8 de marzo de 2011

SOBRE LA SALSA CHAVISTA Y OTRAS ABERRACIONES IDEOLOGICAS

El fin de semana pasado me invitaron a un asado. Homenajeaban a un músico recién llegado de Bogotá. A pesar de que casi todos tenían la edad mía llevaban el pelo largo y no tenían un solo peso en el bolsillo. Fue una experiencia hasta bonita porque me recordó los años de la universidad. Fue bonita hasta que repartieron el chorizo y lo mastiqué y entonces mis dientes chocaron con algo correoso, pedacitos de una piedra, de un calculo que seguramente habrá tenido que padecer el pobre cerdo cuando estaba vivo. Fue una experiencia maravillosa hasta que mis anfitriones a los cuales apenas conocía empezaron a sentir el efecto del Ron Tucunaré que bebíamos directamente de la botella. Comenzaron enardecidos a soltar proclamas apoyando a Gadafi amenizadas con la más fervorosa de las salsas chavistas. Como estaban ya poniéndome agrio con las constantes referencias a Helbert Marcuse, Noam Chonsky y Lina Ron decidí concentrarme en el poder de la salsa chavista, en sus letras educativas. Durante mucho tiempo Occidente vio con resquemor la línea dura del estalinismo y su empecinamiento en crear y estructurar el llamado Realismo Socialista. Sin embargo en sus alborada este arte pudo crear obras maestras indiscutibles, poetas de la talla de Mayakovsky o Esenin, escritores como Gorky o cineastas como Dovchenko, Pudovkin o el padre celestial Esenstein. Fueron precursores de un arte que asombró al mundo, un verdadero rugido revolucionario que con el tiempo la burocracia y la criminalidad en la que cimentó su teoría El Gran José dieron al traste con lo que parecía un periodo de esplendor artístico.
A diferencia de Rusia y otros estados socialistas Venezuela en diez años de tiranía no ha podido dar signos de un reverdecer cultural. A parte de la reedición que ha hecho la Editorial Ayacucho de los grandes clásicos de la literatura latinoamericana uno no ve un cineasta, un poeta algún artista que pueda romper el cerco que ha creado en torno a Venezuela el Cachalote Charlatán. A mi por lo general la alegría del otro me causa profundo malestar, envidia asi que quise exponer mis ideas y ellos me hablaron de proceso, de descontaminación y que ese C.D que escuchábamos era la prueba Fea Haciente de que la cultura venezolana estaba buscando una identidad. La música era buena, casi tan buena como la 33 sin que acá pongamos como ejemplo de reverdecer cultural lo que hace la gran orquesta bogotana, lo preocupante eran las letras, absolutamente aleccionadoras, prejuiciosas, cargadas de odio. Para los salsomanos chavistas un niño que viva conectado a internet no solo es un inculto sino un enemigo. Un niño que se divierta es un sospechoso, un hombre que pretenda bañarse tres veces al día es un asqueroso burgués. En Venezuela sucede lo que pasaba en la edad media con los benedictinos que estaban convencidos que la risa no era propia de el hombre sino de los monos solo porque Jesús no había reído. Si eso es lo que destila la música ¿Qué cosas no se dirán dentro de un salón de clases? ¿Cuántos odios no estará inconando esta revolución?. Mis nuevos amigos son los intelectuales perfectos, leen a Saramago y algo de marxismo y dan por sentado que la única posibilidad de salir adelante es en medio de una lucha de clases. Es realmente fastidioso ese cliché en el que sea envuelto a través de las décadas el presunto intelectual latinoamericano, amante de cosas viejas, anacrónicas como el tan mentado marxismo o comunismo. Para colmo el vecino les da la oportunidad de refrendar sus viejos demonios y se van para Caracas esperando chupar un poquito de esa leche que reparte el estado socialista con sus inmensas tetas. Después del tercer chorizo con tierra decidí pararme, los chavistas me rodearon exigieron pagar la cuota del asado. Pagué casi lo mismo que pago cuando voy a comer a un restaurante de lujo, me imagino que con la plata que hacen asados estarán ahorrando para comprarse un fusil o lo más probable es que esa platica la usen para seguir envenenándose con el Ron Tucunaré, el caso es que la gran mayoría de chavistas que conozco a diferencia de su padre creador son borrachos y gorreros, aunque en esto último si se parecen al Chivo, en eso y en su asquerosa verborrea.
Pagué y me fui con mi odio a otra parte.

6 comentarios:

Akatuintuka Bishtuná dijo...

Mi querido ateneista,
Tengo que reconocerlo: no pude terminar de leer tu articulo, respeto tu subjetividad, pero me parece que no puedo patrocinar tu ceguera. No se que decir, porque no creo que me escuche, ni que quieras ver lo que digo, si vieras todo lo que he visto, si leyeras lo que he leido, si escucharas lo que he escuchado, igual seguirias pensando igual, porque no es una discusión de argumentos, es que odias los chafarotes. Te dire que lo interesante es el socialismo total en lo cultural, te dire que el sistema músical de venezuela es excelente, que la parte teatral es fantastica y que a nivel de titeres es maravillosa, pero no me lo creeras. Te dire que gozo ir a buscar libros y no encontrar, porque ya se agotaron, te dire que hasta libros fachos han sido publicados sólo por la necesidad de publicar, te dire que venezuela no esta produciendo cultura de forma nacionalista, sino todo lo contrario internacionalista, por lo tanto vez a dussel, a chomsky, a ospina, a addams, a maffesoli, al odioso bourdieu, al extinto foucoult, a tantos otros ser publicados, premiados, estimulados y proclamados... así esos escritores no te gusten, es tu gusto, es subjetivo, a mi si me gustan, es mi subjetividad, allá todo el mundo publica, por lo tanto es dificil definir que es malo y que es bueno, porque da para todo... por cierto no creo que te guste el metal, pero el metal tiene buena escena en el chavismo.. y así muchos generos

Anónimo dijo...

Si es asi de bueno, por que los chavistas estan llenos de odio? Si no es lo de ellos, no sirve, es malo y contamina.

El Ateneista tiene razon en muchas cosas, tal vez no en todas y yo tambien he estado alla, no mucho, pero los escombros me llegan y asi es...solo odio...

al que le faltan los 20 pesos para el bus dijo...

¿Ivan usted sabe por casualidad quien es Gustavo Dudamel?

Aunque después de leer este artículo no me extrañaría que su respuesta fuera: ¿Ese no fue arquero del Deportivo Cali?

SATUPLÉ dijo...

Gustavo Dudamel es un accidente cultural como lo es Antonio Arnedo en Colombia. ¿Que tiene que ver el talento de un joven con una revolución?. Por otro lado creo que el chavismo se ha vuelto una opción para más de un desempleado en el area de frontera, sobre todo si se las da de "artista"

El Nuevo Olimpo dijo...

El fanático, no importa si es de izquierda o derecha, religioso o del deporte, es por lo general chafarote, violento, discriminador y cerrado, hace énfasis en su simbología como mecanismo de exclusión, no hacen arte sino propaganda y lo que ud vivió y escuchó en esa reunión, es una prueba "Fea haciente".

El Nuevo Olimpo dijo...

El fanático, no importa si es de izquierda o derecha, religioso o del deporte, es por lo general, chafarote, violento, discriminador y cerrado, hace énfasis en su simbología como mecanismo de exclusión, no hacen arte sino propaganda y lo que ud vivió y escuchó en esa reunión, es una prueba "Fea haciente".