A mi Glenn Glould me sirve para ponerme triste, para darme el gusto masoquista de urgarme las heridas. Por ahora escucho todo eso que interpretó de Bach y me pongo a verlo delirar en uno de los videos que están en youtube y se me olvida la extrema necesidad de comer y a cerrar todas esas ventanas que alguna vez se abrieron y el viento de tu ausencia no podrá llegar nunca más acá. Decidí no gastar los cincuenta centavos que me quedan. Voy a ponerme firme, el frío va a tener que empezar a ceder. El tren pasa cerca, si tan solo no tuviera que volver a la ciudad.. pero mejor no pensar eso, mejor ver el futuro, vivir sin trabajar, eternizar estos cincuenta centavos. Se puede vivir sin trabajar, con todas las privaciones que se pueda uno imaginar pero vivir asi, entre este frío, tan cerquita del tren y del café caliente. Ya no importa el futuro, ya llegó, hace rato un presidente lo abrió de una patada y el futuro es un abismo muy negro, dejate caer después de varias horas de vuelo te darás de lleno con un colchón de ratas, ellas fueron lo único que quedó de la gran explosión, no te quedes ahí, sus dientes afilados te roeran la cara. No las mates, están inventariadas, son lo único que quedan.
Así que Glenn Gould en la mañana eterna del invierno. Dias azules que pasan de largo. Que hipocrita ese cielo de mierda, que aparezcan de nuevos nubarrones que el granizo aplaste de una buena vez esta Gomorra.
Faltan horas para irse, los rieles del tren se ven tentadores. Hice la cuenta de la cantidad de gente que no volveré a ver, puede llegar a ser muy triste pero tambien es un alivio constatar de que se está solo de que cuando el tren pase sobre mi cuello no va a estar ninguna Maria Magdalena llorando por el chorro de sangre que no para de fluir. O de pronto no salte y en vez de eso mandaré a los rieles doscientos kilos de carne putrefacta, los buitres no distinguen esas cosas, ninguno de los que me conocen notarán la diferencia. Me encerraré entonces en mi torre de cristal, construiré varias garitas desde donde me cuidarán los demonios. Cualquier movimiento extraño y ellos saltarán sobre el carruaje que se acerque. Tomaré un respiro y si no vienen hacia mi torre yo iré por ellos y les sacaré las tripas.
Glenn Glould y Bach y un poco de sangre en el desayuno. No dejes arruinarte el día porque no has ingerido alimento alguno. Aparecerá el maldito dolor de cabeza pero no pierdas la calma hermano aprieta y gatillo abre tus fauces a un ibuprofeno de plata, será el acto mas piadoso y benigno que podrás hacerle a tu integridad. No pensarás más, se acabará el llanto eso que escuchas no en Glenn Gould es una reinterpretacion de Johann Sebastian es como si hubiera reencarnado me entiendes, para la inmortalidad nada como el vampirismo y la metempsicosis.
Existe algo sofocantemente aristocrático en la mas pura de mis miserias y es que como el conde que fui me siento sobre la ventana a mirar las vias del tren y allí vuelvo a ver la fila interminable de gatos esperando a ser decapitados. Me miran sin pestañear.
2 comentarios:
la otra es poner los gatos en las vias amarrados, debajo un perolito, tipo mica, y voila !!!!
Ahora, no se la sangre por decapitamiento tiene el mismo gusto !!! A su favor tiene que comparte el el gusto salado del cuello !!!
y del metal ...
nada mal
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