contentas al ir juntando una montañita de ropa. No les preocupa mirar el precio. Son buenas, nunca he recibido una sola queja. Es un gusto que se dan una vez por mes.
Me gusta generar ese clima de relajación aunque he hablado con mi padre y él, hombre adinerado como pocos, me dice que no se debe tratar bien a una prostituta. Desoigo su consejo y de otros magnates. Para mi es fundamental tener un buen clima de trabajo así abusen un poco de mi. Porque las nenas son hermosas pero un poco tímidas y en ocasiones tengo que entrar al cuarto con una pistola en la mano a exigirle a esos senadores, adiposos malolientes que paguen lo que deben. No es grato meter el cañón del revolver en una de esas bocas cargadas de comida añeja. Una vez incluso se me presentó un pequeño inconveniente, había tomado un poco más de lo normal y tenía la muñeca un poco floja. Uno no puede acostumbrarse a la fragilidad del gatillo de un revólver. El eco del disparo se escuchó en los otros cuartos, a medio vestir salieron los senadores e incluso el obispo alcanzó a salir en toalla y poniéndose los lentes alcanzó a proferír un ave maria purisima al ver incrustados en la pared los pedacitos de cráneo que alguna vez forraban la cabeza del senador Robledo. Entre ellos me ayudaron a enterrarlo en el patio. Afortunadamente esa noche estaban en la ciudad varios senadores liberales que odiaban a rabiar a Robledo. Con la ayuda de un antiguo contacto que tenía en la prensa pudimos inventar que el senador había sido secuestrado por uno de los carteles de la droga. Los conservadores se reunieron a debatir y entre todos reunieron unos cuantos millones que no dudé en cobrar. Recibí toda la plata, los senadores liberales estaban agradecidos conmigo porque Robledo era uno de sus mas férreos opositores. Incluso me ayudaron a conseguir mas barato el material donde construí tres piezas más. Justo debajo de donde está enterrado el maldito liberal malapaga.
Pero a veces llueve y me entra la nostalgia. Ya la lluvia no significa mucho para mi porque me espanta a los clientes. Antes aprovechaba los diluvios para espantar mis tristezas enfrascado en un delirio literario. Era la única forma para extirpar las penas. Pero ahora no tengo necesidad. Aprendí a quejarme de plata, a que la única duda existencial pueda ser el hecho de no tener una joya para regalar o para vender. El regateo y la mezquindad me alejan de las tristezas pasadas. Que se mueran todos los poetas, que se callen de una vez.
Anoche hice una hoguera en el pedazo de patio que me quedó al lado de los cuartos nuevos. Junté todos los papeles que alguna vez había rellenado con mis letras, hice una montaña y lo rocié con kerozene, como eran tan pocas las páginas que había escrito y hacía mucho frío reforcé la hoguera con las viejas novelas que todavía guardaba. Se fue Turgueniev y Oblomov, se quemó Cazzote y Hoffman. La hoguera prometía las muchachas se animaron, los clientes y ellas comenzaron a bailar alrededor del fuego mientras sonaba estruendoso el lamento de un mariachi, yo esbocé una sonrisa y me retiré al cuarto principal. El ardor del humo me puso a llorar.

