19 de noviembre de 2013

BLUE JASMINE De Woody Allen

Se volvió un lugar común simular ser muy inteligente despreciando las películas de Woody Allen. Algunos se atreven a decir que Medianoche en París es una peliculita ahí, irregular, medio fantasiosa e inofensiva, una postal insulsa de la ciudad luz. Como si este genio inagotable no tuviera derecho a relajarse, la crítica lo señala porque decide hacer todavía comedias románticas frescas y divertidas como Scoop o De Roma con amor. Aclaro esto de entrada porque no estoy de acuerdo con los que dicen que Allen se reencontró con su talento en Blue Jasmine y que sin duda es su mejor filme desde Match Point. No sé cómo hace este anciano pero cada premiere suya es un acontecimiento único, maravilloso. Su presencia permanece ahí, inmarchitable, necesaria para estos días en los que las películas se parecen cada vez más a los juegos de video.

¿Qué pretenden entonces? ¿Qué cada año estrene un clásico? ¿Una obra maestra absoluta? Es un milagro que puedas hacer una buena película en toda tu vida y este judío es capaz de hacer una cada año y deja por ahí cada lustro una joya inmortal, un fresco de las emociones humanas, un testimonio para las generaciones venideras de cómo era nuestra época.
Y eso es lo que vemos en Blue Jasmine, la historia del arribismo de nuestra era, de la absurda ostentación que algunas personas hacen de su riqueza y de la búsqueda desesperada del poder y el oro que llevan a ciertos tipos a cometer delitos como el de las pirámides financieras. A Cate Blanchet no le importa mucho que su marido, un magníficamente perverso Alec Baldwin, haga una fortuna a costa de la buena fe de los incautos. Ella puede perfectamente hacerse la de la vista gorda siempre y cuando él la sorprenda de tarde en tarde con una pulsera de diamantes o un collar de las más finas perlas. Ella ama a su esposo, lo adora y lo cela. Las buenas maneras de la sociedad a la que pertenece le impiden exteriorizar la inseguridad que le da verlo rodeado de mujeres tan hermosas, pero créanme, ella siente celos, muchos celos y esta mujer sería capaz de cualquier cosa si su hombre planeara dejarla por una institutriz francesa mucho más joven que ella.
Blue Jasmine es una película inmoral. Explota ese lado sádico que tenemos los seres humanos de alegrarnos por el mal ajeno. Como disfrutaremos el descenso final de esta odiosa protagonista. La oscuridad en la que se suma la película a raíz de la desgracia de Jazmín se atenúa con grandes dosis de humor. No hay duda: es Woody Allen en pleno estado de forma y como tal nos entrega uno de sus grandes personajes femeninos, a la altura de la Mia Farrow de Maridos y Esposos o de la Diane West de Septiembre, soberbia la actuación de Cate Blanchet quien desde ya se perfila como la gran favorita a ganarse el Óscar a la mejor actriz.

Divertida, tenebrosa, emocionante, profunda, Blue Jasmine es el acontecimiento cinematográfico del año, una película perfecta, el filme de un maestro. Larga vida a nuestro neurótico favorito.

DESPACHADOS. Maravillosa!

Así que me dijeron que fuéramos al teatro, a un lugar ubicado en el parkway, un sábado a las nueve de la noche mientras las calles de Teusaquillo se cerraban y la noche era una fiesta. Las últimas veces que había ido al teatro me había aburrido. Al frente estaba un man desnudo que hacía expresiones absolutamente ridículas. La persona que me llevó me murmuraba al oído que eso “Era la vanguardia, la puritica vanguardia mano”. Le menté la madre en silencio y seguí disfrutando de lo incomprensible. El teatro es para los teatreros así como la poesía es para los poetas.

Refunfuñando me metí en una casita que se hace llamar Hombremono en donde una chica muy guapa me dio unas boletas. Yo miraba la casa y me preguntaba “¿A dónde nos van a meter si esto es muy chiquito?” Subimos unas escaleras y luego llegamos a un salón estrecho, en donde el público inevitablemente formaría parte del espectáculo. “Con tal de que no me hagan pasar al frente” pensé con el miedo que tienen los niños cuando van a clase y no se saben la lección.
Bregué quedar en una silla muy cerca de la puerta por aquello de si me daba un ataque de claustrofobia en medio de la función, pero que va, me ubicaron por allá en un rincón y un tipo al que había visto en varias telenovelas nos advirtió antes de la función que era completamente imposible salir una vez hubiera empezado la obra. Elevé una oración a Santa Verónica para que todo saliera bien pero después recordé que esta era la santa del cine y me pregunté si todavía el teatro tenía dioses.
Se apagan las luces y entra un yuppie a su oficina, el tipo se acomoda la corbata, mira por la ventana, le pide a Baba, su mayordomo, un café. El man está nervioso. Suena el timbre y afuera está su parcero de toda la vida, el hombre de barrio que nunca cambió, el adolescente eterno con sus pantalones anchos, la chaqueta de cuero, los audífonos de esquimal y la gorra echada para atrás. Ya no son los mismos así trabajen juntos, el uno creció, el éxito, la plata, los relojes caros y el buen gusto y el otro todavía vive con su madre y sueña con irse un fin de semana a la playa, con su amigo, levantar un par de extranjeras y fundirse en una orgía hasta el otro lunes.
Pero ya no hay tiempo para celebrar la amistad. Trabajo es trabajo y sobre todo si hay problemas, sobre todo si hay un desfalco de billete, de mucho billete y el principal sospechoso es tu amigo; tu mejor amigo. Estaba en la mitad de la obra y no estaba aburrido, al contrario estaba muy interesado, casi que comiéndome las uñas esperando que iba a pasar con esos tipos que podría ser cualquiera del público.
En Despachados no hay resquicios para el aburrimiento. Tampoco es una de esas comedias ramplonas de café concierto. La intensidad con la que los dos actores principales, Alejandro Aguilar y Manuel Sarmiento, hace que literalmente el espectador tenga el corazón en la boca. No sé nada de teatro, me encantan las historias y Despachados es ante todo eso, un excelente relato muy bien dirigido por Quique Mendoza.
Salí y hacía frío. Teusaquillo seguía de fiesta. Entré a un restaurante y pedí una cerveza. No podía dejar de pensar en la obra. Despachados tiene justamente eso; la capacidad de clavarse en el inconsciente, de taladrarte el pensamiento, de hacerse inolvidable. No lo duden, vayan a verla… sobre todo si no les fusta el teatro.

Para los interesados la pueden ver en la Cra 25 # 39-74 La Soledad (Zona Parkway)

13 de noviembre de 2013

ARTISTAS DE CÚCUTA ¡ TÓMENSE LOS MUROS!

Artistas de Cúcuta, sus manos tienen el poder de cambiar la ciudad. Salgan a la calle y plasmen sus ideas en los muros de la Diagonal Santander, en La Salle, en las bases del puente de la Cero. Póngale color a las calles, refresquen los asfixiantes mediodías con los personajes maravillosos que sólo pueden salir de su cabeza.

Hagan resistencia civil convirtiendo nuestras horrendas avenidas en galerías de arte. Ya la policía no les puede hacer nada, desde hace un par de semanas, cuando Justin Bieber demostró que cualquier tonto puede hacer una hojita de marihuana sin pulso, no los pueden perseguir, ni pegarles un tiro como acostumbraban hacer con los grafiteros años antes.  Necesitamos a los mejores de ustedes, a los más experimentados, a los más disciplinados. Dejemos de quejarnos de que no existen galerías en nuestra ciudad; volvamos la acera un museo permanente. Acá hay gente para hacerlo, acá hay hombres que lo han intentado.

En el 2012 el maestro Lucho Brahim intentó llenar de vida los muros del Colegio La Salle. Alcanzó a hacer un par de figuras pero la mezquindad de los sacerdotes impidió que el artista terminara su obra. Hoy en día pasamos por La salle y vemos como las figuras han sido saboteadas, pintarrajeadas, saqueadas. En una ciudad de mercachifles no importa la belleza, importan los negocios, lo que de billete.
Artistas de Cúcuta, ustedes tienen la oportunidad histórica de cambiar la imagen de la ciudad sumida en la más profunda de las crisis morales. Sus manos pueden darle la dignidad a una ciudad hundida por culpa de los traquetos y de una clase política corrupta. El arte callejero es la opción para ciudades del tercer mundo que no tienen ninguna posibilidad de tener una galería o un museo. Banksy demostró en Londres que el arte no debe estar encerrado en un lugar elegante, el arte es para la gente, para los que caminamos la calle, los que tenemos que esperar durante horas adentro de un carro a que se descongestione una avenida. 

