El viernes en la noche en una destartalada cancha de microfútbol tres sicarios abalearon a Cristopher Alexander un muchacho de 16 años de la ciudadela de la Libertad que tenía como única pasión el Cúcuta deportivo. Su muerte sería como cualquier otra, un joven más que cae bajo las balas asesinas del estado y su circulo paraco sino fuera porque la barra a la que él pertenecía decidiera tomar venganza a su atroz muerte. Lo tuvieron en cámara ardiente todo el sábado, cubrieron su cuerpo maltrecho con la bandera roja y negra y esperaron el domingo para dar el gran golpe. La primera idea que se les ocurrió fue pasear el ataúd por el patio de banderas afuera del estadio y de pronto esperar que alguno de los ídolos motilones se acercara para darle el último adiós al hincha fiel. Pero enardecidos por el aguardiente tuvieron la valentía de ir más allá y en maza entraron al General Santander con todo y muerto subiéndolo a la tribuna donde cada domingo alentaba a su equipo. En la cancha los motilones perdían un gol por cero en otro de los partidos horribles que nos ofrece desde hace un año el gris onceno de Juan Carlos Díaz. Los espectadores aletargados por la amargura del domingo sintieron que estaban presenciando una alucinación colectiva al ver que la barra del india llevaba sobre sus hombros un ataúd.
Los compañeros de la Iguana, como era conocido Cristopher por su estrafalario corte de pelo gritaban y lloraban a la vez, el juego era lo de menos, ellos ya habían ganado su partido. El sol inclemente ayudaba a descomponer el cuerpo y ya el olor empezaba a hacerse insoportable, cuando decidieron sacarlo justo en ese momento el equipo de la frontera reaccionó y pudo empatarle al Envigado, uno de los amigos de la Iguana abrió el cajón para darle un abrazo de gol al muerto.
Al otro día noticieros de todo el mundo informaban del insólito suceso. Era la primera vez en la historia que un muerto entraba sin permiso a un estadio. La sociedad civil volvió a sentar su voz de protesta contra estos vándalos que han alejado con su violencia a la gente del estadio, la opinión publica dejo en claro los valores sobre los que se cobija, decían en la esquina de todos los barrios que a esos hijueputas lo que hay que hacer es agarrarlos a bala, porque en el país del sagrado corazón la pobreza como casi todos los problemas se tienen que arreglar a punta de plomo. Una de las barras bravas menos problemáticas del país es la barra del indio, yo he estado ene sa tribuna fumando marihuana con los muchachos y he podido constatar que son pura pasión roja y negra. Tengo un amigo que viajó a Barranquilla con ellos y pudo constatar que en medio de todo son niños, otros niños más victimas de esta iniquidad de una sociedad absurda y sectaria que discrimina a los pobres y a los negros.
Pero el domingo en medio de un partido horrible como el que sostuvieron Cúcuta contra Envigado esos pobres, esos desarrapados, los despreciados de la sociedad probaron la miel de la venganza. No tuvieron que matar a nadie, ni tuvieron que atracar a ningún ricachón, simplemente se engavillaron y en la entrada del General Santander entraron en tropel con el cuerpo de su amigo para que pudiera gritar el último gol antes de descansar para siempre en el horrendo cementerio de San Luis.
Este acto heroico de la barra sirvió para que el mundo conociera la aniquilación sistemática que le están implantando a estos niños cuyo único delito es alentar fervorosamente a su equipo. Ni la barra del Indio ni ninguna otra barra que entra al General son bandas delincuenciales, no tienen la malicia, ni la organización delictiva de Disturbio Rojo (Barra del América), Angel Azul (Millos) o los del Sur (Nacional). En Cúcuta solo hay dos razones por las cuales la gente no ha vuelto al estadio, una es la preocupante situación económica de la ciudad y la otra es el pobre desempeño de el equipo, acá las barras por mas canticos argentinoides que canten siguen siendo pacíficas, ingenuas.
Sin embargo los que viven en el valle, los que no tienen que padecer la incomodidad de ser un excluido respiraron aliviados porque los paracos habían extirpado otra mala semilla y el domingo se escandalizaron al ver como esos bandidos profanaban el estadio haciendo entrar a un muerto. Para mi en cambio fue un acto de amor hacia la amistad, hacia el futbol, poesía pura de esa misma que se dejó de ver en el campo de juego.
Para todos sus amigos la Iguana resucitará los domingos cada vez que el Cúcuta Deportivo convierta un gol. Ese rugido atronador será el grito de Cristopher
31 de marzo de 2011
30 de marzo de 2011
LA VERDADERA UNIVERSIDAD ESTA EN LOS LIBROS
Uno de los mas grandes fracasos de la educación superior en Colombia es que la gran mayoría de egresados salen a la vida pública sin tener el hábito de la lectura. No solo poseyendo el cartón se es una persona ilustrada, el problema es que el profesional de hoy en día no pretende ser una persona ilustrada tan solo aspira a ser un profesional para que después el sistema lo contente con un buen puesto y con el reconocimiento de que todo el mundo le diga “Doctor”. Se confunde comprensión de lectura con amor a los libros. Un alumno contemporáneo compra libros solo porque el profesor le ha obligado a hacerlo y al obligarlo inmediatamente se lo prohíbe, le prohíbe la posibilidad de que goce su lectura. La ventaja que tendría la institución académica que pretenda inculcar el hábito de la lectura llevaría a formar profesionales con amplios conocimientos en cultura general, historia o literatura por ejemplo.
Esta renuencia de parte de los jóvenes a la lectura se la deben a la tozudez de muchos profesores de insistir enfrentar al estudiante a un texto con alta carga teórica. Recuerdo con desagrado las clases de filosofía de la historia recibidos en un vetusto salón bajo el sol inclemente del mediodía. Iba porque era un requisito para pasar la materia y como es harto sabido en este país si no tienes título tu destino será calentar banca en la plaza central de tu ciudad donde descansan esos muertos en vida que engrosan el descomunal ejercito de desempleados. Cumplí con el requisito pero el precio que tuve que pagar fue muy alto. Nombres como los de Hegel, Agnes Heller o Kant me produce urticaria. Me han cercenado un pedazo de la filosofía de la historia que no solo es indispensable para entender lo que Heidegger denominaba el Dassein que es nada mas y nada menos que el acercamiento a la explicación del gran filósofo alemán de porque pastamos esta tierra, de porque demonios fuimos arrojados arbitrariamente a un mundo que no entendemos . De paso me estoy perdiendo disfrutar de universos tan ricos, tan indispensables para hacernos preguntas vitales como son las obras de Kant y de Hegel. Sufrimos mucho los historiadores que estuvimos en esa clase pero no quiero imaginar el sufrimiento que habrán tenido que padecer los despabilados estudiantes de otras carreras que tomaron esta materia como electiva.
Toda educación como todo pensamiento es hija de su época, en estos tiempos atrabiliarios la educación es esclava de un terrible sistema productivo destinado a formar valores tan cuestionables como competitividad y excelencia. En un mundo con tan pocas oportunidades de trabajo el alumno se vuelve esclavo de su nota convirtiéndose de paso en un autómata cuya única función es grabarse la lección de hoy para olvidarlo mañana.
Es cada vez mas raro ver estudiantes que por cuenta propia decidan leer un libro, un joven que por pura curiosidad se interne en una obra literaria. La abominable cultura de las fotocopias ha cercenado cualquier posibilidad de inculcarle al alumno el amor por los libros y por la lectura. Además ¿Cómo puede inculcar esta pasión alguien que no lee?. Es alarmante constatar la incultura en la que viven sumergidos la mayoría de nuestros docentes. Cada uno de ellos repasando una y otra vez como en una eterna peonza las clases que recitan desde hace años, demasiado cansados, demasiado comodos como para leer o investigar cosas nuevas. Porque ponerse al día no es hacer el último diplomado, ponerse al día es no parar de leer, de abrir con nuestras propias manos las inagotables puertas del conocimiento. ¿Cómo se puede transmitir una fiebre si no estamos infectados de ella?.
Es exasperante escuchar en un salón de clase al profesor quejarse del poco interés con el que asumen sus alumnos la materia dictada. Una reforma educativa tiene que partir necesariamente de un cambio de mentalidad de los educadores.
Uno de esos cambios tiene que ser el de dejar de mirar con desconfianza la ficción. De la década del setenta para acá se confía ciegamente en lo que pensadores como Adorno o Lukacs amparados en el escudo teórico del marxismo. Es realmente complicado aprender a amar la lectura cuando tu profesora de economía piensa que la única forma de entender la sociedad de consumo estriba en leer las laberínticas postulaciones de Karl Popper cuando en Balzac, en novelas como Eugene Grandet, Papá Goriot y sobre todo en Grandeza y decadencia del perfumista Cesar Birotteau, en estas tres obras maestras que forman parte de su comedia humana podemos entender la mentalidad del acaparador, del capitalistas despiadado y mezquino.
