En la universidad todos hablaban de esa película cuando salió. Incluso hubo un muchacho que en uno de sus viajes a Estados Unidos trajo una copia en VHS y desde allí, como si fuera una rata hinchada comenzó a parir y a parir copias que infestaron los cineclubes de la ciudad. Siempre me resistí a verla, debe ser que en su momento vi el trailler y los movimientos convulsivos de Tim Roth me sofocaron. La vi hace dos días gracias a esa estafa llamada Netflix. En su momento significó la reaparición de Tarantino después de haber despedazado la palabra independiente con su Pulp fiction. Cumpliendo la premisa de Capra, el nombre del director volvía a aparecer en la marquesina. Quentin no solo volvió rentable a los indie sino que cimentó el poderío de Miramax y los monstruosos hermanos Weinstein.
El bravucón Harvey estaba al servicio de su niño prodigio. Tarantino era para él lo que significaba Mickey Mouse para Disney. Pase cualquier proyecto mijo que acá le será aprobado todo. Las fiestas, los premios, la fama, las rubias altas con las que siempre quiso salir pero que jamás le dieron ni un escupitajo hacían fila al lado de su casa para entrar a chuparle la polla. Bajo los efectos del endiosamiento es muy complicado tener rigor. Además estaba la presión de que todos esperaban anhelantes tu próxima obra maestra. Quentin escribió un guión de 25 hojas, si acaso sería un mediometraje pero ningún productor que tenga ganas de hacer dinero con tu nombre va a financiar un medio. A los hermanos se les ocurrió la idea, llamar a otros directores de la casa, que tal Allison Anders, porque no Alexander Rockwell, ¡eran amigos del genio! A eso sumémosle al compinche imbécil, al idiota que se nutre con la fama de tu compañero de escuela, el imposible Robert Rodriguez. Armemos pues la película, cuatro historias, un hilo conductor, el botones medio tarado, con sus movimientos de dibujo animado que va de habitación en habitación soportando aquelarres, mafiosos y los caprichos de una estrella de Hollywood.
Los tres directores convocados para soportar el proyecto de Tarantino no contaron con los mismos privilegios que el autor de Perros de la reserva sus historias serían mas cortas y además deberían pasar por las manos de tijera de Harvey. Tanto la Anders como Rockwell se sintieron humillados con el trato de Miramax. Según ellos no pudieron reconocer en los copiones que vieron sus propios trabajos. A Rodriguez lo que haya pasado con ese producto hecho a la medida del infame Banderas le tenía sin cuidado….total la rumba que se vivió mientras se realizó el proyecto pagó todos los sinsabores.
Tres historias donde prima la estética de lo feo, de lo kitch, todo exagerado, deformado por una postura que en los noventa trató de hacer escuela con Natural Born Killers y toda esas cochinadas que expectoró Oliver Stone y sus secuaces. Tres historias que tenían como único fin servir de preludio para la gran idea del prognático, además el actúa en su propio filme lo que lo hace doblemente atractivo. Por eso esperé los desafueros de la bruja Madonna, las carantoñas del imbécil Banderas, la hiperkinesis de ese actor sobrevalorado llamado Tim Roth, solo para ver el medio metraje de mi ídolo.
No creo que el guión de la parte de Tarantino haya tenido una segunda versión. Se nota que ni el mismo sabía para donde putas iba. Todo es tan improvisado, tan feo, tan incongruente….tan aburrido. Ni siquiera las conversaciones pueden estallarte la cabeza como lo suele hacer en sus películas, y eso que los personajes de este mediometraje son gente de cine. Nada funciona, el color es horrendo, las actuaciones precarias y a eso súmale que la vi un domingo en la tarde en medio del calor que dejan los ventiladores de techo descompuestos.
Cuatro cuartos enseña que hacer cine es algo muy difícil porque hasta los genios se equivocan sino se entregan completamente a un proyecto. Allison Anders y Rockwell han demostrado con sus carreras lo buenos directores que son y Tarantino, bueno, es el Fellini de nuestra época. Sin embargo es difícil ver algo mas horrible que este proyecto. Respira el tufillo independientón de que somostodosunoslocosdemierda. Una película ideal para jóvenes marihuaneros que buscan desesperadamente la ola que los saque de su letargo, la locura que los haga sentir diferentes.
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