El arte es de todos, por favor, democratícenlo, embellezcan, transformen. De las autoridades solo esperemos que no nos maten. No les pedimos dinero, tranquilos que los artistas de Cúcuta no son ningunos limosnero, no les vamos a pedir nada, ni siquiera permiso. En las noches, mientras todos duermen, saldrán los artistas a tomarse los muros, una pared tras otra serán inmensos lienzos en donde los pintores plasmaran sus ideas. Marcianos y ángeles, mártires y víctimas, la paz y la guerra… las paredes callejeras son la conciencia de una ciudad. En sus manos está la capacidad de purificar estos andenes llenos de violaciones, asesinatos y atracos para convertirlas en pasillos donde los colores y la belleza serán los únicos habitantes en las ventosas noches cucuteñas.

Tómense los muros… nadie les pegará un tiro.

6 de septiembre de 2013

CRIMEN CON VISTA AL MAR De Gerardo Herrero

Cómo estarán de mal las cosas en España que hasta a un director de cierto prestigio como Gerardo Herrero se ha tenido que venir para acá a filmar cualquier cosa con tal de trabajar, cualquier cosa,  así sea una comedia que parece un triller o un triller que parece una comedia.
Es que el cine también ha sido afectado por la profunda crisis económica que azota a España, “Pareciera que hay una política  de aniquilamiento hacía las artes audiovisuales  por parte del gobierno de Rajoy” Dice un preocupado Carmelo Gómez, quien en la co-producción hispano-colombiana (¿o viceversa?) Crimen con vista al mar,  dirigida por Herrero, encarna  al neurótico detective encargado de averiguar el paradero de Maite, la turista española desaparecida tres días atrás en Cartagena.
 Aprovechando lo barato que puede salir hacer una película en Colombia, el realizador y productor ganador del Goya, se ha traído lo que ha podido salvar del naufragio. Fueron más fuertes las ganas de volver a filmar que el evidente desinterés con que el productor de La boca del lobo, encaró este proyecto.

Herrero a la hora de hablar de la historia ha respondido con amables eufemismos. Sobre el guión, escrito con evidente desgana por el argentino Nicolás Saad, ha dicho que se tuvo que modificar casi todo y que esos huecos narrativos que abundan en la historia se tuvieron que llenar desde el montaje,  agregarle humor, mostrar más carne… salvarla del desastre. Eso explica un poco porque no sepamos mucho sobre la pareja que en teoría deberían ser los protagonistas. No sabemos que robaron, a que se dedicaban estos delincuentes tan chuscos, tan bien hablados. Un botones de hotel que se ha venido mostrando como un personaje simpático, con ganas de enlocarse en su despedida de soltero, resulta ser de la nada, un vulgar ladronzuelo. Las españolas son un par de amigas que están ahí, bañándose en el mar, con ganas de pasar la noche con un competente amante latino que le tape la boca hasta ahogarla.
Por más heroica que pueda ser la labor del montajista no podrá impedir que lo que se mueve en la pantalla no se vean como personajes sino como marionetas; Lo que guión no da, montaje no otorga.
 Ahora bien si al frente tienes a un actor de la categoría y experiencia de Carmelo Gómez sabrás que algo bueno saldrá de él. Por eso su aparición es lo único importante que sucede en la dos horas que dura esta película.  Su presencia, lamentablemente no le favorece a nuestros actores nacionales. Es imposible no comparar la personificación de este detective impulsivo, cínico, maleducado y  divertido con la sosa actuación de Jorge Enrique Abello.
El popular Don Armando es la apuesta  de los productores colombianos para que Crimen con vista al mar sea un éxito de taquilla. Se ha publicitado esta película como el debut del temible exigente  profesor de actuación de Protagonistas de novela. La expectativa que había en torno a su estreno como actor cinematográfico era solo comparada a la que hubo cuando Lee Strasberg decidió interpretar al gangster judío Hyman Roth  en  la segunda parte de El padrino . Su notable actuación le valió una nominación al Óscar.  Lamentablemente a nuestro Strasberg colombiano no le fue tan bien.  Su personaje es un fantasma que deambula por ahí, caminando quien sabe para dónde, sin que de su rostro pueda salir una emoción. Lo suyo en esta película es en el peor sentido de la palabra una no-actuación.
Por fortuna para el ex presidente de Eco-Moda está Ana Bolena Meza, demostrando una vez más que cualquiera puede actuar en una telenovela pero que muy pocos pueden hacerlo en el cine. Su mecanizada interpretación roza peligrosamente con el automatismo. Hay que reconocer que para una película de ciencia ficción hubiera estado perfecta; dorada y artificial, como un robot diseñado para el placer
Imagino a un dubitativo y arrepentido Herrero, que en medio del calor pegajoso de Cartagena habrá recordado con nostalgia las tardes en que vio  a Aristarain o a Tomás Gutierrez Alea moverse en un plató.  No le habrá bastado mucho tiempo de rodaje para entender que Crimen con vista al mar sería otra de las tantas películas olvidables en su ya dilatada y cansina trayectoria.
Qué se le va a hacer… no todos pueden ser Jairo Pinilla.
Como estarán de mal las cosas en España que lejos de pensar en irse y no volver más, Gerardo Herrero no tendrá más remedio que quedarse acá y verse abocado a filmar una película en el eje cafetero, haciendo otra trillada historia sobre trata de blancas y viéndose obligado de nuevo a trabajar con las mediáticas y mediocres estrellitas nacionales.


29 de julio de 2013

30 AÑOS SIN DON LUIS. BUÑUEL, LORCA Y DALÍ, OBSESIONES COMPARTIDAS

No es una coincidencia que los tres españoles más universales del siglo XX hayan compartido una adolescencia juntos. Si eras de provincia,  procedías de una familia acomodada y tus padres no pensaban en que faltar a misa era un pecado que se pagaba tostándose en el infierno, lo más seguro es que se pensara en la Residencia de Estudiantes de Madrid como el lugar ideal para que un muchacho viviera en la capital española mientras estudiaba en la universidad.
En la residencia no sólo se dormía y se comía. La Residencia era todo un centro del saber. A ella iban los sabios de la época a dictar conferencias. Se sabe que Freud, Einstein, Eisenstein, Miró, entre otros artistas y científicos eran visitantes asiduos. La totalidad de las conferencias se grabaron pero lamentablemente después de la guerra civil española el gobierno de Franco mandó a quemar este invaluable material de archivo.
Este lugar era el espacio perfecto para que tres espíritus iluminados se encontraran y se desarrollaran juntos. Mientras que García Lorca y Dalí desde muy chicos tenían definida su vocación, a Buñuel le costó más trabajo entender que era lo que quería hacer.
Lorca fue el primero en llegar. El elegante andaluz llegó a Madrid con el firme propósito de estudiar derecho. No pasaría mucho tiempo para que las peñas organizadas en los cafés, el contacto directo con Juan Ramón Jiménez y el ambiente cosmopolita que vivía España en la década del veinte descarriaran al muchacho. Lo de él no eran las leyes si no los versos. Su cuarto en la Residencia se convirtió en el lugar nocturno más popular de todo Madrid. Los que lo conocieron que su verdadero encanto no era como dramaturgo o poeta sino como persona. Era un portento, una maravilla de la naturaleza.
Después estaba el que llamaban El pintor checoslovaco. Un catalán de mirada desorbitada que se la pasaba todo el día encerrado en su cuarto pintando cuadros compulsivamente. Buñuel recuerda que no se podía entrar a la habitación sin pisar el reguero de lienzos que estaban en el suelo. A veces lograban sacarlo de allí y se lo llevaban al bar más cercano. Dalí era la imagen misma de la provocación. Tenía el pelo largo, los ojos saltones y llevaba todo el tiempo una bata blanca curtida de mugre. En los bares no faltaba quien lo insultara, detalle que le encantaba a Buñuel ya que le daba la excusa perfecta para liarse a golpes.
Y es que el aragonés era el polo opuesto de sus dos refinados compañeros. De biotipo grueso y tosco, Luis Buñuel había llegado a Madrid con el firme propósito de hacerse ingeniero agrónomo. Pero en las primeras semanas de estar en la universidad descubrió que lo suyo no eran los números. Al joven le encantaba el boxeo. Tuvo varias peleas con resultados desiguales. Los que lo conocieron en esa época decían que era medio cobardón, que solo era valiente en su imaginación. Después de perder un combate se replanteó su carrera boxística y empezó a tomarse en serio la posibilidad de ser escritor.
El contacto con Lorca, y con otros compañeros de la Residencia como Alberti o Pepin Bello hizo que en el joven aragonés se le despertara la inquietud de saber si tenía algo que decir o no. Pronto se daría cuenta de que a pesar de que no estaba desprovisto de talento, se encontraba a años luz de sus contemporáneos. Frustrado decidió intentarlo con el cine, algo que en esa época era más una curiosidad científica que un arte. Es así que en las escapadas fortuitas que hizo a París tomara contacto con Jean Epstein, cineasta con el cual empezaría a aprender la técnica necesaria para hacer películas.
La influencia en cada una de sus obras de esa juventud compartida es notoria. En La miel es más dulce que la sangre, el célebre cuadro de Dali, se ve un brazo de boxeador y un busco de Lorca tendido en el suelo. Mariana Pineda la inmortal obra de teatro de Lorca, fue corregida por el pintor y el cineasta en ciernes, mientras que el autor de El discreto encanto de la burguesía recolectó a lo largo de su obra una colección de chistes, anécdotas y situaciones sacadas directamente de sus años de residencia.
Es tan visible esa influencia que después de ver El ángel exterminador Pepín Bello comentara intrigado de que como era posible que la gente del común pudiera entender esa colección de “Chistes Privados”. Su cine es toda una colección de recuerdos sacados de una época muy querida y añorada por Don Luis.
La influencia que ejercería Dalí sobre él fue tan fuerte que incluso en sus dos primeras películas, Un perro andaluz (Directa alusión al autor de La casa de Bernarda Alba) y La edad de oro trabajaría a cuatro manos con el artista catalán. En la primera, catalogada como un manifiesto surrealista, la armonía en el trabajo fue notoria. Parecían un solo cerebro. Entre los dos hicieron este “Desesperado llamado al asesinato” que escandalizaría al mundo entero. En La edad de oro, a pesar de que la mitad de las imágenes que se ven en la provocadora película salieron de la mente de Dalí, Buñuel se llevaría todos los créditos, lo cual, sumado a que Salvador comenzara su relación con Gala, llevaría a que los dos amigos se empezaran a alejar progresivamente.