A diferencia del texto teórico la obra de arte posee un valor profético, visionario. Para entender la revolución francesa y los cambios que tuvo dentro de la sociedad no nos sirve iniciarnos leyendo a un historiador, a un académica como Michelet cuando todos los hombres que hicieron posible este cambio tan importante en la Historia están metidos dentro de los Miserables. Victor Hugo con una precisión de documentalista nos va contando calle por calle como vivían los franceses unas décadas después de la toma de la Bastilla. Hasta las cañerías de París no se escapan de la omnipresencia del narrador de esta monumental obra que como si fuera Dios todo lo controla, sobre todo opina, manejando los hilos de cada uno de los personajes de esta novela. Como Guerra y Paz Napoleón es un personaje principal en su obra, acá es cuando la lectura se convierte en un juego, por ejemplo comparar como Tolstoi decidió mostrar a Bonaparte como un El Enemigo del Género Humano, el hombre que por medio de métodos tan abominables como la Gleba pudo formar un ejército de 400.000 soldados que invadió Rusia en seis meses llegando hasta la capital, poniendo sus embarradas botas de cuero sobre la bandeja que tanto amó el Zar Alejandro y que una vez estando allí, en el centro de Moscú conocieron el talante de los rusos, de las montañas bajaban cosacos, cientos de descendientes de Taras Bulba que empezaron a menoscabar, como dos siglos después hicieron un puñados de campesinos en Vietnam, las mermadas fuerzas napoleónicas. El emperador tuvo que abrir los ojos desmesurado al ver como en la noche la ciudad comenzó a arder por causas que hoy incluso desconoce, ardió como tantas veces lo ha hecho, ardió como lo retrató Dostoyevsky en su novela, un pedazo de documental escrito sobre los incendios que nihilistas, seguidores de Bakunin , perpetraron en la Moscú de mediados del XIX, prefigurando además los nefastos hechos por los cuales la familia Romanov fue aniquilada, dando paso a la revolución de los Soviets.
El ogro de Córcega se montó en su caballo y salió despavorido de Moscú, ejemplo que siguieron en completo desorden los hombres que habían invadido suelo ruso. En unas cuantas semanas Bonaparte tuvo que ver como sus bien pertrechados 400.000 hombres se transformaron en 1000 sarrapastrosos que pudieron regresar a sus casas.
La imagen de un personaje histórico se va construyendo a partir de la visión de tres autores tan disimiles que son Tolstoi, Stendhal y Hugo. Estos dos últimos presentan a Napoleón como un genio único, como “El espíritu encarnado” . En la Cartuja de Parma, Fabrizio del Dongo, el héroe de la novela tiene dos pasiones enfermizas, por las cuales podría dar hasta su propia vida, su tía la duquesa Sanseverina y Napoleón. Dejando todos los privilegios de su clase se va a caballo a enfilarse en la batalla cambiando sus oro por un mugroso uniforme, algo que lo identifique con las tropas que ama, por la bandera por la que da la vida. Su hermoso rostro hace que todas las tenderas se fijen en él y que le facilitan las cosas. Fabrizio es indiferente a todo, a diferencia del Mario de los Miserables ni siquiera la fiebre del amor por una mujercita puede alejarlo de su obsesión, de su compromiso. No le importará ser ultrajado, perder para siempre una vida de privilegios con tal de caer rendido ante su Dios.
En los miserables también Napoleón es el Demiurgo el ser rector del destino de los hombres. Bajo su nombre, bajo su memoria porque han pasado años después de su oscura muerte en una isla, el emperador u Buonaparte como lo llamaban despectivamente sus enemigos, Napoleón unía o separaba a los habitantes del mundo civilizado.
Los grandes hombres dejan una huella indeleble y nadie fue más enérgico para dar su paso como Bonaparte.
Tolstoi consideraba Los miserables como “La novela más grande jamás escrita” y a pesar de las notables diferencias ideológicas la novela de Victor Hugo sin duda, marcó su existencia y su obra. En algunas escenas de la novela podemos notarlo mejor. El conde Andrei Bonkolski mano derecha del mariscal Kutuzov yace en el martirizado suelo de Austerlitz. Una herida profunda le perfora el hombro y a pesar de que el dolor lo consume siente una paz que jamás imaginó sentir. Ante sus ojos el cielo se abre como una mano extendiéndose al infinito y Bonkolsky, el condesito Andrei Bonkolsky, niño mimado de la aristocracia rusa puede percibir lo pequeño que es el hombre con respecto al universo o porque no, al mismísimo Dios. El conde siente voces en francés a su alrededor tal vez saqueando o inspeccionando cuantos cuerpos pueden haber regados en la tierra para ir pensando de que tamaño sería el hueco que tendrían que cavar. Bonkolsky todavía respira a pesar del insoportable dolor la muerte todavía no ha posado sus ojos sobre él. Napoleón mismo se encarga de dirigir la inspección. Está pletórico de alegría; no puede ser de otra manera, en Austerlitz le ha brindado una aplastante derrota a sus mas poderosos enemigos: Prusia y Rusia. En otras palabras la batalla de Austerlitz le ha entregado el mundo.
Por eso puede tener tiempo y ganas de reconocer la valentía de un contraincante el ha vistocomo se batía en el campo de batalla el príncipe Bonkolsky. Por eso exige que se le de una atención inmediata y privilegiada al oficial que de ahora en adelante será un prisionero más, pero al conde Bonkolsky que como buena parte de los soldados europeos de principios del siglo XIX sentía una admiración rayana en la locura por el emperador francés no pudo sentir más que indiferencia al ver a ese gran hombre de uno cincuenta de estatura absolutamente insignificante si se compara con la majestuosidad que se le presentó el cielo en esa epifanía que el dolor de la muerte mismo le impuso. Si ese privilegio de ser atendido en el campo de batalla lo hubiese recibido Fabrizio del Dongo o Pontmercy lo mas seguro es que las palabras y el reconocimiento del Napoleón hubieran servido de sanación inmediata a sus heridas. Tolstoi a diferencia de los maestros franceses buscaba afanosamente la santidad, la escritura es su vehículo para llegar a la santidad y creía que el más grande de los hombres era una hormiga insignificante al lado del poder inconmensurable de Dios.
En tres novelas podemos ver las aristas de un personaje vital para la historia. ¿No es válido creer que la literatura puede servirnos para conocer mejor un personaje, un periodo de la historia?.
Vargas llosa dice al respecto que no es posible darle un sentido histórico real a los Miserables “Esto no es un testimonio sobre la sociedad francesa de 1815 a 1833 sino una hermosa ficción, inventada a partir de aquella realidad y de aquella realidad y de los ideales, sueños, traumas, angustias, obsesiones-Los demonios- del primer romántico de Francia. Lo que hay de documental en el libro es poco exacto y ha envejecido” . Esto no es del todo cierto porque en cierta forma una novela como los Miserables nos revela como sentía la política el pueblo francés, al menos su enfebrecido estudiantado que no dudó un momento para convertir las calles de París en un campo de batalla que pretendía conseguir la libertad. ¿Es más exacto entonces la copiosa y sesgada visión de un historiador ante los hechos? ¿No recuerdan que Heinrich Schliemann descubrió Troya armado solamente de un roído ejemplar de la Iliada?. Eduardo Mendoza también asume una postura parecida al del autor de La casa verde en su prólogo a la Guerra y la paz “Esto no es una novela histórica ni una novela de tesis. Tolstoi sigue en ella un método narrativo paralelo: la historia, la reflexión y las vicisitudes de los personajes nunca se mezclan. Cuando los personajes intervienen en la historia o son arrastrados por la corriente de la historia, no pierden por ello su escala y su perspectiva individual”
Es innegable que lo importante de estas novelas reside en la belleza de su narración, en la meticulosidad como está construida, en el talento indiscutido de dos genios. Son en otras palabras dos obras maestras. Pero me parece que acercarse a estos dos monumentos sirve también para tener una visión de el pasado, de sus personajes, sus costumbres. Son precisamente obras magistrales porque entre otras cosas supieron reflejar muy bien la época en que les tocó vivir. Leyendo Guerra y paz y Los miserables podremos estar mas cerca de esos turbulentos años que hicieron estremecer la tierra y cuyos efectos doscientos años después todavía percibimos.
No se lee para saber sino para formularse preguntas. Hay que llevar al joven lector a un estado de asombro que lo impulse a querer leer mas. En una época donde se imprimen libros como nunca antes en la historia resulta paradójico que cada vez se lea menos y los pocos que todavía pueden tener acceso a la palabra impresa lo hacen solo para informarse para regodearse con la noticia de hoy que siempre será la basura de mañana.
