Reconocido sólo por un reducido círculo de artistas y lectores de Cúcuta, el poeta Darío Sarago en realidad representa a la actual generación de bardos encargados de preservar el gusto por las palabras en la región. Por esta razón sorprendió su reciente anuncio de apartarse de las letras. En su estudio, donde pasa la mayor parte del tiempo acompañado de libros, conversamos con él.
¿Cómo es eso de que se retira de la poesía, es que acaso puede existir un ex escritor?
D.S. Un carro, aunque varado, continúa siendo un carro. Únicamente cuando se desplaza es un vehículo. En ese sentido, yo seguiré siendo siempre un artista, aunque no un poeta, porque el arte está en la mente y la poesía en la obra. A eso me refiero con abandonar la poesía.
¿Y por qué tomó la decisión de dejar de escribir?
D.S. Porque no tengo nada más que decir. La originalidad consta nada más que de un par de ideas y creo que ya las desarrollé en mis escritos.
¿O sea que la inspiración no existe?
D.S. La inspiración consiste precisamente en identificar esas pocas y bellas ideas, atraparlas en un mar revuelto en el que por el contrario abundan lo grotesco, lo absurdo y lo inútil. Yo ya pesqué mis ideas.
¿Pero el público no conoce más que unos cuantos poemas suyos, publicados recientemente en la antología de poesía de Norte de Santander La sombra y el relámpago?
D.S. En ese caso quienes tienen trabajo pendiente son los editores y los lectores, a mi no me concierne dar a conocer el material, que en todo caso reconozco es corto y no creo que pase de un poemario. Pero ya ve, por ejemplo, esta, que es mi primera –y tal vez única– entrevista, trata más de lo que no haré que de lo que hice. Ser poeta es llevar los estigmas del diablo.
¿No le parece una obra bastante corta para darle fin, lo digo porque siendo tan joven podría más adelante sentir el deseo de escribir más?
D.S. Nada es mucho ni poco cuando es lo suficiente. Recuerdo haber leído sobre un poema de cientos de versos que su autor corrigió y corrigió hasta dejarlo de dos.
¿Siente que su caso se parece al del poeta francés Rimbaud, que también abandonó su oficio muy temprano, o no será que de paso quiere imitarlo?
D.S. Él abandonó la poesía siendo mucho más joven que yo, sin embargo escribió mucho más y mejor; eso me da la razón para decir que la edad no tiene que ver con la calidad o la extensión de lo creado. Lo peor de algunos poetas son sus obras completas, mientras que lo mejor sólo algunas antologías. Lo aceptable de mí estará en lo que escribí, punto. En cuanto a imitarlo, no creo: realmente en la vida, como en el arte, no existe la influencia, sólo la coincidencia.
¿Cómo definiría entonces su obra?
D.S. Como una mezcla de Punk, Pielroja y Brisas del Pamplonita (risas).
Podría incursionar en otra actividad, como el periodismo, ¿no cree?
D.S. Eso es algo muy diferente. Pensar en hacerse llamar escritor por trabajar en un periódico es como asegurar ser chofer sólo por lograr estrellar un carro. Respeto y admiro el papel del periodismo en la sociedad, pero no en el orden de la literatura, sino en el de los derechos ciudadanos. Quiero decir que con el periodismo podremos siempre estar informados, pero nunca bien informados. Una de las virtudes de los gramáticos es la paciencia, impensable en las salas de redacción. Desde luego, existen excepciones individuales.
¿A qué se va a dedicar como artista?
D.S. ¿Conoce el dicho el que sabe, hace, y el que no sabe, enseña? Tal vez tenga que comprobarlo enseñando algo que tenga que ver con literatura.
¿Qué pasará con el Importantismo, el movimiento que fundó con un manifiesto publicado hace unos años?
D.S. Sigo creyendo que el Importantismo es el único mito urbano perteneciente a Cúcuta. Con el tiempo dará de qué hablar lo suficiente. Cada vez que se da un encuentro interesante entre seres en las calles de la ciudad, conscientes de que lo que construyen tiene un significado artístico, el movimiento vive.
¿Qué consejo le daría a quienes quieren escribir poesía?
D.S. Que procuren no seguir ningún consejo, y que caminen mucho pero siempre solos.
¿Podría recitarnos algún poema o verso suyo?
D.S. Me dirijo a mi huesa, pero no sufro
Sólo estoy cambiando de oficina
Sólo estoy mudando de alas
2 comentarios:
BRILLANTE EL POETA CUCUTEÑO
"Una gran tragedia para nuestras letras" gimieron en ASOPOPO (Asociación de Poetas Pobres). Mientras, en la Asociación de Escritores de Norte de Santander el júbilo ha sido irreprimible... ja, ja, jaaá!!!
Ojalá en un futuro tan lejano, Darío Baudlaire vuelva a hacer de las suyas; como narrador, anti-poeta o lo que se le ocurra perpetrar a este personaje de nuestra "intelligentsia" underground.
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