Este alejamiento se convertía en ruptura definitiva cuando en plena guerra civil española, las fuerzas franquistas fusilaran y desaparecieran después a Federico García Lorca. La descarada adhesión de Dalí al general Francisco Franco y su posterior declaración de que cuando se enteró de que el poeta había muerto había exclamado “Olé” indignaron a Luis.
Se volverían a ver en Nueva York, en plena década del cuarenta. El autor de El enigma sin fin ya era un pintor reconocido mundialmente y multimillonario, mientras que Buñuel estaba pasando por su momento más crítico. Acababa de ser expulsado del MOMA víctima de la Caza de brujas adelantada por el senador Joseph McCarthy. Si bien se rieron y alcanzaron a desocupar varias botellas de champaña la amistad estaba rota. A pesar de que vivirían cuarenta años más nunca más volverían a verse. En su libro de memorias Buñuel escribiría todavía resentido “Cuando pienso en él, pese a todos los recuerdos de nuestra juventud, pese a la admiración que todavía me inspira hoy una parte de su obra, me es imposible perdonarle su exhibicionismo ferozmente egocéntrico, su cínica adhesión al franquismo y, sobre todo, su odio declarado a la amistad”.

Sin embargo, unos meses antes de su muerte, en febrero de 1983, el cineasta dijo públicamente que le encantaría tomarse una copa con su amigo antes de morir. Al cabo de los días Salvador Dalí contestaría con su satánico sentido del humor “A mi también… pero ya no bebo.”

DE ROLLING POR COLOMBIA DE HAROLD TROMPETERO

Pacho y Chucho tienen una emisora de radio que está a punto de quebrar. Lo que se les ocurre para recuperar audiencia y atraer patrocinadores es hacer una falsa transmisión de la Vuelta a Colombia en bicicleta. Es 1952, Bogotá se está recuperando de la muerte de Gaitán y el país está entrando en una etapa crítica de violencia. El ciclismo es lo único que puede curar la amargura e impotencia generalizada. En torno a la radio se agolpaban miles de personas a hacerle fuerza a “Pajarito” Buitrago, Ramón Hoyos, Efraín “El Zipa” Forero o tantos otros guerreros del pedal. Las condiciones para transmitir la vuelta eran tan precarias que en muchos tramos el locutor al quedar muy lejos de donde estaba la cabeza de la carrera no tenía otra opción que inventarse grandes trozos de la competencia.
Partiendo de esa idea los dos amigos deciden transmitir desde el sótano donde funciona la emisora toda la vuelta ciclística. Al principio, a pesar de que Pacho comete terribles errores geográficos,  como por ejemplo decir que en Honda se puede ver una manada de hipopótamos retozando en el barro, o que en Paipa se veían a las jirafas comer hojas de las copas de los árboles más grandes, había un interés de parte de la emisora de contar parte de la verdad, por ejemplo tomarse el trabajo de avierguar quien era el ganador de cada fracción. Pero al ver que la vuelta era ganada con contundencia por los franceses y argentinos, decidieron olvidarse de la realidad e imponer una competencia donde los únicos ganadores serían los integrantes del conjunto colombiano.

La gente alborozada dejó de escuchar masivamente la verdad y empezaron a sintonizar el dial de la emisora donde siempre ganaba el ídolo nacional “El cuchuco” Ramírez y en ese momento la película se convierte no en un sainete colegial sino en toda una recocha.
Desde el inicio de los créditos cuando en las imágenes de archivo sacadas  del documental Rapsodia bogotana de José María Arzuaga, empecé a preocuparme. Si esta película había sido realizada por el español en la década del sesenta, entonces ¿Para qué mostrar estas imágenes  al principio si la historia de De rolling por Colombia transcurría en 1952? ¿Sería que Trompetero quería hacerle un homenaje a uno de los padres del cine de autor en Colombia? Una vez empieza la película y ves la granulienta imagen de la película, absolutamente televisiva, los constantes anacronismos, la ausencia casi completa de guión y el irrespeto absoluto hacia la historia de la vuelta a Colombia, nos empezamos a dar cuenta que todo está puesto así, amontonado, a la brava, sólo porque no había tiempo ni billete para dedicarse a nimiedades como realizar una investigación o una impecable dirección de arte que sitúe al público en un contexto histórico ya que a la larga eso al espectador que va a ver y que disfrutan con este tipo de películas esos detalles no le interesan.
Entonces mejor invertir los pocos recursos que se tienen en pagarle a Andrés López para que haga de… Andrés López, la estrategia funciona, la gente se ríe a carcajadas, no es sino que el comediante levante una ceja o haga uno de esos extraños sonidos para que el público se ría. La historia ya ha dejado de importar, nadie quiere saber de detalles,  lo importante es que se están divirtiendo y para eso es que van al cine o encienden el televisor, para que el baño de luz les resetee la mente.
 Los asistentes a la proyección están de acuerdo con lo que se les plantea; los medios de comunicación deben estar no para informar, que eso es muy aburrido y hasta deprimente, sino para entretener. No queremos verdades que nos hagan sentir mal sino mentiras que nos pongan felices, mentiras que nos sigan manteniendo como el segundo país más feliz del planeta.
Nada como el humor para burlarse del orden establecido. Desde Mark Twain a Monty Phyton pasando por Peter Capusotto y Jaime Garzón, el humor está allí para hacer política, para demostrar que por medio de la risa se puede atacar despiadadamente a los regímenes más conservadores y autoritarios. A pesar de lo graciosos que creemos ser nosotros no tenemos humor, tenemos una serie de contadores de chistes anacrónicos, locales y viejos. Chistes inofensivos que no apelan a la curiosidad y a la anarquía sino al conformismo y la pereza. Humor que está allí para alienar, para mentir, morfina para no sentir el dolor que nos atormenta, opio para un pueblo sin sensibilidad ni emociones.

Cuando el humor es un instrumento de alienación en un país como Colombia que en los últimos 54 años ha tenido más de 200 mil muertos en una guerra no declarada, es algo triste. Triste e indignante.

11 de julio de 2013

LA TRAICION A QUE VIVA LA MUSICA


El muchacho largo y flaco terminó de teclear la última página de su monólogo. La puso a un lado de la máquina de escribir y observó  satisfecho el montón de hojas plagadas de palabras suyas. Había hablado. Allí estaba en ese montón de páginas el testamento de su generación, la náusea que había comenzado precisamente con el álbum blanco de los Beatles y que se había convertido en un vómito espeso y nauseabundo cuando la familia Manson decidió enterrar el movimiento Hippie clavando una y otra vez el cuchillo en el inflamado vientre de Sharon Tate, se transformaba en un libro, narrado por una rubia, rubísima que era él mismo, el muchacho pálido y de mirada nublosa que cada vez soportaba menos a la gente y que en su piel translucida empezaba a revelarse la tragedia del vampiro.