Esta preocupación por el modo en que los estudiantes abordan la lectura no para entretenerse ni para gozar sino tan solo para torturarse, para llenar el maldito requisito no es nuevo. Acá no pretendemos que el estudiante vaya a la biblioteca y aborde las voluminosas novelas antes mencionadas pero si abogamos porque tenga la valentía intelectual para poder sentir curiosidad hacia el conocimiento. Hace 150 años Nietzsche escribió un texto poco conocido titulado “Sobre el provenir de nuestros institutos de enseñanza” donde denunciaba el poc énfasis que le daban los profesores a la necesidad que tenían los alumnos de aprender a pensar y el único medio que tenían para hacerlo tenía que ser necesariamente aprender a leer. Desde ese momento se advertía sobre los tiempos que se avecinaban donde no existía la posibilidad de refugiarse en la trinchera de la lectura para defenderse de los embates de la rapidez y la productividad.
Esta preocupación vuelve a aparecer en el prólogo a la Genealogía de la moral donde dice que el hombre moderno está incapacitado para la lectura porque siempre está de afán “Por el contrario mi obra requiere de vacas, que sean capaces de rumiar, de estar tranquilos” porque se tiene la impresión de haber leído, la ilusión de que se está leyendo pero no es mas que un espejismo. Repasar y repasar las fotocopias que ha dejado el profesor en la tienda de la esquina no hace más que alejar al alumno del respeto y el amor que debe sentir por el conocimiento; como una pesadilla el alumno entre más hojas lea presionado por el reloj mas lejos estará el fin buscado.
Lo más desolador de este panorama es que el alumno no consume palabras impulsado por la angustia que genera una pregunta existencia que lo esté azotando sino que lee como requisito para acceder a una nota. Si bien no pretendo caer en las trampas de la nostalgia hace unas décadas el estudiante universitario creía tener la responsabilidad de convertirse en un intelectual, independientemente de la carrera que estuviera estudiando, se quería convertir en un intelectual así no fuera mas que una pretensión esnobista pero existía esa preocupación por tan solo pertenecer al Alma mater.
Lo anterior es fácil de comprobar, si bien estaban lejos de ser los rumiantes que promulgaba Nietzshe se tenían un poco más de cultura general y al menos por esnobismo se sentían obligados a leerse una novela al mes. La culpa, como lo dije anteriormente, no recae solamente en los alumnos sino que recae sobre todo en la ausencia de maestros, un hombre que no solo sirva para calificar con un número sino que sea un guía alguien que marque la ruta que sea un faro de luz, un modelo para el joven estudiante y que sea capaz de despertar en él la necesidad de educarse con los libros.
Aunque parezca mentiras esos maestros existieron en Colombia. No es ciencia ficción. Durante la década del setenta y del ochenta Estanislao Zuleta con el aliento infestado a boca barato impartía el humanismo desde la Facultad de filosofía de la Universidad del Valle, formando humanos cobijado por la Montaña Mágica, El quijote y la obra de Kafka. Comparado con su producción intelectual lo que nos dejó fue muy poquito pero entre esos escasos escritos se destacan dos maravillosos ensayos que deberían ser lecturas obligatorias no solo para los alumnos sino para los profesores, estos ensayos son El elogio de la dificultad y Sobre la lectura. Esta última es una conferencia dada en la Universidad de Antioquia en 1982, un homenaje a Nietzshe y a eso que el llama “La fiesta del conocimiento” que no es otra cosa que una lectura juiciosa.
A partir de la lectura concienzuda del autor de Humano demasiado humano, Marx y sobre todo El quijote, Zuleta esboza en esta conferencia el tipo de lector que el quiere formar y sobre todo aboca para que haya un cambio de dirección en la educación que este apunte más hacia el humanismo. Sobre El Quijote dice que leerlo “Es una fiesta y al recomendarlo en el bachillerato nos lo prohíben” . Además es enfático al decir que “La educación es un sistema de prohibición del pensamiento”
El filósofo antioqueño fue un feroz crítico del sistema educativo colombiano. Desertó del colegio en quinto primaria terminando de formarse él solo, teniendo como maestros a Freud, Heidegger y el Asi hablaba Zaratustra un libro que como El quijote todo el mundo lleva debajo del brazo pero nadie ha leído y los que lo han leído lo han hecho mal porque el Zaratustra “Hay que cogerlo casi que párrafo por párrafo y someterlo a una interpretación” para Zuleta como para Nietzshe “leer es trabajar” y además leer y escribir van de la mano porque la buena lectura es un proceso creativo, eres tu el que estas dentro de la obra, reinterpretándolo todo creándolo en tu mente. Eres los árboles, la mujer de la cantina, el borracho que no quiere pagar, eres Jean Valjean, Cosette y Javert, pero también puedes ser Emma y Carlos Bovary y también ser Flaubert o James Joyce.
Necesitamos formar lectores antes que buenos y acomedidos estudiantes, lectores no de periódicos ni revistas, no lectores que necesiten informarse sino que aspiren a comprender. Leer los clásicos no solo implica conocer mejor la historia sino que sirve para conocer mejor a tu prójimo porque al fin y al cabo es en la novela y no en la filosofía donde se tratan de resolver los grandes enigmas que acechan al hombre. En Ana Karenina está consignada todo el malestar, la desazón, todo el fracaso del matrimonio, en la Metamorfosis está condensada toda la injusticia, egoísmo y crueldad que pueden perpetrar los padres a un hubo, en Crimen y Castigo lo que la pobreza y la falta oportunidades puede trastornar a un joven brillante, en la Montaña mágica, en todo el pálido semblante y las dudas de Hans Castorp está la enfermedad, la vileza y mezquindad de la que se puede cubrir un enfermo además de la claridad con la que puede ver la vida alguien que está tan cerca de la muerte.
Y que decir que además de poder describir el presente la literatura puede tener la fuerza para develar el futuro. La aplastante opresión en la que viven los personajes de 1984 prefiguró este mundo de cámaras y de realities donde la vida privada y la individualidad dejaron de existir, o El mundo Feliz de Huxley mostrando una sociedad totalmente coercionada por una propaganda intensa y coercitiva. La naranja mecánica y sus controvertidos medios para “curar” el crimen muestran el fracaso que ha significado la cárcel para occidente.
Tal como lo dijo el gran pensador francés Carlyle “La verdadera universidad está en los libros” y hoy mas que nunca los libros están a nuestro alcance; es una pena que ya no tengamos manos para alcanzarlos
Esta renuencia de parte de los jóvenes a la lectura se la deben a la tozudez de muchos profesores de insistir enfrentar al estudiante a un texto con alta carga teórica. Recuerdo con desagrado las clases de filosofía de la historia recibidos en un vetusto salón bajo el sol inclemente del mediodía. Iba porque era un requisito para pasar la materia y como es harto sabido en este país si no tienes título tu destino será calentar banca en la plaza central de tu ciudad donde descansan esos muertos en vida que engrosan el descomunal ejercito de desempleados. Cumplí con el requisito pero el precio que tuve que pagar fue muy alto. Nombres como los de Hegel, Agnes Heller o Kant me produce urticaria. Me han cercenado un pedazo de la filosofía de la historia que no solo es indispensable para entender lo que Heidegger denominaba el Dassein que es nada mas y nada menos que el acercamiento a la explicación del gran filósofo alemán de porque pastamos esta tierra, de porque demonios fuimos arrojados arbitrariamente a un mundo que no entendemos . De paso me estoy perdiendo disfrutar de universos tan ricos, tan indispensables para hacernos preguntas vitales como son las obras de Kant y de Hegel. Sufrimos mucho los historiadores que estuvimos en esa clase pero no quiero imaginar el sufrimiento que habrán tenido que padecer los despabilados estudiantes de otras carreras que tomaron esta materia como electiva.
Toda educación como todo pensamiento es hija de su época, en estos tiempos atrabiliarios la educación es esclava de un terrible sistema productivo destinado a formar valores tan cuestionables como competitividad y excelencia. En un mundo con tan pocas oportunidades de trabajo el alumno se vuelve esclavo de su nota convirtiéndose de paso en un autómata cuya única función es grabarse la lección de hoy para olvidarlo mañana.
Es cada vez mas raro ver estudiantes que por cuenta propia decidan leer un libro, un joven que por pura curiosidad se interne en una obra literaria. La abominable cultura de las fotocopias ha cercenado cualquier posibilidad de inculcarle al alumno el amor por los libros y por la lectura. Además ¿Cómo puede inculcar esta pasión alguien que no lee?. Es alarmante constatar la incultura en la que viven sumergidos la mayoría de nuestros docentes. Cada uno de ellos repasando una y otra vez como en una eterna peonza las clases que recitan desde hace años, demasiado cansados, demasiado comodos como para leer o investigar cosas nuevas. Porque ponerse al día no es hacer el último diplomado, ponerse al día es no parar de leer, de abrir con nuestras propias manos las inagotables puertas del conocimiento. ¿Cómo se puede transmitir una fiebre si no estamos infectados de ella?.