8 de septiembre de 2010

ELLA Y EL EN LA CIUDAD DE METAL

Se despertó de tarde con el dolor de cabeza de las malas noches. Las botellas vacías rodeaban su pobre colchón. Otra vez la nausea las ganas de vomitar, juntar unos billetes y decirle a la prostituta de turno que se largue de una vez que se lleve su aliento de verga a otra parte. Para colmo cambia el clima se pasa del frío extremo al calor sofocante. Acá no existen las estaciones sino los extremos. El debería estar acostumbrado pero que va, ya está muy viejo para acostumbrarse a algo.
Llegó hace mucho tiempo a la ciudad de techos de metal. Ella estaba acá y le dijo que la buscase. Subió montañas y cruzó ríos solo para estar con ella. Nunca le gustaron las paredes de granito con las que están recubiertas las murallas que cubren la ciudad, el estaba acostumbrado a la aridez perpetua de su tierra, a la sequía constante a la lucha palmo a palmo por un pedazo de tierra. Se acostumbró a vivir con muy poco y seguramente no hubiese salido de allí sino se hubiera cruzado con los ojos de ella. Era una morena alta y delgada de ojos miopes que le daban a su mirada una ternura particular. Iba a dar clases a la escuela municipal y el justo arreglaba los trastes de las carretas en el taller que quedaba al frente. Un día la vió y la persiguió, aunque la hizo reir ella rehusó salir en la primera cita. A la segunda le dio un beso pero le advirtió que sus días en el pueblo estarían contados porque pronto partiría a la ciudad de metal. El le dijo que cualquier cosa que pudiera hacer para estar juntos no era ningún sacrificio. Ella se fue a los dos meses y cada tanto le mandaba cartas apasionadas donde le recordaba las bondades de estar en una ciudad con una planta eléctrica propia y con trabajos dignos de un ser pensante, donde necesariamente no se necesitaban las manos sino también la imaginación. Ella había trabajado toda su vida con el anhelo de poder salir un día de ese pueblo carcomido por el viento y el sol y ahorrando peso a peso pudo juntar lo suficiente para irse a estudiar pintura al instituto más importante de la ciudad de metal. Su familia se opuso porque una mujer no estaba para encarar sola una aventura de esas, la mamá le decía “Mija no se vaya sola, mire que la gente va a pensar que usted está embarazada y va a querer tener el hijo fuera de acá para que nadie lo note” Pero a ella le daba risa esa ocurrencia y sin importar el dolor que pudiera proporcionarle a su familia se marchó del pueblo dejándolo todo. Lo único que extrañaba era el vigor de los brazos de aquel hombre, la inocencia y sinceridad con que le decía que la quería. Era pura fuerza, había soñado para su vida algo más sofisticado una persona que le pudiera enseñar el mundo en cuatro libros, que hablara varios idiomas y que cuando le escribiera cartas de amor no tuviera tanto errores ortográficos.
Pero justo, pocos meses antes de partir se ha enamorado de la inocencia de un herrero y no puede evitar extrañarlo en las primeras semanas que pasa en la soledad devastadora de la ciudad de metal.
Así que vende sus tres carretas viejas, su torno y yunque y con lo poco que recoge cruza los caminos, destroza caballos y llega después de extenuantes días a la ciudad donde todos los ríos se secan. No miraba la particular manera con que la gente caminaba e iba vestida, como si eso no le importase, ni miró las fuentes que siguiendo el ritmo de una canción iba expulsando sistemáticamente el agua. Ni los arcoíris artificiales que se extendían de edificio en edificio. Para el todo era un mismo cielo. Con los zapatos rotos llegó a la pensión donde vivía ella, se abrazaron y lloraron juntos y fueron por unos instantes absolutamente felices.
Pero la rueda de la fortuna nunca se detiene. Ella trató de convencerlo de que dejara de hacer tanto trabajo físico y aprovechara la oferta cultural que presentaba la ciudad de metal para educarse un poco. Para él, ella era un ídolo así que le hizo caso. Se matriculó en un taller para aprender a comprender el cinematógrafo pero a él eso de que unos gnomos diminutos se muevan dentro de una sábana le parecía una cosa demoniaca. Solo fue a una casa y se encerró con una botella de brandy en su pensión, en la soledad de su pensión a esperar que ella llegara de clases. Al contrario de lo que pudiera sentir él, ella cada vez disfrutaba más de las ventajas que le proporcionaba la ciudad de metal. Incluso un amigo de la facultad construyó para ella unos lentes enormes y gruesos para que pudiera ver con más claridad. Entonces supo que el mundo estaba compuesto de colores diáfanos y hermosos. No sabía que se pudiera ver con tanta claridad. Corriendo fue a verlo a él, a buscarlo en su pensión. Llevaba días así, callado y algo alterado, ya no le gustaba salir al teatro porque decía “No entiendo una sola palabra de lo que dicen” y ella quería alegrarlo con algo, era su sostén, su mayor alegría. Entró al cuarto y lo vio tumbado en el sofá, sin camisa y con una botella de ginebra en la mano. Vio con claridad los pliegues de su rostro, lo viejo que era, lo poco que se parecía a esos jóvenes despiertos y sanos que hacían con ella el curso. El se despertó murmurando maldiciones y ella para evitar vomitar se tuvo que quitar los lentes.
Por mas de que quiso no lo dejó volver a tocarla. La impresión había sido muy fuerte. Se esforzó porque no le molestaran sus ronquidos, trató de quedarse con solo las cosas buenas que el pudiera proporcionarle, pero el cayó en una depresión terrible y comenzó a beber mas de la cuenta y también le robaba los pocos pesos que le daban por esos cuadros que cada vez le quedaban mejores porque ella día a día iba mejorando la técnica hasta el punto que ya se hablaba en la facultad de que se iba acercando el día en que haría una exposición. Si tuviera un espacio –pensaba ella- un espacio para mi sola…
Llorando un día lo afrontó y el en el sopor de la borrachera dejó de ser un salvaje y entendió que la había perdido. Ella en compensación le dio un fajo con billetes de un cuadro que acababa de malvender “Con eso tienes lo suficiente para volver al pueblo, perdóname por favor” El tenía ganas de golpearla se contuvo y más bien salió dando un portazo. Se dejó llevar por el río humano que es el único río que fluye en la ciudad de metal y así flotando en él llegó a un prostíbulo donde se acostó en un colchón sucio y se acostó con una prostituta tras otra y la quiso olvidar así pero a su depresión se le juntó la misera de verse sucio.
Así que se despertó esa mañana en un cuarto que no conocía, tratando de juntar los últimos billetes para decirle a la puta que se fuera, quiso salir de allí y poder buscarla en las calles sin nombre de la ciudad de metal. Salió y el sol le dio de frente como si fuera una cachetada, como un loco empezó a gritar su nombre, le dolía el pecho y la gente que pasaba a esa hora perfectamente ordenada como si estuvieran en una marcha no se mosqueaban ante su dolor. Se arrodilló en una acera y ya sin esperanzas se llevó las manos a la cara y comenzó a llorar.