Andrés se levantó y miró la madrugada Las nubes salían corriendo y se levantaba una prematura resolana. Con el calor viene la fiebre, la sien empieza a palpitar, se nubla mirada y la única forma de encontrar un poco de aire en el sofoco eterno de la ciudad de Cali es encontrar un alter ego, tomar posesión de él y comenzar a hablar. Encontrar otro cuerpo que le sirviera de escudo y así “Los que vengan después de mi escupirán sobre ella, no sobre mi” Le pareció un poco pretencioso esa sentencia pero mejor era blindarse de una vez, no fuera a ser que los inconvenientes de una idolatría póstuma lo viniera a sorprender en la confortabilidad de su ataúd.
Se alejó de la ventana, el sol ya irradiaba su veneno. Se escondió en las sombras de su escritorio y volvió a mirar el voluminoso manuscrito. Esta vez la satisfacción masturbatoria de haber escrito una novela le dio paso al miedo. Él no estaría más acá para defender a su hijo. Le provocó en un acto de amor demencial asesinarlo antes de que tuviera piernas, creciera y se convirtiera en un mito, en una parte de él que jamás sería enterrada. A Andrés no le gustaba la idea de una muerte incompleta.
Andrés Caicedo nunca sospechó que entre todos los riesgos que conllevaba convertirse en un mito estaba el de que treinta y cinco años después a los niños bien de Cali les diera por adaptar al cine su única novela. Los que estamos vivos nos asombramos todavía cuando en youtube vemos la infamia que ha montado cada semana la productora Dynamo. Muchachitas extasiadas bailando frenéticamente la rumba del D’J de moda, una actriz cuyo único mérito en su raquítico curriculum fue haber imitado una tarde a Shakira en el parque de la 93, parte el panorámico de un auto en una escena que seguramente fue ideada por el genial Carlos Moreno, el brillante Carlos Moreno, quien en un ataque de megalomanía ha dicho en una entrevista que “Nunca pensé en una adaptación sino una desadaptación de la novela”. El director de El cartel de los sapos está convencido de que él puede mejorar una obra maestra sacándola de su contexto, agregando y quitando nuevos personajes, tomando la novela solo porque está comprobado que la marca Andrés Caicedo vende y vende bien.

Treinta y nueve años atrás el muchacho con aire lewisiano revisó una vez más el manuscrito, hoja por hoja, palabra por palabra y un fresquito que no tenía nada que ver con el viento que a veces se levanta en la madrugada le recorrió la espalda. Había convertido sus angustias, sus miedos, sus frustraciones en un personaje. Él era por fin la hermosa muchacha que en manada va buscando rumba desde las tres de la tarde y que tiene como único objetivo aprovisionarse bien de música y de algo de La Cultura de Mi Tierra, para descender por el abismo de la derrota tarareando Moonlight Mile. Una muchacha que si tenía cara no sería si no la de él mismo, una rubia, rubísima con cara de ángel de día y que de noche se volvía a poner sus gafas de culo de botella y se encerraba a teclear con el frenesí de una metralleta disparando hasta que lo sorprendía de nuevo el sol. ¿Qué iba a sospechar Andrés Caicedo que la búsqueda de Maria Del Carmen Huerta se convertiría en una estrategia de marketing por las redes sociales? Cientos de muchachas prepararon su monólogo y lo subieron a la red. Al final se lo dieron a una rubiecita tonta, que venía de hacer unas novelitas en México y un par de comerciales, que Soho le dio cierta celebridad al imitar por una tarde a otra rubiecita imbécil y oxigenada como Shakira. Maria del Carmen tenía rostro y no era el de Andrés.

Metió los papeles en un sobre de manila, lo selló con su saliva y escribió una dirección. Sus días estaban contados. La eternidad lo esperaba con los brazos abiertos. Sesenta pastillas de Seconal acabaron con su angustia. Treinta y cinco años después su nombre es coreado por cientos de jovencitos alegres que sin haber leído sus libros ahora llevan orgullosos camiseticas con su rostro estampado en ella, el rostro del Santo Patrón de la Rumba. Cientos de miles de jovencitas llevarán entre sus pastillas azules un ejemplar de su libro para demostrar que ellas también están en onda.

 Todas querrán ser como María del Carmen, la de la película, un personaje frívolo, sin ninguna tragedia, sin angustias que le hagan peso en la espalda. La deslumbrante hembra de Carlos Moreno es sólo un mamarracho fabricado sólo para recuperar la inversión, su agresivo exhibicionismo denota un afán de llenar las salas de cine de incautos. Que lo haga con un personaje de su propia invención vaya y venga, pero que tenga que explotar a Caicedo y su legado para hacer de su película un hit es lo que hace que en este momento, desde cualquier lugar de la eternidad Andrés se esté arrepintiendo de no haber destruido ese manuscrito aquella soleada madrugada de 1974.

3 de julio de 2013

LA GUERRA DE LOS MUNDOS De Steven Spielberg. Las invasiones están destinadas a fracasar.

Las invasiones marcianas en el cine se recrudecen con la paranoia de la Guerra Fría. Títulos como El ataque del planeta rojo dejaba muy en claro el miedo que podía generar en la sana y pura población norteamericana las infiltraciones comunistas. Con el desplome de la Unión Soviética las invasiones tienen otro tipo de significado. En El día de la independencia (1996) Rolan Emmerich demostró que nadie puede con los Estados Unidos y que el cuatro de julio debería ser una fecha que se celebrara en todo el mundo. 

Fue la confirmación absoluta de que el capitalismo había ganado y sólo quedaba en pie una sola potencia, algo que parodió con maestría Tim Burton con su Mars Attacks maravillosa ópera bufa que no sólo es un homenaje a la obra de Ed Wood sino toda una sátira a la prepotencia yankee.
Pero entre todas las películas de invasiones extraterrestre post- guerra fría me quedo sin dudarlo con La guerra de los mundos. Cuando salió en el verano del 2005 los críticos la acribillaron por completo, fue tal el rechazo que Spielberg no volvió a incursionar en el género en el cual es todo un maestro; la ciencia ficción. Tomando con cierta fidelidad la novela homónima de H.G Wells, el autor de E.T mostró una vez más el miedo que sienten los americanos hacia las invasiones bárbaras. La particular ferocidad con que los trípodes aniquilan todo lo que ven tiene que ver con las imágenes aún frescas de los ataques del 11 de septiembre. Esta vez los norteamericanos habían visto cómo sus miedos ancestrales se hacían realidad. La realidad le había copiado a la ficción.
Tom Cruise y sus hijos no vivirán un solo momento de paz. La impresionante escena de los campos regados con sangre nos da una visión directa de lo que es el infierno. Spielberg, reconocido en todo el mundo por ser un director “Para toda la familia” cuando muestra el horror es implacable, o si no vuelvan a ver La lista de Schindler o la soledad absoluta del androide que quería ser niño en la infravalorada Inteligencia Artificial.
Las invasiones no podrían ser mostradas de la misma manera. El horror de ver como las dos torres que simbolizaban el capitalismo se desplomaban no por un ataque comunista, sino un ataque talibán, los mismos muchachos que aparecían como héroes repeliendo a los soviéticos en Afganistán, ahora venían a Estados Unidos con la seria intención de, como cualquier Godzilla, destruir Nueva York. Por eso vemos el miedo reflejado en cada uno de los protagonistas principales. El hijo le pregunta a Cruise en algún momento si el ataque no lo están haciendo “Los europeos” respondiendo al terror ancestral que tienen los gringos hacia ese continente.

Esta invasión tiene un fuerte componente de autocrítica. Los trípodes que aplastan como gusanos a los humanos y que los secuestran para después succionarles la sangra también simboliza la ocupación norteamericana en Irak. La superioridad de la potencia atacando a un país pobre, la frialdad con la que se mata y al final la sentencia de Ovigly “Todas las invasiones están destinadas a fracasar” deja entrever la abierta postura anti-bush del director de esta película.
Pero Spielberg no se conforma con mostrar la invasión sino que a la trama le agrega un ingrediente más y es justamente el problema que tiene el personaje de Cruise para interactuar con sus hijos. Al parecer su vida es un desastre y los chicos lo saben. Otra vez la figura paterna ausente aparece en una de sus películas, lo interesante de La guerra de los mundos es ver como el papá vuelve a ganarse la confianza de sus hijos. No se puede dejar toda la tensión en los efectos especiales, para hacer una buena película se necesita crear desde el guión personajes con los cuales nos podemos identificar.
A pesar de que ganamos porque las invasiones están destinadas a fracasar, ha sido tanto el horror que hemos visto en la hora y media que dura el imperio de los trípodes, que el final no atenúa el dolor que sentimos. La volví a ver hace unos días, tenía ganas de no hacer nada, de relajarme, de disfrutar cualquier porquería y me encontré con una de las mejores películas que se han hecho en Hollywood en los últimos años.