Es exasperante escuchar en un salón de clase al profesor quejarse del poco interés con el que asumen sus alumnos la materia dictada. Una reforma educativa tiene que partir necesariamente de un cambio de mentalidad de los educadores.
Uno de esos cambios tiene que ser el de dejar de mirar con desconfianza la ficción. De la década del setenta para acá se confía ciegamente en lo que pensadores como Adorno o Lukacs amparados en el escudo teórico del marxismo. Es realmente complicado aprender a amar la lectura cuando tu profesora de economía piensa que la única forma de entender la sociedad de consumo estriba en leer las laberínticas postulaciones de Karl Popper cuando en Balzac, en novelas como Eugene Grandet, Papá Goriot y sobre todo en Grandeza y decadencia del perfumista Cesar Birotteau, en estas tres obras maestras que forman parte de su comedia humana podemos entender la mentalidad del acaparador, del capitalistas despiadado y mezquino.
A diferencia del texto teórico la obra de arte posee un valor profético, visionario. Para entender la revolución francesa y los cambios que tuvo dentro de la sociedad no nos sirve iniciarnos leyendo a un historiador, a un académica como Michelet cuando todos los hombres que hicieron posible este cambio tan importante en la Historia están metidos dentro de los Miserables. Victor Hugo con una precisión de documentalista nos va contando calle por calle como vivían los franceses unas décadas después de la toma de la Bastilla. Hasta las cañerías de París no se escapan de la omnipresencia del narrador de esta monumental obra que como si fuera Dios todo lo controla, sobre todo opina, manejando los hilos de cada uno de los personajes de esta novela. Como Guerra y Paz Napoleón es un personaje principal en su obra, acá es cuando la lectura se convierte en un juego, por ejemplo comparar como Tolstoi decidió mostrar a Bonaparte como un El Enemigo del Género Humano, el hombre que por medio de métodos tan abominables como la Gleba pudo formar un ejército de 400.000 soldados que invadió Rusia en seis meses llegando hasta la capital, poniendo sus embarradas botas de cuero sobre la bandeja que tanto amó el Zar Alejandro y que una vez estando allí, en el centro de Moscú conocieron el talante de los rusos, de las montañas bajaban cosacos, cientos de descendientes de Taras Bulba que empezaron a menoscabar, como dos siglos después hicieron un puñados de campesinos en Vietnam, las mermadas fuerzas napoleónicas. El emperador tuvo que abrir los ojos desmesurado al ver como en la noche la ciudad comenzó a arder por causas que hoy incluso desconoce, ardió como tantas veces lo ha hecho, ardió como lo retrató Dostoyevsky en su novela, un pedazo de documental escrito sobre los incendios que nihilistas, seguidores de Bakunin , perpetraron en la Moscú de mediados del XIX, prefigurando además los nefastos hechos por los cuales la familia Romanov fue aniquilada, dando paso a la revolución de los Soviets.
El ogro de Córcega se montó en su caballo y salió despavorido de Moscú, ejemplo que siguieron en completo desorden los hombres que habían invadido suelo ruso. En unas cuantas semanas Bonaparte tuvo que ver como sus bien pertrechados 400.000 hombres se transformaron en 1000 sarrapastrosos que pudieron regresar a sus casas.
La imagen de un personaje histórico se va construyendo a partir de la visión de tres autores tan disimiles que son Tolstoi, Stendhal y Hugo. Estos dos últimos presentan a Napoleón como un genio único, como “El espíritu encarnado” . En la Cartuja de Parma, Fabrizio del Dongo, el héroe de la novela tiene dos pasiones enfermizas, por las cuales podría dar hasta su propia vida, su tía la duquesa Sanseverina y Napoleón. Dejando todos los privilegios de su clase se va a caballo a enfilarse en la batalla cambiando sus oro por un mugroso uniforme, algo que lo identifique con las tropas que ama, por la bandera por la que da la vida. Su hermoso rostro hace que todas las tenderas se fijen en él y que le facilitan las cosas. Fabrizio es indiferente a todo, a diferencia del Mario de los Miserables ni siquiera la fiebre del amor por una mujercita puede alejarlo de su obsesión, de su compromiso. No le importará ser ultrajado, perder para siempre una vida de privilegios con tal de caer rendido ante su Dios.
En los miserables también Napoleón es el Demiurgo el ser rector del destino de los hombres. Bajo su nombre, bajo su memoria porque han pasado años después de su oscura muerte en una isla, el emperador u Buonaparte como lo llamaban despectivamente sus enemigos, Napoleón unía o separaba a los habitantes del mundo civilizado.
Los grandes hombres dejan una huella indeleble y nadie fue más enérgico para dar su paso como Bonaparte.
Tolstoi consideraba Los miserables como “La novela más grande jamás escrita” y a pesar de las notables diferencias ideológicas la novela de Victor Hugo sin duda, marcó su existencia y su obra. En algunas escenas de la novela podemos notarlo mejor. El conde Andrei Bonkolski mano derecha del mariscal Kutuzov yace en el martirizado suelo de Austerlitz. Una herida profunda le perfora el hombro y a pesar de que el dolor lo consume siente una paz que jamás imaginó sentir. Ante sus ojos el cielo se abre como una mano extendiéndose al infinito y Bonkolsky, el condesito Andrei Bonkolsky, niño mimado de la aristocracia rusa puede percibir lo pequeño que es el hombre con respecto al universo o porque no, al mismísimo Dios. El conde siente voces en francés a su alrededor tal vez saqueando o inspeccionando cuantos cuerpos pueden haber regados en la tierra para ir pensando de que tamaño sería el hueco que tendrían que cavar. Bonkolsky todavía respira a pesar del insoportable dolor la muerte todavía no ha posado sus ojos sobre él. Napoleón mismo se encarga de dirigir la inspección. Está pletórico de alegría; no puede ser de otra manera, en Austerlitz le ha brindado una aplastante derrota a sus mas poderosos enemigos: Prusia y Rusia. En otras palabras la batalla de Austerlitz le ha entregado el mundo.
Por eso puede tener tiempo y ganas de reconocer la valentía de un contraincante el ha vistocomo se batía en el campo de batalla el príncipe Bonkolsky. Por eso exige que se le de una atención inmediata y privilegiada al oficial que de ahora en adelante será un prisionero más, pero al conde Bonkolsky que como buena parte de los soldados europeos de principios del siglo XIX sentía una admiración rayana en la locura por el emperador francés no pudo sentir más que indiferencia al ver a ese gran hombre de uno cincuenta de estatura absolutamente insignificante si se compara con la majestuosidad que se le presentó el cielo en esa epifanía que el dolor de la muerte mismo le impuso. Si ese privilegio de ser atendido en el campo de batalla lo hubiese recibido Fabrizio del Dongo o Pontmercy lo mas seguro es que las palabras y el reconocimiento del Napoleón hubieran servido de sanación inmediata a sus heridas. Tolstoi a diferencia de los maestros franceses buscaba afanosamente la santidad, la escritura es su vehículo para llegar a la santidad y creía que el más grande de los hombres era una hormiga insignificante al lado del poder inconmensurable de Dios.
En tres novelas podemos ver las aristas de un personaje vital para la historia. ¿No es válido creer que la literatura puede servirnos para conocer mejor un personaje, un periodo de la historia?.
Vargas llosa dice al respecto que no es posible darle un sentido histórico real a los Miserables “Esto no es un testimonio sobre la sociedad francesa de 1815 a 1833 sino una hermosa ficción, inventada a partir de aquella realidad y de aquella realidad y de los ideales, sueños, traumas, angustias, obsesiones-Los demonios- del primer romántico de Francia. Lo que hay de documental en el libro es poco exacto y ha envejecido” . Esto no es del todo cierto porque en cierta forma una novela como los Miserables nos revela como sentía la política el pueblo francés, al menos su enfebrecido estudiantado que no dudó un momento para convertir las calles de París en un campo de batalla que pretendía conseguir la libertad. ¿Es más exacto entonces la copiosa y sesgada visión de un historiador ante los hechos? ¿No recuerdan que Heinrich Schliemann descubrió Troya armado solamente de un roído ejemplar de la Iliada?. Eduardo Mendoza también asume una postura parecida al del autor de La casa verde en su prólogo a la Guerra y la paz “Esto no es una novela histórica ni una novela de tesis. Tolstoi sigue en ella un método narrativo paralelo: la historia, la reflexión y las vicisitudes de los personajes nunca se mezclan. Cuando los personajes intervienen en la historia o son arrastrados por la corriente de la historia, no pierden por ello su escala y su perspectiva individual”
Es innegable que lo importante de estas novelas reside en la belleza de su narración, en la meticulosidad como está construida, en el talento indiscutido de dos genios. Son en otras palabras dos obras maestras. Pero me parece que acercarse a estos dos monumentos sirve también para tener una visión de el pasado, de sus personajes, sus costumbres. Son precisamente obras magistrales porque entre otras cosas supieron reflejar muy bien la época en que les tocó vivir. Leyendo Guerra y paz y Los miserables podremos estar mas cerca de esos turbulentos años que hicieron estremecer la tierra y cuyos efectos doscientos años después todavía percibimos.
