Nunca he usado el blog para una bitácora, para establecer un estado de la cuestión sobre mi mismo. Eso siempre me ha parecido exhibicionismo barato. Pero han llegado los temidos días en que tendré que usar este medio para purgar las malas vibraciones con que me intentan atacar fuerzas desconocidas.
Como si esos malditos espiritus sospecharan de mi felicidad me atacan justo en un periodo dulce de mi vida. Henry Miller decía que es mentira eso de que los amigos se conocen en las malas. Si uno está triste siempre tendrá un hombro donde apoyarse porque simple y llanamente los seres humanos guzamos con el mal ajeno. Ah! pero no más diga que está felíz y verá como todo el mundo correrá despavorido como si usted tuviera la más poderosa de las pestes buvónicas.
Yo, que lamentablemente he sido un ser sociable me he recluido en mi casa, cobijado por mi novia y por los tres gatos de siempre. Como tengo un trabajo sedentario que puedo hacer desde mi cuarto he tomado la decisión de no volver a hacer amigos ni de conocer a nadie más.
Estoy desilucionado de la gente, de su hipocrecía. En las esquinas los escucho cuchichear sobre el amor al prójimo mientras descabezan en fila india a las pocas niñas bonitas que quedan en el barrio.
Acá la virtud es pecado y eso no fue solo uno de los tantos legados de Uribe sino que lo tenemos cabalgando por nuestras venas. No puede de ser de otra manera, estamos gobernados por asesinos y criminales puestos por nosotros mismos. Somos un país de perversos.
Cansado de luchar contra la corriente construí mi torre de marfil. El televisor solo se enciende para ver partidos de fútbol o para poner las películas que mi novia compra para mi. Al principio solo veíamos obras maestras pero de unas semanas por acá hemos descubierto el placer de ver los últimos títulos que los piratas de San Andresito nos ofrecen. Esos son nuestros cine clubes y está bien. No se necesita estar en Los Angeles para estar al día.
Ya maté al Gnomo que habitaba mi cabeza. Solo quiero disfrutar.
Huyo del sol con la fobia de un vampiro convencido. En la noche con la cabeza cubierta por una capucha, me escurro como una sombra hasta la libreria mas cercana ¿Y quien lo fuera a pensar? Encontré Ediciones de Siruela, Valdemar, Galaxia Guttemberg,¡Atalanta!, la misma mierda que encontraba allá en la ciudad de los ojos abiertos.
Escucho el murmullo, a mi torre llega, como si fuera la niebla el murmullo de inconformidad. Los sarrapastrosos artistas de siempre conversan en sus miserables tertulias sobre la mortadela de siempre. Que Saramago, que Sábato, que Alvaro Mutis, Callense esa puta jeta de una vez! Hablan no paran de hablar mientras se intoxican con el eterno alcohol antisceptico, mientras maldicen sobre el nombre de esta ciudad, se arrodillan y rasgandose la camiseta gritan al cielo "Acá no tenemos ninguna oportunidad" "Nadie nos apoya" "NAdie se interesa por publicar nuestras gloriosos poemas" Señores seamos sensatos, nadie con tres dedos de frente podría digerir sus absurdos soliloquios sobre la ciudad, el semen y jehová. En vez de estar fumando bazuco de su inconoformidad deberían empezar a buscar un trabajo verdadero, algo que les permita llenar la barriga agusaneada de sus infelices crias.
Yo no extraño nada de lo de afuera, es más, nunca he estado más contento. Acá encontré la paz que necesitaba.
La dulzura de mi mujer se esparce por todo mu cuerpo y eso me envuelve en una inusitada felicidad. Verla dormida en la noche es la mejor recompenza que puede tener un pobre hombre como yo. Estoy felíz hasta que las puertas oscuras tocan los goznes de mi puerta. ¡Hijos de puta! entonces los demonios que habitan en mi saldrán desaforados, los enredarán en un solo fascio y los estrujarán hasta morir.
No conversen en mi esquina, no salgan mas de sus asquerosas catacumbas, destrocense a trago allá abajo, donde las gruesas paredes se tragan todas las palabras.
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