Nunca hay que despreciar a Spielberg.

2 de julio de 2013

GUERRA MUNDIAL Z. La taquilla por encima de todo

Lejos estaba George Romero de creer que estaba fundando un imperio de billetes verdes cuando estrenó esa peliculita medio amateur a la que bautizó La noche de los muertos vivientes. Cuarenta y pico años después los zombies han llegado para quedarse. En algunas ocasiones ha dejado de ser un simple placer culposo para convertirse en obras maestras, no sólo del cine (28 días después), la televisión (The Walking dead… que duda cabe) sino que también de la literatura.
Tengo que confesar que no he podido leer Guerra Mundial Z, la novela escrita por Max Brooks.  Los que la han leído afirman que la novela no es más que una sátira hacia el sistema político y económico norteamericano. Es mucho más que gore gratuito, así la sangre abunde en el relato. El hijo menor del genial cómico Mel Brooks ya había demostrado su talento y su obsesión por esos muertos que caminan con su Guía para sobrevivir a la invasión Zombie pero fue con su Guerra Mundial que se ganó el respeto absoluto de la crítica.

Harto hemos recalcado que la literatura y el cine son dos lenguajes absolutamente diferentes. Tenemos una imagen del libro en la cabeza que por lo general no corresponde a la lectura que puede hacer el director simple y llanamente porque son dos mentes completamente distintas y separadas. Además que existe un tiempo, un espacio en cada una de estas artes que hace incompatible una manera de narrar de la otra. No se puede esperar que la novela pueda ser llevada al cine de una manera literal. Habrán algunos aspectos que se dejaran por fuera ya sea por qué estos funcionen como literatura pero fracasen a la hora de ser transformados en imagen.
Pero cuando el sentido completo del libro es trastocado sólo para explotar una parte del relato con el único fin de llevar más incautos a la sala del cine, la adaptación se convierte en una traición absoluta. Nada de lo que plantea Brooks en su libro aparece en esta película dirigida por el siempre competente e impersonal Marc Foster. Cuando Plan B Enterteiment, la productora de Brad Pitt ganó la puja por los derechos de la novela en el 2006 se contrató a Matthew Michael Carnahan para que escribiera el guión. El resultado al parecer no dejó conforme a los altos ejecutivos quienes veían alarmados como su soñada invasión zombie se convertía en una trama de conspiración política que sin duda respetaba la intención del autor de la novela.
Es por eso que después de entregar el primer borrador se le da la responsabilidad a Damon Lidelof de aligerar un poco la carga política y acercarse más al blockbuster esperado. El resultado fue que el escritor de Prometeo quedó encerrado en un laberinto y tuvo que venir el eficaz Drew Goddard, guionista entre otras de muchos capítulos de Lost, Buffy la cazavampiros y director de la interesante La cabaña en el bosque, para terminar de escribir esta historia plagada de clichés, de citas, de lugares y situaciones comunes. Con Goddard se limpiaría la historia de sangre y situaciones y frases inteligentes asegurándole a Plan B la entrada masiva del público a la sala de cine.

Después de todas las dificultades que tuvieron que pasar, de los cambios de guión, de la supreción completa de algunos personajes en escenas que ya había sido robadas y que por culpa de ese despelote el presupuesto del filme se disparara dramáticamente de 60 a 175 millones de dólares se estrenó por fin Guerra Mundial Z.
Para alivio de Brad Pitt y su naciente productora la película consiguió solo en su primer fin de semana la friolera de 65 millones de dólares. La inversión al menos se recuperará con creces. Por momentos sientes que la historia te engancha. El fin del mundo es un espectáculo muy atractivo visualmente, sobre todo si el golpe lo propina una horda de cadáveres caminando. Sin ningún tipo de inconveniente ya te están manipulando, los problemas han dejado de existir y el cine cumple con su misión de alienarte. El problema es que una producción que tenía la historia para ser un clásico sucumbió ante la exigencia comercial.
Independientemente de que el entramado político ya no esté allí, los tres guionistas encargados de escribir la historia debieron haber creado personajes creíbles, por los cuales uno pudiera sufrir. Hacer la historia porque no de una familia disfuncional que ante un apocalipsis zombie podrá reafirmar sus valores. Pero no, al parecer al único personaje que se le prestó atención fue al del propio Brad Pitt quien aparece en cada una de las escenas limitando seriamente el relato.


Queda claro con las cifras recogidas esta semana que la intención de los productores de hacer un final abierto para hacer de la novela de Brooks una trilogía ha funcionado a la perfección. Viendo el paso veloz de los zombies, sus movimientos completamente increíbles nos imaginamos que para la segunda parte estos muertos vivientes volarán de un edificio a otro y porque no botaran fuego por sus fauces. Que se le va a hacer… son las exigencias del mercado. Las películas ahora se hacen con la misma eficacia con la que fabrican las salchichas. Son sólo productos en serie, destinados para el consumo masivo. Ya no se trata de pensar mi querido amigo, ahora solo se trata de masticar.

25 de junio de 2013

MONSTER UNIVERSITY. INGENIERÍA DE PRIMER NIVEL

Así que para asustar también hay que ir a la universidad.
Claro, manejar los tiempos, conocer los temores de los chicos, deslizarse por la oscuridad de la noche como si fueras una sombra, son solo algunos de los aspectos que debes conocer a la perfección si quieres ser un gran asustador.

Desde que era un niño al bueno del Wazowsky, (Tan judío como Billy Cristal) le obsesionaba el mundo en que se movían los personajes que le daban vida, a punta de gritos, a la energía de su mundo. El problema es que Mike… como decirlo… no tenía el biotipo. A pesar de su piel verde y de tener un solo ojo simplemente no asustaba. Si un niño se despertaba en su cuarto y veía su contextura redonda y sus garritas afiladas, lo más seguro es que se iba a levantar y lo iba a abrazar con cariño.
Sin embargo Mike Wazowsky no es un tipo que acepte un no como respuesta. Se esforzó y logró ingresar a la prestigiosa Monster University, donde aprenderá todos los trucos necesarios para constituirse en lo que él desea; ser el mejor asustador de la historia. Se pone a leer la bibliografía necesaria para dominar la técnica, clásicos como La ciencia del susto, o El poder de los gritos se convertirán en sus libros de cabecera. La rigurosidad con la que estudia le servirá para destacarse en algunas clases, pero hay que ser sinceros, lo que natura no da Salamanca no otorga. Al muchacho definitivamente le hace falta lo que por ejemplo su gran amigo Sullivan tiene… Presencia escénica, cavidad toráxica, tradición. Ese monstruo peludo sí que sabe asustar.
 Pobre Wazowsky… sus días en la universidad están contados.

Apelando a la moda de las precuelas, esas películas que a pesar de que salen después de la primera explican el origen de una saga, Pixar busca con desesperación volver al éxito comercial y de crítica que les es esquivo desde Toy Story 3. Para hacerlo no corren riesgos y por eso reviven a los dos monstruos más carismáticos del cine contemporáneo. El resultado es digno de verse.
A pesar de lo predecible (Te juro que sales del cine con un extraño Deja vu, pensando “Donde carajos vi esta película”) Monster University es una comedia competente. Algunas situaciones son francamente desternillantes y hay personajes nuevos absolutamente adorables, como es el caso del vendedor que entra a la universidad a una edad bastante adulta . En otros momentos francamente te aburres precisamente porque no es que en este tipo de películas abunde la originalidad. Pero achacarle el abuso de clichés a mis queridos monstruos es sin duda un despropósito, teniendo en cuenta de que ya hasta los grandes directores que aún están vigentes tampoco es que tengan grandes cosas que decir.
Sorprende cada vez más como la técnica inventada por Steve Jobs y sus secuaces alcanza niveles que rozan definitivamente con la perfección. Visualmente Monster University es una delicia. En realidad los ingenieros han creado un mundo absolutamente creíble. Cada una de las criaturas que salen en la película tiene un diseño impecable. Desde que George Lucas, sacó a finales de los setenta Star Wars el cine dejó de ser arte para convertirse en ingeniería. la meticulosidad con la que fue diseñado cada locación, cada personaje dentro de la película es absolutamente notable.


En síntesis esta precuela de Monster es un entretenimiento válido que disfrutarán chicos y grandes por igual. No es ni más ni menos. Cuando las historias ya están muertas dentro de la industria norteamericana del cine lo que queda es apreciar la ingeniería, los avances tecnológicos, la calidad de los efectos. Esto que duda cabe es tecnología de primer nivel. 