No se lee para saber sino para formularse preguntas. Hay que llevar al joven lector a un estado de asombro que lo impulse a querer leer mas. En una época donde se imprimen libros como nunca antes en la historia resulta paradójico que cada vez se lea menos y los pocos que todavía pueden tener acceso a la palabra impresa lo hacen solo para informarse para regodearse con la noticia de hoy que siempre será la basura de mañana.
Esta preocupación por el modo en que los estudiantes abordan la lectura no para entretenerse ni para gozar sino tan solo para torturarse, para llenar el maldito requisito no es nuevo. Acá no pretendemos que el estudiante vaya a la biblioteca y aborde las voluminosas novelas antes mencionadas pero si abogamos porque tenga la valentía intelectual para poder sentir curiosidad hacia el conocimiento. Hace 150 años Nietzsche escribió un texto poco conocido titulado “Sobre el provenir de nuestros institutos de enseñanza” donde denunciaba el poc énfasis que le daban los profesores a la necesidad que tenían los alumnos de aprender a pensar y el único medio que tenían para hacerlo tenía que ser necesariamente aprender a leer. Desde ese momento se advertía sobre los tiempos que se avecinaban donde no existía la posibilidad de refugiarse en la trinchera de la lectura para defenderse de los embates de la rapidez y la productividad.
Esta preocupación vuelve a aparecer en el prólogo a la Genealogía de la moral donde dice que el hombre moderno está incapacitado para la lectura porque siempre está de afán “Por el contrario mi obra requiere de vacas, que sean capaces de rumiar, de estar tranquilos” porque se tiene la impresión de haber leído, la ilusión de que se está leyendo pero no es mas que un espejismo. Repasar y repasar las fotocopias que ha dejado el profesor en la tienda de la esquina no hace más que alejar al alumno del respeto y el amor que debe sentir por el conocimiento; como una pesadilla el alumno entre más hojas lea presionado por el reloj mas lejos estará el fin buscado.
Lo más desolador de este panorama es que el alumno no consume palabras impulsado por la angustia que genera una pregunta existencia que lo esté azotando sino que lee como requisito para acceder a una nota. Si bien no pretendo caer en las trampas de la nostalgia hace unas décadas el estudiante universitario creía tener la responsabilidad de convertirse en un intelectual, independientemente de la carrera que estuviera estudiando, se quería convertir en un intelectual así no fuera mas que una pretensión esnobista pero existía esa preocupación por tan solo pertenecer al Alma mater.
Lo anterior es fácil de comprobar, si bien estaban lejos de ser los rumiantes que promulgaba Nietzshe se tenían un poco más de cultura general y al menos por esnobismo se sentían obligados a leerse una novela al mes. La culpa, como lo dije anteriormente, no recae solamente en los alumnos sino que recae sobre todo en la ausencia de maestros, un hombre que no solo sirva para calificar con un número sino que sea un guía alguien que marque la ruta que sea un faro de luz, un modelo para el joven estudiante y que sea capaz de despertar en él la necesidad de educarse con los libros.
Aunque parezca mentiras esos maestros existieron en Colombia. No es ciencia ficción. Durante la década del setenta y del ochenta Estanislao Zuleta con el aliento infestado a boca barato impartía el humanismo desde la Facultad de filosofía de la Universidad del Valle, formando humanos cobijado por la Montaña Mágica, El quijote y la obra de Kafka. Comparado con su producción intelectual lo que nos dejó fue muy poquito pero entre esos escasos escritos se destacan dos maravillosos ensayos que deberían ser lecturas obligatorias no solo para los alumnos sino para los profesores, estos ensayos son El elogio de la dificultad y Sobre la lectura. Esta última es una conferencia dada en la Universidad de Antioquia en 1982, un homenaje a Nietzshe y a eso que el llama “La fiesta del conocimiento” que no es otra cosa que una lectura juiciosa.
A partir de la lectura concienzuda del autor de Humano demasiado humano, Marx y sobre todo El quijote, Zuleta esboza en esta conferencia el tipo de lector que el quiere formar y sobre todo aboca para que haya un cambio de dirección en la educación que este apunte más hacia el humanismo. Sobre El Quijote dice que leerlo “Es una fiesta y al recomendarlo en el bachillerato nos lo prohíben” . Además es enfático al decir que “La educación es un sistema de prohibición del pensamiento”
El filósofo antioqueño fue un feroz crítico del sistema educativo colombiano. Desertó del colegio en quinto primaria terminando de formarse él solo, teniendo como maestros a Freud, Heidegger y el Asi hablaba Zaratustra un libro que como El quijote todo el mundo lleva debajo del brazo pero nadie ha leído y los que lo han leído lo han hecho mal porque el Zaratustra “Hay que cogerlo casi que párrafo por párrafo y someterlo a una interpretación” para Zuleta como para Nietzshe “leer es trabajar” y además leer y escribir van de la mano porque la buena lectura es un proceso creativo, eres tu el que estas dentro de la obra, reinterpretándolo todo creándolo en tu mente. Eres los árboles, la mujer de la cantina, el borracho que no quiere pagar, eres Jean Valjean, Cosette y Javert, pero también puedes ser Emma y Carlos Bovary y también ser Flaubert o James Joyce.
Necesitamos formar lectores antes que buenos y acomedidos estudiantes, lectores no de periódicos ni revistas, no lectores que necesiten informarse sino que aspiren a comprender. Leer los clásicos no solo implica conocer mejor la historia sino que sirve para conocer mejor a tu prójimo porque al fin y al cabo es en la novela y no en la filosofía donde se tratan de resolver los grandes enigmas que acechan al hombre. En Ana Karenina está consignada todo el malestar, la desazón, todo el fracaso del matrimonio, en la Metamorfosis está condensada toda la injusticia, egoísmo y crueldad que pueden perpetrar los padres a un hubo, en Crimen y Castigo lo que la pobreza y la falta oportunidades puede trastornar a un joven brillante, en la Montaña mágica, en todo el pálido semblante y las dudas de Hans Castorp está la enfermedad, la vileza y mezquindad de la que se puede cubrir un enfermo además de la claridad con la que puede ver la vida alguien que está tan cerca de la muerte.
Y que decir que además de poder describir el presente la literatura puede tener la fuerza para develar el futuro. La aplastante opresión en la que viven los personajes de 1984 prefiguró este mundo de cámaras y de realities donde la vida privada y la individualidad dejaron de existir, o El mundo Feliz de Huxley mostrando una sociedad totalmente coercionada por una propaganda intensa y coercitiva. La naranja mecánica y sus controvertidos medios para “curar” el crimen muestran el fracaso que ha significado la cárcel para occidente.
Tal como lo dijo el gran pensador francés Carlyle “La verdadera universidad está en los libros” y hoy mas que nunca los libros están a nuestro alcance; es una pena que ya no tengamos manos para alcanzarlos
17 de marzo de 2011
100 PELICULAS. DE LA 40 A LA 31
40.EL BEBÉ DE ROSEMARY. Dir: Roman Polansky (1967): Una tenebrosa canción de cuna irrumpe sobre los tejados de Nueva York. El diablo no solo ataca en las apartadas regiones de Transilvania sino que puede estar presente incluso en la capital del mundo. Obra maestra del terror, película que catapultó a la fama y sembró un aire de escándalo entorno a su director. Fascinante actuación de John Casavettes haciendo de lo que más le gustaba hacer: de un actor capáz de vender a su esposa al mismisimo Baal con tal de conseguir un papel protagónico.
39.Ed Wood. Dir: Tim Burton (1996): Los gringos consideran que este señor es el peor director de la historia, se ve que no conocen a Gustavo Nieto Roa. Lejos de parodiar con este personaje lo que hace es tratarlo con humanidad y gran ternura. De paso nos deja una de las mejores reflexiones sobre el cine que nunca antes se han filmado. Para ver un millón de veces la actuación que realiza Martin Landau encarnando a un Bela Lugosi sumergido en las aguas de la mediocridad y la muerte. Y bueno que otra cosa se puede decir de Johnny Deep que por mas Jack Esparragos que haga nadie me podrá quitar su sonrisa sin muelas que tanto luce en esta obra maestra.
38.CRIMENES Y PECADOS. Woody Allen (1989): Primera de las preocupaciones existenciales sobre la culpa que tanto revisitaría en la pasada década el genial poeta de Nueva York. Un homenaje cifrado a Tolstoi y su pequeña novelita La sonata a Kreutzer. Una obra seria, madura, terrible, tenebrosa, desesperanzadora y a la vez increiblemente alegre. Una de las obras menos conocidas de este imprescindible y amado director.
