Después de haber participado como miembro de la fuerza aérea
norteamericana en la II Guerra Mundial, James Stewart había tomado la decisión
de retirarse de la actuación. Mientras filmaban Que bello es vivir le confesó a su director y amigo Frank Capra que
no le veía sentido a hacer algo tan simple como encarnar un personaje cuando ya
había visto la cruda realidad de una guerra. En el set de filmación estaba
Lionel Barrymore, toda una leyenda de Hollywood, se acercó a él y comenzó a
hablarle con la autoridad de un maestro a su alumno. Nunca se sabrá que le dijo
pero Stewart se comprometió a convertirse en el mejor actor de todos sus
contemporáneos.
Para hacerlo debería dejar de interpretar al entrañable
inseguro larguirucho que ante cualquier tropieza comenzaría a tartamudear y a
sentirse inseguro. No, tenía que llegar a convertirse en un tipo duro. En los
cincuenta se convertiría en el mejor actor de la década. Las películas que
filmó con Hitchcock se cuentan entre las mejores de la historia y su
caracterización por ejemplo en Vértigo es todo un modelo de como un actor debe
reflejar el horror.
En esa misma década realizaría cinco western con uno de los
directores más injustamente olvidados de la historia, Anthony Mann. Hoy en día
es muy complicado conseguir alguna de sus películas a no ser que TCM o City
Stars tengan la piedad cinéfila de mostrarnos algo de ellas. En uno de los
sanandresitos de Colombia encontré una copia, con Menú y todo, de Colorado Jim. A lo largo de mi vida había escuchado hablar
maravillas de este western pero como pocas veces sucede todas las maravillas
que hablan del filme no solo se cumplen sino que se rebozan.
La acción empieza desde el principio. A Mann no le gusta
andar por las ramas. Un caza recompensas persigue cientos de kilómetros a un
bandido acusado de haber asesinado a un hombre por la espalda. Después de mucho
andar lo encuentra acorralado en un lugar despoblado donde lo único que imperan
son los indios de pies negros y la naturaleza. Stewart se hace pasar por un
sheriff, le da veinte dólares a un viejo buscador de oro. Ambos van al peñasco,
Robert Ryan se defiende con lo que puede, rocas, balas y madrazos. Aparece un
joven soldado degradado por cobarde, se une a la cacería. Este soldado es Ralph
Mekker quien diez años después compraría su boleto a la eternidad al
interpretar al Mike Hammer en El beso de
la muerte de Robert Aldrich. El soldado
después de escalar el peñasco se enfrasca en tremenda pelea con Ryan quien es
defendido por una afeada Janet Leight. Como ven el elenco es de primera.
Amarran al forajido y Stewart ya relame los tres mil dólares
que ofrecen por él, cuando el propio Ryan lo desenmascara y les cuenta la
verdad a sus acompañantes: ese, ese que ven ahí no es ningún sheriff, es un
caza recompensas que los está utilizando a ustedes. Quiere recuperar con mi
cabeza lo que una mujer sin corazón le robó: las sagradas tierras que él le
mandó a cuidar mientras se iba a la guerra. Ahora al bueno del Jimmy le va a
tocar repartir su ganancia en partes iguales.
Lo que sorprende de Colorado
Jim es que prácticamente no hay buenos ni malos. Si, Robert Ryan amarrado,
siempre sonriente y tranquilo, hace las veces de una de esas brujas que eran
atrapadas en pleno edad media y que sembraba la discordia entre sus captores. Es
un tipo al que no le tiembla el pulso para disparar por la espalda a un hombre.
Pero él mismo lo ha dicho, no le ha hecho nada al personaje de Stewart. Además Jimmy
llega a ser un maldito bastardo, ¿Por qué no le contó a sus dos compañeros de
expedición la verdad sobre la recompensa? Mientras tanto Janet Leight le ha
dado su palabra al bandido pero a su vez empieza a sentirse atraída por la
actitud heroica de Jimmy.
La acción acá no da tregua. Todo el tiempo están ocurriendo
cosas, impedimentos. No hay un solo momento de paz. Por algo sus dos guionistas
ganaron el Oscar por escribirla. Si Stewart estaba buscando un papel que le
permitiera mostrar otros matices que mejor que el de Howard Kemp, sufriendo por
su amor perdido, por un balazo en la pierna, por el amor que empieza a sentir
por la mujer de su enemigo, por tener que vivir con el peso de adquirir una
fortuna con el dolor de otra persona. Nadie ha sentido tanto dolor como Howard
Kemp cuando se despierta delirando creyendo que los indios ya vienen por él.
Colorado Jim no es
solo un gran western sino una de las mejores películas de todos los tiempos. Tienen
que verla a como de lugar, apreciar sus colores, sus impresionantes exteriores
y el poder magnífico de dos fuerzas de la naturaleza trabajando juntas, hablo
de Anthony Mann y del gran James Stewart.
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