15 de abril de 2013

OBLIVION De Joseph Kosinski. Un hombre solo en la tierra


Es el año 2077. Una invasión alienígena ha destrozado la luna. Los hombres se han defendido con lo que tienen y no han dudado en usar bombas nucleares. Sacrificaron la tierra para salvar a la raza humana. Los pocos que quedaron se han mudado a Titán, una de las lunas de Saturno mientras un puñado de hombres se ha quedado vigilando unos conversores gigantes que extraen toda la energía de los océanos y mares.
Uno de los pocos que todavía deambulan por la tierra es Jack Harper (Tom Cruise) un hombre que extrañamente recuerda a la tierra antes de la invasión. Lo raro es que el nació después del 2017 y nunca conoció Nueva York, ni miró por uno de los visores a la ciudad desde la altura del Empire States. En sueños se le aparece una mujer ¿De dónde vendrán esos recuerdos?. Esos enigmas se profundizarán más cuando se encuentre de frente, entre las ruinas del planeta destruido a la mujer que aparece en sus sueños.

A pesar de su interesante argumento, de su impecable factura visual, de sus innovadores efectos y de los espectaculares diseños que tienen sus máquinas y construcciones, la esperadísima Oblivion naufraga en un conjunto de incoherencias que la convierten en una de las grandes decepciones de la temporada.
La frialdad que había desplegado Joseph Kosinski en Tron: El legado acá vuelve a aparecer con más fuerza acá. Sin duda que es un maestro para crear atmósferas y construir maquetas pero empieza a ser recurrente en su breve filmografía la incapacidad que tiene para dirigir actores, cayendo incluso en errores  de casting muy graves como fue el de Olga Kurylenko. Y es que a la actriz rusa parece quedarle como anillo al dedo sus interpretaciones de chica Bond pero a la hora de encarnar un personaje con la relevancia que implicaba  ser la última mujer que queda en la tierra vuelve a demostrar sus evidentes limitaciones.

Por ella no sentimos absolutamente nada, es más por momentos su escuálida presencia resulta molesta y queremos que Kosinski nos muestre más de  esas máquinas temibles que destrozan todo lo que ven. El realizador se siente más cómodo dirigiendo sus prototipos y sus maquetas que a sus actores.
Tom Cruise está ahí, en cada uno de los fotogramas, llenando con su eterna juventud y su enorme nariz las casi dos horas y media que dura la película. Cuesta trabajo encontrar un actor con 30 años estando al tope de la lista de los más cotizados. A mí en lo particular el poco respeto que se había ganado con Ojos bien cerrados o Magnolia lo ha perdido en la última década convirtiéndose en la marca oficial de cuanto éxito de taquilla salga dentro de la industria.

Como amante de las películas de ciencia ficción sigo esperando otro clásico, algo que rehabilite de una buena vez por todas un género que desde Inteligencia Artificial de Spielberg parece estar sepultado entre los remakes, secuelas o precuelas que caracterizan el Hollywood de nuestros días. Creí que Oblivion iba a revertir esta tendencia, pero no fue así.
Te queremos de vuelta querido Ridley Scott.

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