37.ACTORES PROVINCIALES Agniezka Holland (1979): Para mi lo más importante de las películas son los actores, nunca he entendido porque un director puede ser mejor que los que están delante de la cámara que son al fin y al cabo los que le dan la magia a la película. Esta película de la directora polaca es un homenaje a los actores, a sus dramas, una visección a lo más profundo de su ser. Por cierto no siempre lo que vamos a encontrar adentro son rosas, muchas están llenas de pura mierda.
36. VAN GOGH. Maurice Pialat (1990). Vincent Minelli se atrevió a hacer una versión en la década del cincuenta de la trágica vida del pintor encarnado por Kirk Douglas. Uno lo veía caminando como cualquier cowboy y a pesar de lo preciosista de la imagen uno no podía evitar pensar en que ese tipo era el mismo que encarnó a Espartaco. Lo que hace Pialat es una transposición de una época. Este filme no tiene los malditos vicios de la mayoría de las películas biográficas donde los personajes están en todo momento diciendo frases grandilocuentes como si tuvieran al lado un Cide Hamete Benengeli empeñados en grabar con hilos de oro su historia. Todo es tranquilo apacible en esta maravillosa película hasta el suicidio del pintor es tomado con calma, con tranquilidad como si la muerte fuera parte misma de la cotidianidad acaso ¿No es asi?
35.CAT PEOPLE. Dir: Jaques Torneaur.(1954) Existe una región de Yugoslavia donde las mujeres después de cogerse a los hombres tienen la costumbre de convertirse en panteras y tragarselos enteros. Una de ellas está en Nueva York y se ha enamorado, lamentablemente no puede ofrecerle a su amado lo que el más quiere. Alentado por el productor de películas de serie B Val Lewton, Torneaur logra realizar uno de sus mejores filmes manejando un presupuesto realmente pequeño. La atmósfera de esta película evita que el espectador tenga la necesidad de ver abruptas transformaciones, todo es sugerente y esto ´hace que sintamos mas opresión, más horror.
34.AMARCORD. Dir: Federico Fellini (1974): Amo a Proust porque amo a mi niñéz y quisiera escribir algún día el relato de mi niñez solo para ver en mi pobre escritura los rostros que he dejado de ver.Fellini al parecer tenía la misma necesidad y por eso hace la Rimini de sus amores ayudado por la magia de su propio ingenio. La memoria es traicionera más en alguien con la imaginación enfebrecida del gran Fellini. Fue su última gran película en ella vertió su sangre y nos dejó un maravilloso fresco de su niñez, de su pueblo, de la locura que significa ser amante de la vida. Una película que reinvindica precisamente eso: La necesidad de vivir.
33.GOODFELLAS. Dir: Martin Scorcese (1990) Scorcese es mi idolo, cualquiera de sus películas podría ser la número uno, ¡Cuantas veces he visto esta película! para mi es un placer conocer gente que no la haya visto, pasarsela y ver sus rostros chocarse contra este gran fresco de la Nueva York de mediados del siglo XX lleno de tipos duros y de buenos muchachos. Personajes absolutamente sanguinarios cargados de una inusitada humanidad, porque ¿No es inevitable amar a un matón como Joe Pesci? ¿No despreciamos al mamónd e Ray Liotta vendiendo a toda esa gente que desde pequeño lo salvó de la miseria? Goodfellas es una película sobre la amistad, sobre las peleas que ocurren en ellas, pero también es una película sobre la mafia y sobre una ciudad, sobre la ciudad, sobre Nueva York.
32.LA NOCHE DEL CAZADOR. Dir: Charles Laughton. Primera y última película de este genial actor británico. Eso le bastó para ser considerado un gran director. Los que crean que el único hombre de hacer de su ópera prima una obra maestra fue Orson Welles están muy equivocados. Onírica, opresiva, ferozmente expresionista, La noche del cazador es una película perfecta y además ¡tiene vida! Genial la interpretación de Robert Mitchum haciendo de un pastor evangelico que cree en el amor y en el odio y tiene el fervor y la fé de matar no solo en nombre del señor sino también del dinero. Me encanta la ya sexagenaria Lilliam Gish, la hermosa heroína de Griffith que en esta película hace de una abuelita a la que no le tiembla el pulso para disparar un rifle cuando de defender a sus niños se trata. Los que mueran sin haberla visto arderán en el infierno.
31.FRESAS SALVAJES. Dir: Ingmar Bergman: No por ser mas viejo se es mas sabio. Victor Sjostrom es en esta película un conocido médico que va a ser condecorado por los aportes cientificos que le ha dado a su país. Sin embargo en los últimos años de su vida siente el desprecio de su nuera y el frío amor de su hijo. Lo único que tiene son sus recuerdos. Otra vez se me viene a la cabeza Marcel Proust y esa necesidad de recuperar el tiempo perdido.
39.Ed Wood. Dir: Tim Burton (1996): Los gringos consideran que este señor es el peor director de la historia, se ve que no conocen a Gustavo Nieto Roa. Lejos de parodiar con este personaje lo que hace es tratarlo con humanidad y gran ternura. De paso nos deja una de las mejores reflexiones sobre el cine que nunca antes se han filmado. Para ver un millón de veces la actuación que realiza Martin Landau encarnando a un Bela Lugosi sumergido en las aguas de la mediocridad y la muerte. Y bueno que otra cosa se puede decir de Johnny Deep que por mas Jack Esparragos que haga nadie me podrá quitar su sonrisa sin muelas que tanto luce en esta obra maestra.
38.CRIMENES Y PECADOS. Woody Allen (1989): Primera de las preocupaciones existenciales sobre la culpa que tanto revisitaría en la pasada década el genial poeta de Nueva York. Un homenaje cifrado a Tolstoi y su pequeña novelita La sonata a Kreutzer. Una obra seria, madura, terrible, tenebrosa, desesperanzadora y a la vez increiblemente alegre. Una de las obras menos conocidas de este imprescindible y amado director.
37.ACTORES PROVINCIALES Agniezka Holland (1979): Para mi lo más importante de las películas son los actores, nunca he entendido porque un director puede ser mejor que los que están delante de la cámara que son al fin y al cabo los que le dan la magia a la película. Esta película de la directora polaca es un homenaje a los actores, a sus dramas, una visección a lo más profundo de su ser. Por cierto no siempre lo que vamos a encontrar adentro son rosas, muchas están llenas de pura mierda.
36. VAN GOGH. Maurice Pialat (1990). Vincent Minelli se atrevió a hacer una versión en la década del cincuenta de la trágica vida del pintor encarnado por Kirk Douglas. Uno lo veía caminando como cualquier cowboy y a pesar de lo preciosista de la imagen uno no podía evitar pensar en que ese tipo era el mismo que encarnó a Espartaco. Lo que hace Pialat es una transposición de una época. Este filme no tiene los malditos vicios de la mayoría de las películas biográficas donde los personajes están en todo momento diciendo frases grandilocuentes como si tuvieran al lado un Cide Hamete Benengeli empeñados en grabar con hilos de oro su historia. Todo es tranquilo apacible en esta maravillosa película hasta el suicidio del pintor es tomado con calma, con tranquilidad como si la muerte fuera parte misma de la cotidianidad acaso ¿No es asi?
35.CAT PEOPLE. Dir: Jaques Torneaur.(1954) Existe una región de Yugoslavia donde las mujeres después de cogerse a los hombres tienen la costumbre de convertirse en panteras y tragarselos enteros. Una de ellas está en Nueva York y se ha enamorado, lamentablemente no puede ofrecerle a su amado lo que el más quiere. Alentado por el productor de películas de serie B Val Lewton, Torneaur logra realizar uno de sus mejores filmes manejando un presupuesto realmente pequeño. La atmósfera de esta película evita que el espectador tenga la necesidad de ver abruptas transformaciones, todo es sugerente y esto ´hace que sintamos mas opresión, más horror.
34.AMARCORD. Dir: Federico Fellini (1974): Amo a Proust porque amo a mi niñéz y quisiera escribir algún día el relato de mi niñez solo para ver en mi pobre escritura los rostros que he dejado de ver.Fellini al parecer tenía la misma necesidad y por eso hace la Rimini de sus amores ayudado por la magia de su propio ingenio. La memoria es traicionera más en alguien con la imaginación enfebrecida del gran Fellini. Fue su última gran película en ella vertió su sangre y nos dejó un maravilloso fresco de su niñez, de su pueblo, de la locura que significa ser amante de la vida. Una película que reinvindica precisamente eso: La necesidad de vivir.