7 de septiembre de 2010

MESSI, EL ROBOT

Hay algo frío en los ojos de Messi, hay algo que no es natural en su manera de hablar, como si estuviera programado, como si detrás de él se escondiera el proyecto de un científico loco por crear el futbolista perfecto. Han existido en la historia de la humanidad autómatas célebres como el famoso Turco, el ajedrecista de madera que derrotó durante cien años a los mas brillantes jugadores de su época (Incluido a Napoleón). Al final se descubrió que no era una máquina sino que dentro de él se escondía alguien que movía las fichas mediante un complejo juego de espejos e imánes. Lionel en cambio es un robot de verdad, es el triunfo de los autómatas.
A diferencia de los replicantes de Blade Runner Messi no tiene grandes preguntas existenciales. Fue criado en la masía como un verdadero Forrest Gump, lo ponían en la cancha y le decían corre, dribla y el lo la hacía sin entender muy bien su talento. Es sabido que Messi no le gusta mucho el fútbol, que lo juega porque es lo único que sabe hacer. Es un mal del jugador moderno, están sobre la cancha porque están diseñados para eso. Cada vez quedará menos margen para la poesía dentro del fútbol y la poesía no es solo un dribling o un túnel sino la lucha feroz que entabla un niño contra la adversidad por el sueño de emular a sus ídolos. Vean el caso de Pelé, Garrincha, Maradona o Zidane, gente que vino de abajo y que se llenó de sacrificios para que los vieran para demostrar que podían ser mejor que lo que su destino les había marcado.
Ni hablar de los malditos como Ronaldo de Souza Farias, Romario, Best, Ronaldinho, Adriano, Asprilla, jugadores llenos de genialidad pero con el terrible drama de ser humanos, de vivir rodeados de tentaciones y de caer en picada en ellas. Vidas llenas de drama, de dolor y de una profunda alegría. Tuvieron el pecado de ser humanos, demasiado humanos.
Messi es ídolo en el Barcelona, ¿Cómo no? Lo ha ganado todo y se ha dado el lujo de marcar cuatro goles en un solo partido, pero en Argentina no pasa lo mismo, por que el robot está diseñado solo para jugar de esa forma con el barza. Es algo más complejo de que no rinda en su selección sólo porque no está a su lado Xavi o Iniesta si no porque el fue programado para responder al quinto toque, aunque no lo crean Messi no improvisa tanto como parece, desde el banco Guardiola lo maneja todo con su control de Play Station. Además en Argentina ya tuvieron a un tipo que era como ellos, que comía como ellos, que bebía como ellos, que falopiaba como ellos. Que desde la más humilde cuna se erigió Dios. Es un error muy grande compararlo con Maradona, siempre procaz, siempre viviendo al límite siempre con una deliciosa frase en sus labios. La personalidad de guerrero que irradiaba en la cancha se la forjó en esa lucha constante que tuvo contra la vida misma. Así nacen los campeones. Lamentablemente la tecnocracia pronto extirpará de raíz ese defecto que tiene el fútbol: el de que sea jugado por humanos.
Sobre el pecho del robot una firma de zapatos estampillará su nombre a cambio de varios cientos de millones de dólares. El pobre androide no responde a estímulos, para el es lo mismo vivir debajo de un puente que en una suntuosa mansión en Marbella. El será guardado en su caja el domingo, poco después del partido y será vuelto a sacar el martes para que con sumo cuidado haga la práctica. Es una experimento que cuesta 200 millones de dólares, un producto de avanzada diseñado para colmar las expectativas de un público que quiere mas eficacia y menos margen de error, que desea ganar a cualquier costo y que por favor, su estrella predilecta no tenga una vida, que nunca se tome un trago ni se tire a una muchacha. Una máquina perfecta que sea todo lo que ellos nunca podrán ser.