20 de junio de 2013

MAN OF STEEL. Los pastores evangélicos y Superman

No se necesita ser un semiólogo avezado para darse cuenta de la cristología que subyace en Man of Steel. El héroe que viene de otro mundo a salvarnos, las dudas que genera en el pobre niño que se reconoce diferente y que a veces hasta maldice esa responsabilidad mesiánica que él no ha elegido, los 33 años como edad clave para el salir del anonimato y sacrificarse por el mundo, son algunos de los aspectos con los que se emparenta en la película  a Kal-El con Jesús de Nazareth.

Zack Snyder, el hombre que dirige este remake, ha reconocido abiertamente esta similitud ya que según él esa relación entre Cristo y Superman no fue inventada por ellos sino que esta existe desde la creación misma del personaje, las dos pasadas adaptaciones del comic a cargo de Richard Donner en 1978 y Brian Singer en el 2005 habían obviado la relación. “Pensé que deberíamos hablar de nuevo de ella” Afirma el creador de 300.
Según varios portales cristianos esto ha generado opiniones divididas dentro de la mayoritaria comunidad evangélica norteamericana.  Mientras en algunos de los estados que conforman El cinturón de la Biblia se preparan manifestaciones contra la proyección del filme, por explotar inmisericordemente  la imagen pura de Jesus, la firma de marketing cristiano Grace Hill Media, responsable de emitir contenido multimedia en algunas iglesias gringas, se ha dejado tentar por la feroz campaña publicitaria desplegada por la Warner Bros y ha aconsejado en sus sermones la visualización del filme diciendo que “Con una cinta como Man of Steel hay una oportunidad para celebrar la fe, el sacrificio y el servicio de nuestro salvador”.

Vi la película y me encantó. En muchos aspectos deja de ser la clásica historia del súper héroe para convertirse en cine de ciencia ficción. Los efectos son increíbles y nos dan una imagen de Krypton que nunca habíamos soñado. Pero me molestan las segundas intenciones, sobre todo cuando estas pretenden adoctrinar incautos. Lo de la advertencia ecológica vaya y venga y  si seguimos explotando los recursos naturales como lo estamos haciendo  seguramente que acabaremos como el planeta de Superman, pero me dan nauseas que abusen de nuestra inocencia para predicar sobre cualquier cosa.
El peor insulto que podemos recibir como espectadores es que nos traten como imbéciles.
En ese sentido resultaba mucho más inocente los intentos de un crear un cine abiertamente satánico por parte de Kenneth Anger a principios de los 70. Casi nadie vio esa peliculita artesanal, inacabada y hermosa llamada Lucifer Rising que respondía al estado de inconformidad que respiraba la agitada juventud de esa época.
 Ahora, cuando las ideologías han muerto y el mundo vive en un obsceno conformismo, cuando las películas lejos de escandalizar fomentan a voz en grito las virtudes del cristianismo, ahora es cuando los pastores evangélicos aprovechan ese estado catatónico para predicar teniendo al lado la atractiva imagen del hombre de acero, estrenando traje y todo. Las hordas de jóvenes se agolpan al frente de la iglesia y se sienten muy cool cerrando los ojos y dejándose lavar el cerebro por la encendida predica de un culebrero.

Durante la celebración del día del padre en muchos cultos de Estados Unidos se  hicieron conversatorios  sobre la relación de Jor- El con su hijo, y se debatió sobre la famosa “S” de Superman que en el idioma de Krypton significa Esperanza, uno de los aportes que ha dado la cultura cristiana a occidente.
El marketing desplegado desde la Iglesia ha funcionado bastante bien. Esta nueva versión de la vida de Cristo, ahora con capa e indestructible, ha recaudado en su primer fin de semana 200 millones de dólares, y eso que tan sólo se ha estrenado en cuarenta y cinco países. Me imagino que cuando Man of Steel irrumpa en las sometidas carteleras de China, Japón o Francia esta cifra aumentará espectacularmente.
No es la primera vez que una película taquillera contribuya a fortificar la fe. El exorcista  ayudó reivindicar a la alicaída  iglesia católica torturando a una niña en plena menarquia. Ahora cada vez que una jovencita se ponía histérica porque sus hormonas cambiaban la asustada madre no iría a visitar a un sicólogo sino que llamaría a un apuesto sacerdote, no vaya a ser que la niña estuviera infestada de espíritus malignos. Seis meses después del estreno de El exorcista los nuevos fieles aumentaron en un 34 por ciento alrededor del mundo.
Desde ya y debido al aplastante éxito de Man of steel se está hablando de una segunda parte para el próximo año. En ella seguramente aparecerá Lex Luthor quien vendrá a ser el mismísimo Luzbell. La maquinaria se mueve mejor cuando a los espectaculares e innovadores efectos especiales le das una buena dosis de religiosidad.

Inquisidores y Herejes coincidiremos por fin en una sala de cine. Eso sí, ambos estaremos obligados a pagar boleta. 

ESPAÑA CONTRA TAHITI

Al fútbol le hacía falta un partido como este. Dos equipos jugando por el placer de sentir la pelota en los pies. No estaba en juego el resultado, solo la alegría de jugar. Esto no sucedía desde los días en que Zaire no entendía la lógica de un tiro libre, desde que los jeques salían a la cancha a sacar a su equipo mostrando su inconformidad por un fallo arbitral discutido o los húngaros vapuleaban 10 a 1 al Salvador.
Las redes sociales intentan mostrar el partido de hoy como una muestra más de lo que puede hacer la FIFA por un voto y aunque estamos de acuerdo de que está corroída por dentro, tampoco hay que caer en la paranoia. No hay que olvidar que el fútbol al ser el más democrático de los deportes (Para jugar un partido solo necesitas dos pares de piedras y una pelota de trapo) es una pasión universal.

La inocencia mostrada por el equipo del Zaire en 1974, Kuwait y El Salvador en 1982 es parte de la historia. El roce internacional, la posibilidad de integrarlos al universo futbolístico profesional permitió que hoy en día un país como Corea haya llegado a semifinales en un mundial (Con ayuda arbitral o no igual son competitivos), que Costa Rica llegara a octavos de final en el mundial del 90 o que Camerún nos impidiera haber estado entre los mejores 8 equipos del mundo.
Es muy probable que en veinte años Oceanía empiece a nutrir de jugadores las ligas más competitivas de Europa. En el último mundial Nueva Zelanda jugó tres partidos y no perdió ninguno. Se puede mejorar y la única forma de aprender es jugando con los mejores.
Por eso fue tan emocionante ver la actitud de España, asumiendo que la única forma de demostrar respeto por un rival más débil es atacándolo. A los tahitianos la exigencia física se les notaba en el rostro, estaban extenuados. Sin embargo a pesar del mareo y las ganas de vomitar iban por cada pelota como si el marcador todavía no se hubiera abierto.
Hubiera sido lindo haber visto como celebraban el haberle hecho un gol a la mejor selección de todos los tiempos. Pero sería también sospechoso. Era imposible que ganaron un mano a mano, era imposible hilvanar dos pases seguidos. Si Luis Suarez dijo haberse sentido frustrado de jugar con España porque la pelota nunca le llegaba, imagínense la sensación de inferioridad que debían sentir estos chicos.
Pero pelearon, sudaron, lo vivieron al máximo. Con los años se convertirán en viejos con un solo recuerdo…. El del Maracaná en Junio, en su resplandor, en las tribunas atestadas de gente, en el abrazo con el Niño Torres, en la camiseta de David Villa. Eran conscientes de que ese momento era único, de que el dedo de la historia los había tocado.

Si, Joseph Blatter es un canalla, pero que le vamos a hacer…. No es culpa suya de que el fútbol sea la cosa más importante de las menos importantes.

13 de junio de 2013

45 AÑOS DE SYMPATHY FOR THE DEVIL.

Si un marciano te apunta a la cara con una pistola desintegradora y te amenaza con oprimir el gatillo y descomponerte en cientos de millones de partículas si no le cuentas en seis minutos la historia de la humanidad, no te desesperes, toma aire, cierra los ojos y olvídate de todos los libros, recuerda más bien el sonido pagano de las congas, el riff incisivo, la ceremonia vudú.
No mires los ojos amarillentos del marciano y más bien recuerda a ese hombre educado y de exquisito gusto que vio a Pilatos lavarse las manos y a Anastasia gritar en vano. La historia de ese hombre es la historia misma de la humanidad. Empieza a cantar la canción, baila la samba y canta, cántala una y otra vez con el poco aire que te ha dejado el pánico. El marciano entenderá todo, enfundará su arma,  volverá a meterse en su nave y regresará de nuevo a su querida Marte. Con Sympathy for the Devil entenderá que la tierra no es un buen lugar para vivir.