33.GOODFELLAS. Dir: Martin Scorcese (1990) Scorcese es mi idolo, cualquiera de sus películas podría ser la número uno, ¡Cuantas veces he visto esta película! para mi es un placer conocer gente que no la haya visto, pasarsela y ver sus rostros chocarse contra este gran fresco de la Nueva York de mediados del siglo XX lleno de tipos duros y de buenos muchachos. Personajes absolutamente sanguinarios cargados de una inusitada humanidad, porque ¿No es inevitable amar a un matón como Joe Pesci? ¿No despreciamos al mamónd e Ray Liotta vendiendo a toda esa gente que desde pequeño lo salvó de la miseria? Goodfellas es una película sobre la amistad, sobre las peleas que ocurren en ellas, pero también es una película sobre la mafia y sobre una ciudad, sobre la ciudad, sobre Nueva York.
32.LA NOCHE DEL CAZADOR. Dir: Charles Laughton. Primera y última película de este genial actor británico. Eso le bastó para ser considerado un gran director. Los que crean que el único hombre de hacer de su ópera prima una obra maestra fue Orson Welles están muy equivocados. Onírica, opresiva, ferozmente expresionista, La noche del cazador es una película perfecta y además ¡tiene vida! Genial la interpretación de Robert Mitchum haciendo de un pastor evangelico que cree en el amor y en el odio y tiene el fervor y la fé de matar no solo en nombre del señor sino también del dinero. Me encanta la ya sexagenaria Lilliam Gish, la hermosa heroína de Griffith que en esta película hace de una abuelita a la que no le tiembla el pulso para disparar un rifle cuando de defender a sus niños se trata. Los que mueran sin haberla visto arderán en el infierno.
31.FRESAS SALVAJES. Dir: Ingmar Bergman: No por ser mas viejo se es mas sabio. Victor Sjostrom es en esta película un conocido médico que va a ser condecorado por los aportes cientificos que le ha dado a su país. Sin embargo en los últimos años de su vida siente el desprecio de su nuera y el frío amor de su hijo. Lo único que tiene son sus recuerdos. Otra vez se me viene a la cabeza Marcel Proust y esa necesidad de recuperar el tiempo perdido.
8 de marzo de 2011
SOBRE LA SALSA CHAVISTA Y OTRAS ABERRACIONES IDEOLOGICAS
El fin de semana pasado me invitaron a un asado. Homenajeaban a un músico recién llegado de Bogotá. A pesar de que casi todos tenían la edad mía llevaban el pelo largo y no tenían un solo peso en el bolsillo. Fue una experiencia hasta bonita porque me recordó los años de la universidad. Fue bonita hasta que repartieron el chorizo y lo mastiqué y entonces mis dientes chocaron con algo correoso, pedacitos de una piedra, de un calculo que seguramente habrá tenido que padecer el pobre cerdo cuando estaba vivo. Fue una experiencia maravillosa hasta que mis anfitriones a los cuales apenas conocía empezaron a sentir el efecto del Ron Tucunaré que bebíamos directamente de la botella. Comenzaron enardecidos a soltar proclamas apoyando a Gadafi amenizadas con la más fervorosa de las salsas chavistas. Como estaban ya poniéndome agrio con las constantes referencias a Helbert Marcuse, Noam Chonsky y Lina Ron decidí concentrarme en el poder de la salsa chavista, en sus letras educativas. Durante mucho tiempo Occidente vio con resquemor la línea dura del estalinismo y su empecinamiento en crear y estructurar el llamado Realismo Socialista. Sin embargo en sus alborada este arte pudo crear obras maestras indiscutibles, poetas de la talla de Mayakovsky o Esenin, escritores como Gorky o cineastas como Dovchenko, Pudovkin o el padre celestial Esenstein. Fueron precursores de un arte que asombró al mundo, un verdadero rugido revolucionario que con el tiempo la burocracia y la criminalidad en la que cimentó su teoría El Gran José dieron al traste con lo que parecía un periodo de esplendor artístico.
A diferencia de Rusia y otros estados socialistas Venezuela en diez años de tiranía no ha podido dar signos de un reverdecer cultural. A parte de la reedición que ha hecho la Editorial Ayacucho de los grandes clásicos de la literatura latinoamericana uno no ve un cineasta, un poeta algún artista que pueda romper el cerco que ha creado en torno a Venezuela el Cachalote Charlatán. A mi por lo general la alegría del otro me causa profundo malestar, envidia asi que quise exponer mis ideas y ellos me hablaron de proceso, de descontaminación y que ese C.D que escuchábamos era la prueba Fea Haciente de que la cultura venezolana estaba buscando una identidad. La música era buena, casi tan buena como la 33 sin que acá pongamos como ejemplo de reverdecer cultural lo que hace la gran orquesta bogotana, lo preocupante eran las letras, absolutamente aleccionadoras, prejuiciosas, cargadas de odio. Para los salsomanos chavistas un niño que viva conectado a internet no solo es un inculto sino un enemigo. Un niño que se divierta es un sospechoso, un hombre que pretenda bañarse tres veces al día es un asqueroso burgués. En Venezuela sucede lo que pasaba en la edad media con los benedictinos que estaban convencidos que la risa no era propia de el hombre sino de los monos solo porque Jesús no había reído. Si eso es lo que destila la música ¿Qué cosas no se dirán dentro de un salón de clases? ¿Cuántos odios no estará inconando esta revolución?. Mis nuevos amigos son los intelectuales perfectos, leen a Saramago y algo de marxismo y dan por sentado que la única posibilidad de salir adelante es en medio de una lucha de clases. Es realmente fastidioso ese cliché en el que sea envuelto a través de las décadas el presunto intelectual latinoamericano, amante de cosas viejas, anacrónicas como el tan mentado marxismo o comunismo. Para colmo el vecino les da la oportunidad de refrendar sus viejos demonios y se van para Caracas esperando chupar un poquito de esa leche que reparte el estado socialista con sus inmensas tetas. Después del tercer chorizo con tierra decidí pararme, los chavistas me rodearon exigieron pagar la cuota del asado. Pagué casi lo mismo que pago cuando voy a comer a un restaurante de lujo, me imagino que con la plata que hacen asados estarán ahorrando para comprarse un fusil o lo más probable es que esa platica la usen para seguir envenenándose con el Ron Tucunaré, el caso es que la gran mayoría de chavistas que conozco a diferencia de su padre creador son borrachos y gorreros, aunque en esto último si se parecen al Chivo, en eso y en su asquerosa verborrea.
Pagué y me fui con mi odio a otra parte.
A diferencia de Rusia y otros estados socialistas Venezuela en diez años de tiranía no ha podido dar signos de un reverdecer cultural. A parte de la reedición que ha hecho la Editorial Ayacucho de los grandes clásicos de la literatura latinoamericana uno no ve un cineasta, un poeta algún artista que pueda romper el cerco que ha creado en torno a Venezuela el Cachalote Charlatán. A mi por lo general la alegría del otro me causa profundo malestar, envidia asi que quise exponer mis ideas y ellos me hablaron de proceso, de descontaminación y que ese C.D que escuchábamos era la prueba Fea Haciente de que la cultura venezolana estaba buscando una identidad. La música era buena, casi tan buena como la 33 sin que acá pongamos como ejemplo de reverdecer cultural lo que hace la gran orquesta bogotana, lo preocupante eran las letras, absolutamente aleccionadoras, prejuiciosas, cargadas de odio. Para los salsomanos chavistas un niño que viva conectado a internet no solo es un inculto sino un enemigo. Un niño que se divierta es un sospechoso, un hombre que pretenda bañarse tres veces al día es un asqueroso burgués. En Venezuela sucede lo que pasaba en la edad media con los benedictinos que estaban convencidos que la risa no era propia de el hombre sino de los monos solo porque Jesús no había reído. Si eso es lo que destila la música ¿Qué cosas no se dirán dentro de un salón de clases? ¿Cuántos odios no estará inconando esta revolución?. Mis nuevos amigos son los intelectuales perfectos, leen a Saramago y algo de marxismo y dan por sentado que la única posibilidad de salir adelante es en medio de una lucha de clases. Es realmente fastidioso ese cliché en el que sea envuelto a través de las décadas el presunto intelectual latinoamericano, amante de cosas viejas, anacrónicas como el tan mentado marxismo o comunismo. Para colmo el vecino les da la oportunidad de refrendar sus viejos demonios y se van para Caracas esperando chupar un poquito de esa leche que reparte el estado socialista con sus inmensas tetas. Después del tercer chorizo con tierra decidí pararme, los chavistas me rodearon exigieron pagar la cuota del asado. Pagué casi lo mismo que pago cuando voy a comer a un restaurante de lujo, me imagino que con la plata que hacen asados estarán ahorrando para comprarse un fusil o lo más probable es que esa platica la usen para seguir envenenándose con el Ron Tucunaré, el caso es que la gran mayoría de chavistas que conozco a diferencia de su padre creador son borrachos y gorreros, aunque en esto último si se parecen al Chivo, en eso y en su asquerosa verborrea.
Pagué y me fui con mi odio a otra parte.