2 de septiembre de 2010

MILESTONES

Asi que vuelvo a bañarme en ese río que es Miles Davis, con un cuenco voy echándome por las heridas el agua bendita que destilan sus fuentes. Davis es un curandero, la sanación que necesito el que con su conjuro barrerá la basura que tengo adentro de mi cabeza.

Una muchacha está poniendo hoy la música del bar, soy cliente de acá, me conocen de años, la muchacha es hermosa los dientes como una sucesión de diamantes, me le acerco y le exijo escuchar Milestones la versión del 69 en su concierto en Copenhaguen, me acuerdo del hijo de puta dando la espalda sin saludar a la gente, sin mostrar un solo gesto "Que vengan acá por mi música, no para que los haga reir con mis monerías de Tio Tom, si es por eso que desentierren a Satchmo". Igual todos se arrodillan ante él. Mi Dios negro.

Lo dejé de escuchar en estos meses porque no tenía necesidad de él. Viste que la droga a veces sirve para limpiar todas esas telarañas que reposan en los rincones mas oscuros de la mente. Estoy solo en el bar, sin dinero, los chicos se han ido y la muchacha que pone los discos ve que regateo con el mesero por un trago de Whisky. Dentro de poco de una patada en el culo me echarán a la calle. Ella ha llamado anoche, justo cuando Scottie trataba de convertir a la pueblerina Judy en la sofisticada Madeleine sin sospechar que las dos eran la misma mujer. Sentí como su voz se quebraba al otro lado del teléfono. Sobre nosotros recayó la misma conversación de siempre, una suerte de laberinto de patafísica invertida, "Lo nuestro no es más que un cadáver".

Sobre la mesa hay una botella con dos dedos de vodka, los vierto en un vaso y lo bebo sin respirar. Otra noche de frío, la niebla borrando el bosque que rodea City Bell. Siento el dulce mareo de la embriaguéz pero tambien una nausea recorriendo mi cuerpo, para no caer busco entre los discos Walkin y pongo la aguja sobre el acetato. Miro mis manos que tanto le gustaban "Tu si sabes como se toca a una mujer" Tengo manos de niña le respondía confuso. Si un hombre sabe tocar a una mujer no debería costarle trabajo aprender a tocar una trompeta.

Un día no quiso tocar más y se encerró en su lujoso apartamento de Brooklyn a servirse sobre espejos rotos líneas interminables de cocaína. Tony Sanchéz le traía las prostitutas, no importa las que fuera ni que en que condiciones estuvieran, el vampiro necesitaba fluidos. Los pocos amigos que le quedaban lo visitaban a esa caverna ostentosa y maloliente, como si el que viviera allí no fuera el más grande trompetista de todos los tiempos sino el jefe de una manada de Australopitecus. Estaban convencidos que el hombre que pudo derrotar en un pulso intenso a la heroína no saldría de ese limpo que se había impuesto. Pero un día se hastío y sacó la cabeza y aunque le costó trabajo recuperar la forma lo hizo y todavía tenía para dar dos obras maestras indiscutibles: Amandla y Tutú. A los sesenta años volvió a vivir.

Pensar en él consuela un poco mi aislamiento de borracho. Escucharlo me relaja, me hace sentir bien. Dentro de unos meses habré dejado atrás toda esta estela de dolor y ya no desearé estar muerto. La obsesión por tocar salvó a Miles, yo me construiré una excusa a manera de flotador o sino llegaré nadando a la Isla del olvido donde todos están reventados pero han perdido sus conciencias.