Con esta canción compuesta en su totalidad por Mick Jagger, el rock llegó a su mayoría de edad. Mientras los Beatles decían en 1968 que lo único que necesitabas era amor, los Stones  resumían milenios de barbarie en seis minutos. Desde la crucifixión de Cristo a la muerte del menor de los Kennedy, pasando por la revolución rusa y la Segunda Guerra Mundial, Jagger se había convertido en el Diablo por unos instantes y nos decía en esa extraña ceremonia negra que el siglo XX había sido única y exclusivamente de él.
Si desde sus inicios habían sido considerados una influencia  nefasta para la juventud después de esta canción fueron considerados oficialmente embajadores de Satanás. La canción fue completamente incomprendida y se leyó de una manera literal, es decir que los horrendos, vulgares y sucios Rolling Stones declaraban en público ser adoradores de Satanás.
A pesar de que Anita Pallenberg (La chica Stone por excelencia, fue novia de Brian Jones y de Keith Richards además de tener sus escarceos con Jagger) practicaba la brujería e inicio a más de un miembro de la banda en las artes oscuras, los Stones no pretendían mandar mensajes subliminares o alguna de esas tonterías que pondría de moda Megadeth veinte años después.

 Lo que Jagger planteaba era que no había que salir a buscar el demonio porque este se asentaba en el corazón mismo de la humanidad. Sólo así podía explicarse  que los pacíficos hippies que llegaron a Bombay un año atrás hubieran sido asesinados salvajemente, o los Kennedy asesinados ante la mirada impasible de millones de televidentes o la montaña de cuerpos descompuestos de la que se habla en una de las estrofas de la canción.
Symphathy for the devil es como las grandes obras de arte, un reflejo de su época.
Era el 8 de junio de 1968, el mundo estaba ardiendo y los jóvenes tenían la fuerza y el deseo de transformarlo en un lugar mejor. Habían visto que con los preceptos del amor y la paz poco o nada iban a hacer. Tenían que salir a la calle y combatir. Los stones se atrincheran en los estudios de Decca en Londres. Venían de un estrepitoso fracaso, su ambicioso álbum Their Satanic Majestic un desesperado intento por imitar el Sargento pimienta  de The Beatles, no le había gustado a nadie. Por eso Jagger y Richards sabían que tenían que volver a los sonidos que los habían juntado alguna vez.
 Mientras afuera en la calle los cócteles Molotov estallaban contra los escudos policiales, Jagger tomaba la guitarra y empezaba a probar una letra que había compuesto, inspirado en un libro que acababa de leer. Se trataba de la novela del escritor satírico Mijail Bulgakov, El maestro y la Margarita, un relato que ridiculizaba el temible régimen de Stalin. Lo que hizo el cantante de los Stones fue adaptar la novela a la canción. Primero intentó hacerla como lo hubiera hecho Bob Dylan, un folk suave con una letra demoledora. Afortunadamente y gracias a Jean Luc Godard que justo estaba en los estudios de Decca grabando un documental sobre la banda,podemos ver la transformación, como pasó de ser un folk muy lenta a convertirse en esa samba alucinógena que aún hoy cuarenta y cinco años después alimenta nuestras fiestas.

En tres días (El tiempo que se necesitaba para que un cuerpo resucite) Jagger terminó este manifiesto sobre el siglo XX y sus horrores. Lo impresionante es que no ha perdido vigencia, al contrario cuando la escucho cada mañana pienso en que fue escrita ayer. El tiempo lejos de envejecerla la renueva cada vez más.
La canción se ha expandido como una onda por todo el universo. Gracias a ella los marcianos saben que este no es buen lugar para invadir. Acá crucificamos a nuestros ídolos, convertimos a nuestros semejantes en montículos de carne podrida y que el verdadero motor que nos mueve es el oro y el poder. Pero también saben que podemos construir cosas hermosas y eternas, justamente como esta canción.


9 de junio de 2013

DESPUÉS DE LA TIERRA De M. Night Shyamalan. No es el nuevo Spielberg pero....

Lo confieso, fui a la sala de cine esperando lo peor. Ya había leído las primeras críticas y me disponía a asistir al entierro del director. Compré una ración extra de palomitas  para no aburrirme. Últimamente voy a los estrenos es a comer, actitud que ya se empieza a notar en mi cuerpo. Empiezan a transcurrir los minutos y el tan anunciado bodrio no aparecía por ninguna parte. Los mismos que se deslumbraron con los efectos especiales de la insoportable Oblivion fueron los que le echaron tomates a la “Pobreza” visual de Después de la tierra. Uno de ellos  se atrevió a escribir que como con 130 millones de dólares los decorados de este filme parecían tan miserables. A mí la propuesta estética me gustó. Eso de que en vez de paredes los edificios estén revestido de tela me hizo evocar las construcciones samuráis del Japón del Siglo XIX. El traje que usan en la misión tiene la importancia y hasta el diseño de los que tenían en las viejas e ingenuas películas de ciencia ficción. Hasta cierto punto uno puede imaginar que es un guiño, un homenaje nostálgico hacia esas infumables películas.

Hay que decirlo, los críticos se ensañaron con M. Night Shyamalan. Ese es el precio que le hicieron pagar por haber elevado a clásico su ópera prima, El sexto sentido de allí para abajo cualquier estreno que saca es inmediatamente descabezado. Hoy en día películas que fueron vapuleadas en su momento como La aldea, Señales y sobre todo El protegido han ganado fuerza con el paso de los años.
Los que aplaudieron a rabiar la fría perfección de Prometeo o Tron son los que se rasgan las vestiduras porque Shyamalan no esté al día tecnológicamente.
 A mi no me importan los efectos especiales, a mi lo que me importa es la historia y la que escribió Will Smith es bastante sólida.
La tierra ha dejado de ser un lugar habitable y la humanidad ha tenido que asentarse en otro sistema solar. Allí se asientan en un planeta llamado Nova Prime. Durante años este planeta fue dominado por una civilización alienígena, que celosa de sus nuevos habitantes han decidido crear los Ursa, unas bestias ciegas y horripilantes que tienen como único fin destruir a los humanos. Los Ursa huelen el miedo, el hombre que no llegue a sentirlo pasará desapercibido, como un fantasma, invisible. El único hombre que no ha sentido temor al estar parado frente a estas feroces y horripilantes bestias es el comandante Cypher Raige (Will Smith). Gracias a su poder de mando y a su frialdad pudo conducir a sus tropas a la victoria final. El es el líder supremo de los Rangers, una sección del ejercito a la que solo ingresan los mejores y a la que aspira a ingresar Kitai (Jaden Smith) su hijo.

El pobre muchacho como la mayoría de hijos de gente destacada tendrá que vivir eclipsado con la sombra de su padre, de su frío padre, el hombre que por tratar de ocultar su miedo ha quedado carente de emociones y que es incapaz de decirle a su hijo que no quiere que él sea un rangers precisamente para que no corra ningún riesgo. A regañadientes lo lleva a una misión que desembocará en un terrible accidente, donde los únicos dos sobrevivientes serán ellos y tendrán que luchar para ser rescatados en un planeta que a pesar de su belleza  no acepta ningún tipo de vida humana. Ese planeta es  La tierra.
Habrán doscientas películas con una trama parecida a la que escribió el propio Will Smith (Oblivion es una de ellas) pero que puedo hacer, en las otras me he aburrido, en esta me he angustiado y  divertido. No sé porque les parece tan aburrida, a mí me pareció una entretenidísima vuelta de tuerca del mito del héroe; el hombre que a pesar de su inferioridad física se antepone a todo tipo de dificultades. Si la nave está bien o mal construida a mí eso me tiene sin cuidado porque yo no soy un ingeniero, yo todavía soy de los que va al cine a que le cuenten una buena historia.
Es una buena historia a pesar de ciertos excesos, como por ejemplo la idolatría que sienten hacia los rangers (Las escenas de “Póngame de pie” Para saludar al militar respectivo es francamente patética) y todo eso de que pierde el miedo para matar a la bestia tiene un tufillo a superación personal que por momentos apesta.


 Pero son detalles menores y teniendo en cuenta los horribles últimos estrenos  Después de la tierra es un entretenimiento más que digno. Definitivamente  no es el nuevo Spielberg pero por lo general cada vez que el todavía joven realizador indio anuncia un estreno los que usualmente vamos al cine a divertirnos celebramos este hecho alborozados… como niños ante la inminencia del recreo.

5 de junio de 2013

EL CONTROL. El Amarcord de Dago.