1 de marzo de 2011
100 PELICULAS. DE LA 49 A LA 41
49. CARAVAGGIO. Derek Jarman (1.986) ¿Cuántos vasos comunicantes existen entre la obra del pintor renacentista y la del llorado Derek Jarman? Parece que el cineasta inglés podía visionar de la misma manera que lo hizo Miguel Angel Merisi. Perseguido, ultrajado, amado y admirado el divino Caravaggio va en busca de las telas que quiere ofrecerle al Papa pero ya el caballo negro de la muerte lo ha encontrado. Los marineros imbéciles lo abandonan en una playa y allí entre el barro sucumbirá solo y miserable al embate de la muerte. Siete años después de esta magistral película Jarman moriría de Sida en el miserable cuarto en donde vivió en sus últimos meses.
48. EL PROTEGIDO. M. Night Shyamalan. (2.000) Para un tipo como Quentin Tarantino quien como Truffaut ha visto todas las películas este es su filme preferido. Variación del tema del héroe. Vuelta de tuerca inesperada. Un hombre que es irrompible contra otro que parece de vidrio. Bruce Willis se vuelve a juntar con su compinche de siempre Samuel J. Jackson en esta película el director de Sexto sentido que pasó sin pena ni gloria por las taquillas del mundo pero que ha conseguido convertirse en los últimos años en una película de culto.
47. EL ASADO DE SATÁN. R.W. Fassbinder. (1975). Los personajes de Fassbinder no le temen al ridículo, al contrario se regodean con el lo disfrutan como cerdos revolcándose en su propio estercolero, sacan con placer su lado más sádico. El asado de satán presenta a un Kurt Raab completamente desbordado entregado en cuerpo y alma no solo a su intervención sino al fervor que sentía por su director. Memorable la escena donde Raab recita sus poemas vestido de negro como si fuera una misa satánica.
46. EL HOMBRE QUE AMABA A LAS MUJERES. Francois Truffaut.(1977). En el entierro de Truffaut era impresionante ver que la gran mayoría de los asistentes eran mujeres, una escena premonitoria que filmó siete años antes de su muerte y con la que abre esta película maravillosa toda una certera reflexión sobre el amor y la literatura.
45. TOY STORY (1997): Incluyo no solo la primera sino la saga en su totalidad y toda la obra que han logrado hacer los muchachos de Pixar. Nada más recordar los cortos que nos regalan antes de que empiecen sus maravillosas películas. Toy Story fue la primera y acaso la más importante de las grandes películas que Pixar nos regala cada dos años. Para ver y emocionarse una y otra vez.
44. EL EXORCISTA. William Friedkin (1.974): Yo sé pues que esta puede ser la película más católica de la historia donde una joven en plena menarquía es atacada no por un espíritu maligno sino por el mismísimo Satanás, que la gente salía de la sala de cine despavorida a refugiarse en la iglesia…pero que culpa tengo yo que esta magnífica película no haya envejecido nada, que a pesar de tener 37 años nos siga aterrorizando no la presencia de Baal sino los tormentos que se alcanzan a reflejar en la mismísima cara del padre Karras.
43. EL DESPRECIO. Jean Luc Godard (1.962): El domingo la academia lo premio por toda su vida, ochenta años de los cuales lleva cincuenta haciendo cine, muchas veces creó bodrios intelectualoides insoportables en otras hizo películas maravillosas como Sin Aliento y como esta, una de las mejores películas que se han hecho sobre el cine. Un guionista enamorado nada mas y nada menos de una campechana hermosa que tiene la cara y el cuerpo de Briggit Bardot. A pesar de que el guionista (Genial Michelle Picolli) quiere contar historias sencillas, propias, pero Jack Palance lo empuja a hacer una super producción, La odisea dirigida por Fritz Lang. Lo que queda claro es que las chicas no sueñan con caballeros sino con acaudalados productores de cine. Sin duda la mejor película de un director que naufragó en su propio maoísmo.
42. EL PUEBLO DE LOS MALDITOS. Wolff Rilla (1.960): Una mañana todo el pueblo de Midwich sucumbe a un extraño sueño. Ocho horas después se despiertan y pocas semanas después se dan cuenta de un inusual suceso, todas las mujeres en edad de concebir han quedado embarazadas. Durante años la crítica trató con desprecio esta peliculita aparentemente hecha sin pretensiones pero que devela una crítica feroz a la mismísima maternidad. Wolff Rilla no volvió a hacer ninguna película de renombre pero ya con la Villa de los malditos se había asegurado un lugar en la historia del cine.
41. MATCH POINT. Woody Allen (2.005): Cansado de Nueva York Allen lleva sus obsesiones a Londres donde desarrolla el drama sicológico mas impresionante de la década pasada. Todavía me cruzo con idiotas que se atreven a decir que el creador de Zelig está viejo, que ya debería jubilarse porque se le acabaron las cosas que decir. Allen sigue entregando año tras año, como un Balzac con cámara, su particular comedia humana.
48. EL PROTEGIDO. M. Night Shyamalan. (2.000) Para un tipo como Quentin Tarantino quien como Truffaut ha visto todas las películas este es su filme preferido. Variación del tema del héroe. Vuelta de tuerca inesperada. Un hombre que es irrompible contra otro que parece de vidrio. Bruce Willis se vuelve a juntar con su compinche de siempre Samuel J. Jackson en esta película el director de Sexto sentido que pasó sin pena ni gloria por las taquillas del mundo pero que ha conseguido convertirse en los últimos años en una película de culto.
47. EL ASADO DE SATÁN. R.W. Fassbinder. (1975). Los personajes de Fassbinder no le temen al ridículo, al contrario se regodean con el lo disfrutan como cerdos revolcándose en su propio estercolero, sacan con placer su lado más sádico. El asado de satán presenta a un Kurt Raab completamente desbordado entregado en cuerpo y alma no solo a su intervención sino al fervor que sentía por su director. Memorable la escena donde Raab recita sus poemas vestido de negro como si fuera una misa satánica.
46. EL HOMBRE QUE AMABA A LAS MUJERES. Francois Truffaut.(1977). En el entierro de Truffaut era impresionante ver que la gran mayoría de los asistentes eran mujeres, una escena premonitoria que filmó siete años antes de su muerte y con la que abre esta película maravillosa toda una certera reflexión sobre el amor y la literatura.
45. TOY STORY (1997): Incluyo no solo la primera sino la saga en su totalidad y toda la obra que han logrado hacer los muchachos de Pixar. Nada más recordar los cortos que nos regalan antes de que empiecen sus maravillosas películas. Toy Story fue la primera y acaso la más importante de las grandes películas que Pixar nos regala cada dos años. Para ver y emocionarse una y otra vez.
44. EL EXORCISTA. William Friedkin (1.974): Yo sé pues que esta puede ser la película más católica de la historia donde una joven en plena menarquía es atacada no por un espíritu maligno sino por el mismísimo Satanás, que la gente salía de la sala de cine despavorida a refugiarse en la iglesia…pero que culpa tengo yo que esta magnífica película no haya envejecido nada, que a pesar de tener 37 años nos siga aterrorizando no la presencia de Baal sino los tormentos que se alcanzan a reflejar en la mismísima cara del padre Karras.
43. EL DESPRECIO. Jean Luc Godard (1.962): El domingo la academia lo premio por toda su vida, ochenta años de los cuales lleva cincuenta haciendo cine, muchas veces creó bodrios intelectualoides insoportables en otras hizo películas maravillosas como Sin Aliento y como esta, una de las mejores películas que se han hecho sobre el cine. Un guionista enamorado nada mas y nada menos de una campechana hermosa que tiene la cara y el cuerpo de Briggit Bardot. A pesar de que el guionista (Genial Michelle Picolli) quiere contar historias sencillas, propias, pero Jack Palance lo empuja a hacer una super producción, La odisea dirigida por Fritz Lang. Lo que queda claro es que las chicas no sueñan con caballeros sino con acaudalados productores de cine. Sin duda la mejor película de un director que naufragó en su propio maoísmo.
42. EL PUEBLO DE LOS MALDITOS. Wolff Rilla (1.960): Una mañana todo el pueblo de Midwich sucumbe a un extraño sueño. Ocho horas después se despiertan y pocas semanas después se dan cuenta de un inusual suceso, todas las mujeres en edad de concebir han quedado embarazadas. Durante años la crítica trató con desprecio esta peliculita aparentemente hecha sin pretensiones pero que devela una crítica feroz a la mismísima maternidad. Wolff Rilla no volvió a hacer ninguna película de renombre pero ya con la Villa de los malditos se había asegurado un lugar en la historia del cine.
41. MATCH POINT. Woody Allen (2.005): Cansado de Nueva York Allen lleva sus obsesiones a Londres donde desarrolla el drama sicológico mas impresionante de la década pasada. Todavía me cruzo con idiotas que se atreven a decir que el creador de Zelig está viejo, que ya debería jubilarse porque se le acabaron las cosas que decir. Allen sigue entregando año tras año, como un Balzac con cámara, su particular comedia humana.
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