No me quedan más discos que poner, quisiera que la sala estuviera llena de gente y que pidieran No Straight No Chaser, que me hablaran de la necesidad ineludible de escuchar a Sonny Rollins en ese puto momento, me conformaría con que estuviera ella solamente pero eso no lo puedo concebir. "El jazz es una música muerta" me dice en su última carta, ella solo cree en la vanguardia y cree que la vanguardia es un tipo urgando  las bovinas de un ordenador. Tu vanguardia nena caduca rápido como los periódicos de hoy.

Nunca le gustó cantarle cosas a Dios, por eso no pudo entender que Coltrane era un demiurgo. Trane tenía la costumbre de pincharse un poco los brazos y en pleno viaje acostumbraba a meterse los dedos en la naríz y escarbar un poco allí. A Davis eso le molestaba en sobre manera y como era un tipo impulsivo no dudaba en cruzarle la cara con un par de cachetazos. El negro gigante no reaccionaba se iba confundido a los rincones a llorar su desgracia. Un día Monk no soportó más y agarró a Davis del cuello y le exigió que respetara a su saxofonista. Aprovechando la coyuntura Thelonoius convenció a Coltrane de que dejara al trompetista y se viniera a su grupo. Al poco tiempo Trane se desengancharía de la heroína y compondría una de las melodías que hombre alguno le ha dedicado a Dios. A Miles le parecía demasiada experimentación pero el sabía que A love supreme iba a ser tanto o más importante que su A Kind of blue. Pero de los dos esta noche me quedo con Miles Davis el terrenal, el hijo de puta orgulloso que no le pide perdón a nadie, ese hijo de puta que me recuerda tanto a ella.

Comienza a clarear en la decimonovena noche blanca. La niebla se esparce por el bosque y entra en mi casa. Todo está blanco, no puedo ni ver mis manos, ya no sé si la casa emprendió vuelo sola y ahora estamos dentro de una nube, no sé si eso que se escucha al fondo es un quinteto de ángeles tocando So What.

1 de septiembre de 2010

VERTIGO O EL PIGMALION FETICHISTA

Tenemos una mujer en la cabeza, queremos hacerla. No somos el rabino de Praga pero tenemos su misma obsesión. Agarramos un pedazo de barro, vamos moldeando la figura. El fuego del día derrite sus formas. Entonces pensamos en el Doctor Frankenstein pero ¿Estarías dispuesto a llevar a tu lecho a una mujer hecha con retazos de cadáveres?
Queremos tener la facultad de ser Dios por un segundo y formular el deseo pero ¿Has visto como acaban los que se han atrevido? Agarra el dolor de lo perdido, sale a la calle y escoge a una de esas lindas rubias que caminan por el malecón al mediodía. Concéntrate, si le das forma a las nubes, a las manchas de cerveza que hay en tu mantel podrás encontrar en ella a la que se carcome en la tumba. Síguela hasta el hotel de mala muerte donde se está quedando, abórdala, no le temas al rechazo, ella te sacará del foso donde te puso la muerte de lo que mas querías. Ella cederá, pon tu rostro en la luz, seguro que ella también te reconocerá.
Llevala al restaurante donde ibas con tu amada, ordenale que coma lo mismo que comía ella, no importa que lo rechace, la clave está en que la obligues. No te esfuerces en ser encantador, termina rápido la comida, llévala a comprar ropa y vístela de gris. Envuelvela en las telas que tanto te excitaron alguna vez, transformala en ella.
Tus invocaciones sirvieron, físicamente ha vuelto a estar contigo. Después querido Pigmalión fetichista debes enseñarle todo lo que sabes. Una mujer por lo general es un cuenco vacío que debes empezar a rellenar con mucho tacto, debes armarte de la paciencia de los que hacen barcos dentro de una botella.
En un año estará contigo la abnegada esposa que enterraste. A diferencia de ella se sentará a tu lado a escuchar todos esos horribles poemas que te gusta componer y no hará mala cara, al contrario aplaudirá y te pedirá más. No es como la Olimpia que una vez describió Hoffman, esa que está ahora a tu lado es de carne y rezumará amor por ti. Saldrá a recibirte cuando afuera caiga la nieve y te tendrá un baño caliente para desentumecerte del frío. No pensarás más en la que se murió, la despreciarás en el recuerdo, notarás que estaba llena de defectos e imperfecciones, igual no le eches la culpa al fin y al cabo no la habías hecho vos