Hace unas semanas dije que iba a escribir un artículo sobre
Leonardo Jácome, el presidente del Consejo Superior Estudiantil (CSE) de la
Universidad Francisco de Paula Santander (UFPS). Y la verdad es que me da
pereza. No creo que Jácome merezca una columna. No ha hecho en su vida
universitaria nada relevante salvo convertir su cargo en un bloque de
resistencia, en una pequeña élite sin ningún grado de conciencia histórica de
cambio social. Jácome representa la continuidad de la peor tradición política
del departamento: aquélla que busca la conquista del poder a través de la
trampa, del engaño, del tráfico de influencias para beneficio personal y de sus
progenitores políticos.
Porque en el ADN de Leonardo Jácome (políticamente hablando)
anida la ponzoña. Y uno puede, desde allí, establecer un árbol genealógico
deleznable: Iván Clavijo que parió a William Villamizar que parió a Leonardo
Jácome que parió un negocio rentable en la universidad: manejar el seguro
estudiantil con fines políticos. Y de ahí el desprestigio.
Leonardo Jácome tuvo relevancia cuando en el 2008 a raíz de
un paro estudiantil se hizo visible al lado de Mauricio Julio. Se levantaron,
revoltosos, entre otros motivos, contra Dionisio Parada y contra el
inconformismo frente al tercer periodo rectoral de Héctor Parra, el mismo año
en que el Consejo Superior Universitario accedió al crédito de los 25 mil
millones de pesos. Luego de eso a Jácome se le acabó la rebeldía y pasó de ser
un líder estudiantil a un hombre que le lame la suela de los zapatos a Héctor
Parra.
Es un lambe suelas, a pesar de su juventud: árbol que nació
torcido. Pero creo que Jácome nació limpio (el hombre nace sano) y la rectoría
lo corrompe. Y eso lo lleva a saltarse varios renglones jurídicos. Por ejemplo:
si es profesor cátedra de la UFPS quiere decir que recibe dineros del Estado.
Pero resulta que Jácome es Concejal en la misma jurisdicción en que es
presidente del CSUE. Lo cual significa que su campaña política la financió con
sus recursos y esos recursos se los da el Estado como catedrático. Está
impedido. Alguien tiene que denunciar eso. Que esta columna sirva para que
algún abogado lo ponga en consideración. Ahora, el hecho que decida la
ordenación del gasto público en la UFPS lo inhabilita como Concejal. Por lo
menos desde el punto de vista ético. Son más de 50 millones de pesos anuales
que maneja el CSEU. El hombre maneja desde la cancelación de materias hasta la
selección “comprometida” del seguro estudiantil.
Yo lo que creo, en estas elecciones a la rectoría de la UFPS,
es que el estudiante debe votar por un cambio absoluto y volver a la academia.
Porque el único desnudo que podemos permitir en la universidad es el de
Leonardo Jácome cuando pierda la investidura.
ATENTAMENTE
RENSON SAID
ATENTAMENTE
RENSON SAID
1 comentario:
Buena esa Renson, más que de acuerdo!
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