Resulta incomprensible que la Academia haya ignorado el
último filme de los hermanos Wachowsky sobre todo en un año donde las
producciones nominadas fueron sé caracterizaron por su intrascendencia. Desde
hace cinco años venimos recibiendo noticias de que los creadores de Mátrix se habían embarcado en el
proyecto más ambicioso de sus carreras. Adaptar el best- seller de David
Mitchell parecía una labor imposible. Los que lo han leído han afirmado que es
una novela que coquetea peligrosamente con el género de la auto-superación.
Narra seis historias desperdigadas a través del tiempo. Lo que intenta hacer
Mitchell es dar su visión un poco naif de lo que es la reencarnación. El hilo
conductor lo da una melodía compuesta por un joven músico en la Europa de 1936.
En la melodía los personajes se
encontraran en diferentes épocas.
El hilo conductor de las historias resulta estar bastante
debilitado dentro del filme. No entendemos muy bien que tiene que ver un joven
traficante de esclavos, un compositor en los albores de la Segunda Guerra, una
periodista metida en un peligroso complot político, un editor acosado por su
propio autor, un clon que se resiste a caer dentro de la dictadura del consumo
y un hombre del futuro intentando sobrevivir en una tierra devastada. Los
Wachowsky y Tom Tykwer (El mismo de Corre
Lola Corre) renuncian a idear un código que trate de explicar porque
diablos estos personajes se encuentran en seis puntos de la historia y caen en
el facilismo empalagoso de decirnos que ellos se van a encontrar a través del tiempo porque el amor es muy fuerte y eterno.
El hecho de que la película haya sido realizada por tres
directores puede explicar la desconexión que pueden tener las historias dentro
del filme. Pareciera uno de esos intentos que acostumbraban a hacer los
productores en los sesenta y setenta de reunir a un grupo de notables
realizadores para que cada uno realizara un mediometraje y juntos hacer un
filme que tuviera como hilo conductor, por ejemplo a Bocaccio o a Edgar Alan
Poe. A sabiendas de que iba a estar tres horas frente a la pantalla decidí
dejar de preocuparme por juntar los retazos y me dispuse a disfrutar cada una
de las seis historias. Debo decir que todas tienen un nivel de interés muy alto
y aunque no sepamos muy bien que es lo que está sucediendo disfrutamos cada
minuto de esta película desmesurada,
hermosa e incoherente a la vez.
Cloud Atlas logra
incursionar con éxito en cuatro tipos de géneros, la comedia, el triller
político, la ciencia ficción y el drama histórico. Es muy raro entrar a una
sala de cine y que durante tres horas logres mantener la atención en la
película así no entiendas muy bien que es lo que está sucediendo. Me encantó el
homenaje que sus realizadores le hacen a Soylent
Green el inmortal clásico de Richard Fleisher, el inmaculado diseño de
arte, la imponente fotografía de ese monstruo llamado John Toll, los efectos
especiales absolutamente innovadores, la visión de un futuro dominado por la
dictadura del consumo. Sin embargo de las seis historias la mejor es justamente
la del joven compositor que lleno de amargura termina metiéndose la pistola en
la boca.
A mi juicio la idea de que los actores hagan varios papeles
me parece un exabrupto digno de las películas de Eddie Murphy. El hecho de
tener que ver constantemente a dos de las actrices que más detesto, Hale Berry
y Susan Sarandon me hizo pensar por momentos en lo hermoso que deberían estar
las calles a esa hora de la tarde. El maquillaje recargado, como el que usa
Hugh Grant en uno de los papeles o el del gran Hugo Weaving disfrazado de mujer
es francamente ridículo y recargado. Tom Hanks está ahí, haciendo lo que él
sabe hacer que no es mucho. Con Hanks, Berry y Sarandon los directores
intentaron hacer un casting que les asegurara alguna nominación. Además de
Weaving los dos otros actores que se destacan son el veterano Jim Broadbent y
sobre todo el joven talento Ben Wishaw.
No creo que a la lista de sus defectos esté el de sus tres
horas de duración. No sentí el paso de los minutos, nunca me aburrí. Me parece
que a pesar de sus imperfecciones Cloud
Atlas es la mejor película de estudio del año. Es saludable para la
industria que aún existen directores como los Wachowsky dispuestos a asumir
riesgos, a salirse de los convencionalismo, alejados del insoportable universo
de la CIA y otros agentes encubiertos.
El resultado no era el que se esperaba, sin embargo les
alcanzó para ser una de las mejores películas que se hicieron el año pasado.
2 comentarios:
Si bien comparto sus críticas al maquillaje de algunos actores, queda claro que usted no entendió el postulado del film; más allá del romanticismo que impregna gran parte de la película, el tema fundamental que encadena las distintas narraciones puede resumirse en una palabra: Emancipación. Por lo cual considero realmente valioso e inspirador este filme dadas las circuntancias de nuestra especie en estos tiempos.
Estoy de acuerdo con el comentario anterior, la película exalta la emancipación y también la búsqueda de la verdad. La verdad que es una pero que es diferente en cada historia...Le dejo la tarea de identificarla.
Además, las seis historias se tocaban porque fueron trasmitidas mediante la escritura así: el comerciante de esclavos escribió un diario que fue leído por el compositor, cuya historia fue contada a través de las cartas que fueron leídas por la periodista, cuya odisea fue escrita en un libro que fue leído por el editor, cuya vida fue llevada al cine en una película que vio Sommy, cuyas palabras quedaron escritas en un diario que tenía la vidente del mundo futurista...puede ser confuso para quien no prestó atención a la película y se dedicó a disfrutar de los pedazos en vez de intentar comprenderlos.
Ha bajado el nivel de sus escritos, demasiado cine de estreno.
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