Como casi todos los personajes de Nicholas Ray, a Dixon
Steele la furia le sale por los poros. No es que sea un energúmeno crónico, es
que el mundo está lleno de hijos de puta y uno no siempre tiene la paciencia
para hacer la fila y soportar el devenir monótono en el que transcurre la vida.
Es muy fácil ser histérico si eres un escritor encerrado por el sistema de
Hollywood. No importa lo que tu pienses, lo que importa es lo que quiere la
gente. Eres un esclavo de los gustos.
Desde la guerra Steele no saca nada que valga la pena. La buena
paga genera comodidad y cuando encuentras la fórmula del éxito pues tu carrera
puede estar al borde del desbarrancadero. Oprimes el piloto automático y tus
dedos masacran la máquina de escribir y casi que por un reflejo obtienes en una
cuantas semanas no EL GUIÓN sino un guión MAS. Los productores quieren adaptar
una novela de amor que ha resultado ser un Best Sellers. Dixon no quiere leerla
así que contrata por 20 dólares los servicios de una joven entusiasta que se
siente ya muy cerca de la máquina de sueños porque va a contarle el argumento
al afamado guionista.
Laurel.... porque te quiero te aporro
La trama es estúpida, un bacteriólogo que se enamora de una
mujer casada “Maldita basura” pensará Dixon. Escucha pacientemente hasta el
final mientras de refilón espía el balcón de la enigmática rubia que desde hace
unas cuantas semanas es su vecina. Despacha a la lectora y se sumerge en un
sueño profundo hasta que un policía, viejo compañero en la II Guerra lo
despierta a las cinco de la mañana, hora donde usualmente los escritores acaban
de acostarse, para que lo acompañe a la comisaría más cercana.
Resulta que acaba de ser encontrada su querida lectora. Ha sido
arrojada de un auto en movimiento. Al parecer el golpe contra el pavimento no
le hizo nada porque cuando la tiraron un brazo misericordioso y fuerte le había
destrozado la nuca. Lejos de demostrar cualquier tipo de perplejidad Dixon se
mantiene frío, con ganas de hacer bromas. Aunque sus continuos ataques de furia
le traen con regularidad problemas con la ley (trifulcas nocturnas, narices
rotas, camisas manchadas de sangre) dudan que pueda ser el asesino…. A lo sumo
será capaz de matar en sus historias macabras, pero en la vida real…. No sabemos
bien.
Nick Ray con el dolor en el alma dirigiendo a su ex- esposa Gloria Grahame
Llama a una testigo, la rubia enigmática que es su vecina. Ella
constata de Dixon despidió a la muchacha en la puerta aunque no está muy
segura. Laurel se llama y empiezan a verse y surge el amor y él vuelve a tener
la fuerza vital que lo hizo destacarse dentro de la industria y tiene ganas
incluso de transformar ese libro de porquería y convertirlo en arte y lo está
logrando, solo que su temperamento lo vuelve a traicionar y Laurel no está muy
segura de que él sea inocente, ya lo ha visto como golpea a un conductor solo
porque este decidió hacerle un reclamo, ya conoce de su temperamento dominante,
machista. En pocas semanas el amor se ha secado y ni siquiera la certeza de que
Dixon Steele no mató a su lectora hará que Laurel vuelva a amar a ese guionista
famoso que no es más en el fondo que un triste escritor, un pobre diablo.
De todas las historias de amor que se han contado en el cine
ninguna tiene la fuerza que In a lonely
place. Una de la razones por las cuales este film tiene esta hermosura
inusual que la mantiene inmune al paso de las décadas es que detrás de la
cámara estaba un hombre con un corazón sangrante. Nicholas Ray acababa de
divorciarse de Gloria Grahame cuando se inició el rodaje. La actriz se había
cansado del comportamiento dominante, absolutista del creador de Johnny Guitar y se había fijado en su
propio hijo. Ese despecho absoluto, ese dolor incesante lo vierte en una
película demoledora, toda una crítica absoluta al mundillo frívolo de Hollywood
donde no se respeta ningún talento, donde solo se vive de apariencia y oropel.
Este filme hubiera sido imposible de hacer si Bogart no se
hubiera interesado por el proyecto. Recuerden que Nick Ray es de los malditos
de Hollywood. La manera altanera con la que trataba a los productores hicieron
que el relativo fracaso de 55 días en
Pekin se convirtiera en la excusa perfecta para terminar con una carrera
absolutamente brillante. Para los que
quieran conocer más a fondo el final de uno de los mejores directores de la
historia véanse Relámpago en el agua de
Win Wenders.
La iluminación es maravillosa
Entonces Bogart decidió fundar su compañía Santana y llevar
el peso absoluto del proyecto en un esfuerzo sincero, solo porque al leer el
guión supo que estaba ante una historia impresionante y sincera, la de un
hombre que cae presa de su propia ira. Tomó y como no, el personaje principal,
Dixon Steele y le dio esa rara mezcla de vulgaridad y elegancia que lo han
convertido en un ícono indescutible del cine. La película por supuesto fue un
absoluto fracaso y gracias al esfuerzo de críticos como Jose Luis Guarner o
Guillermo Cabrera Infante la película salió del ostracismo así como la
totalidad de la obra del gran Nicholas Ray.
In a lonely place es
una historia de amor, pero a la vez es un triller que aborda sin contemplación
la podredumbre que rodea el sistema de hacer películas durante la edad de oro del
cine norteamericano. Si quieren ver una obra estupenda, lejos de ese glamour
perfeccionista que caracteriza a la mayoría de películas de las décadas
cuarenta y cincuenta, sumérjanse en la ira de Dixon Steele y sufran el calvario
de ver a un hombre autodestruirse. Al final respirarán tranquilos… al menos no
les pasó a ustedes.
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