Hacer películas es algo muy difícil y si alguien encontró la fórmula felicitaciones. Dago García cuando se sienta frente a su  portátil oprime el piloto automático y ahí se deja llevar a donde el capricho del mercado se lo indique. Usualmente el público que sigue este tipo de producciones es el mismo que no va a cine en todo el año y que espera fervientemente que vuelva un tipo como Uribe  a alimentarles ese patriotismo que muchos creen es el motor que mueve a los países desarrollados.
Leo los comentarios de las personas que asistieron a la sala y todos salen felices. La mayoría indica que El control les hizo evocar la época en que la televisión colombiana tenía contenido “Sano” y era pensada “Para toda la familia”. Para Dago un televisor se debe ver como un tótem, el objeto sagrado que une a las personas, que nos hace una sola persona. El control como la mayoría de sus películas es una invitación a la alienación total.

Por eso para él los intelectuales y todos esos tipos aburridos que critican sus producciones no son más que unos resentidos que en el fondo lo único que quieren es aparecer en televisión pero su fealdad absoluta les impide hacerlo. Es más valioso un papá ignorante que invita a sus hijos a la sana diversión de resetearles el cerebro mientras ven una telenovela que un profesor que trata desesperadamente de hacer que sus alumnos se diviertan leyendo.
Con esto no quiero decir que El control sea una película peligrosa en el sentido de que nos va a alienar y nos va a hacer creer que no existe nada más hermoso que una familia reunida en torno a un televisor. Colombia es una de las sociedades más reaccionarias y conservadoras del continente así que cuando el mal está instaurado ya no corremos ningún peligro. Tampoco voy a recalcar en lo obvio, en lo insoportable que es César Mora, en el desperdicio de Cristian Tappan, en lo mal que actúan los niños de nuestro cine y televisión, que seguramente están ahí por puro nepotismo, en lo terriblemente escritos que están esos guiones donde no se cuenta una historia sino que se pegan sketches, chistes malos contados por el tío borracho de la familia que posiblemente se parezca físicamente a César Mora.

No, ya el año pasado tuvimos suficiente y hablamos ampliamente de esto a raíz de El paseo 2. Lo que me llamó la atención de la primera Dago Movie del año es que la indecisión del escritor de telenovelas por tratar de contar algo personal y conmovedor y a la vez hacer una de sus chabacanas comedias confundió a sus fieles seguidores (La mayoría de ellos ni siquiera saben cómo se llama el autor de estas películas y está convencido de que César Mora es el que las hace) y los terminó aburriendo. Nadie reía, el hecho trágico que ocurre en la mitad los abrumó, eso de que alguien vuelve de la muerte al mejor estilo de Bergman confundió al mismo público ingenuo y cinetográficamente analfabeta que aplaudió a rabiar Mi gente linda y mi gente bella.
A pesar de que en esta ocasión el piloto automático no le funcionó a Dago, la película va a meter seguro más de 200 mil personas a las salas de cine. El impresionante despliegue publicitario asegura que el producto se  va a vender y se va a vender bien. La gente decepcionada, se consuela al final en el pasillo diciendo que igual había que venir a apoyar el cine colombiano. Ojalá ese mismo entusiasmo hubiera existido para apoyar Estrella del sur, La playa D.C  o Crónicas del fin del mundo.

El gran problema de la formulita de Dago es que está obligando a jóvenes realizadores a optar por este tipo de géneros si pretenden seguir haciendo películas. El sistema los ha arrinconado y la gente quiere ver más colombianadas en la gran pantalla, si es posible adaptar La sopa de letras y repetir los chistes imbéciles de Deje así y Hombre con hombre, mujer con mujer, pues bienvenidos. Las fórmulas no dan ningún resquicio para el riesgo, para la imaginación. No reímos siempre de lo mismo, como autómatas.
Si quieres seguir haciendo cine debes esperar, buscar el éxito con una película de putas y enanos y luego si, intentar con la plata que recibiste hacer tu propia película, la que te impulsó a meterte en el cine, la película que justificaría tu vida, tus propias obsesiones. Una para ellos y una para mí. Eso es lo que esperamos de un cinéfilo confeso como Dago, un comprador compulsivo de clásicos, un hombre que dice amar la profundidad de Tarkovsky y el humor de Lubitsch.

Aunque no sé si con El control quiso hacer su propio Amarcord. El éxito nunca es buen consejero.

4 de junio de 2013

HANGOVER 3. LOS CHICOS ESTÁN DE VUELTA

A años luz de sus antecesoras se posiciona la parte final de esta extraña trilogía impulsada por el afán infame e insaciable que tienen los grandes estudios de amasar fortunas. Los chicos están de vuelta aunque se nota que ya están cansados de tantas aventuras, sobre todo ahora que se reúnen en torno a una tragedia. La fiesta definitivamente ha pasado a la historia.
Vale la pena preguntarse si la manada sólo se junta para drogarse y perder la memoria en esas fiestas extremas y si el nombre en inglés hace clara referencia a nuestro popular “Guayabo” ¿Por qué se llama así el cierre de la trilogía si sólo en los minutos finales aparece y casi como un embutido lo han puesto para justificar el Hangover?.

La película está hecha solo para el lucimiento de Seth Galifianakis, el cómico del momento. El guión olvida por completo a los personajes de Bradley Cooper y Ed Helms quienes son sombras que deambulan entorno al rollizo y desadaptado comediante. Ninguno de ellos dos tienen situaciones o diálogos graciosos, parecen otros personajes sacados de otra película. A Cooper siempre lo va a salvar la pinta pero el que sin duda se ve más descuidado es Helms quien luce serio, casi estreñido, sin una pizca de emoción como si estuviera dentro del proyecto por física inercia.
Y eso que todo empieza con un  potente acto surrealista realmente poderoso. Alan conduce su auto, enganchado en la parte de atrás del mismo en un planchón va una jirafa. Esta es descabezada por un puente muy bajo produciendo un choque multiple en la autopista. Furioso el padre de Alan se da cuenta de que su hijo a los 42 años es un completo desadaptado. La familia entera se reúne y deciden hacerle una intervención. Llegarán a la conclusión de que lo mejor que puede hacer nuestro desadaptado favorito es internarse un rato en uno de esos campos de concentración donde vuelven a los raros “Normales”. Para apaciguar la ira de Alan los muchachos deciden acompañarlo.
Pero en el camino encontrarán un temible contratiempo. Otra vez Leslie Chow, el maldito oriental vuelve a hacer de las suyas.
Ni siquiera las apariciones de John Godman y Mellisa McCarthy logran remontar el desastre. Uso esta palabra teniendo en cuenta de que se trata del cierre de la trilogía más graciosa del cine norteamericano contemporáneo y que esperábamos algo más digno. Si uno desapegara de que es la tercera parte de Hangover podría ser menos exigente y decir por ejemplo de que la película por momentos funciona. Leslie Chow sigue siendo el depravado más carismático de la gran pantalla y el dúo que hace con Allan es desternillante. Hay escenas además muy, muy graciosas como el reencuentro de Allan con Carlitos y sobre todo los tres minutos finales (Aconsejo no abandonar la sala después de ver los primeros créditos finales)

En síntesis Hangover 3 debe ser vista por todos los que amaron las dos primeras partes y seguro muchos se divertirán bastante. Pero por favor no esperen demasiado ni cometan el error (Inevitable en últimas) de compararla con sus predecesoras, sólo así podrán relajarse y disfrutar de las ardientes aventuras de Alan y el gran sátiro Leslie Chow.

1 de junio de 2013

LA DECISIÓN DE FALCAO

A simple vista fue un paso equivocado. En la próxima temporada Radamel no jugará la champions, campeonato que sólo ha podido disputar una vez, en la temporada 2.009-2.010, marcando cuatro goles, dos de ellos inolvidables, un tacazo al Atlético y otro en octavos al Arsenal. Muchos afirman que su vinculación al Mónaco obedece a un interés estrictamente monetario, la anhelada búsqueda de la salvación económica para él, para su familia. Falcao hace rato aseguró su futuro y como pocos jugadores hoy en día es un tipo que se muere por el fútbol. No sólo disfruta jugarlo, sino que le apasiona verlo, hablarlo. No es un tipo como Messi o Cristiano que lo juegan porque son máquinas diseñadas para ser los mejores del mundo pero en sus ratos libres lo único que hacen es ir de compras o jugar la play. No, el tigre sabe de fútbol y seguramente en una década cuando ya cuelgue los botines dirigirá algún equipo, de eso no les quepa la menor duda.

Además de todo esto el Chelsea ofreció un contrato bastante similar al goleador samario que el rechazó de plano simple y llanamente por que el proyecto que le presentó el magnate ruso estaba mejor estructurado que el de Abrahmovic. Francia desde hace un par de años, cuando se confirmó que iba a ser sede de la próxima Euro, decidió abrirse a los nuevos ricos de Europa, los megamillonarios rusos que como niños compran equipos de fútbol a su antojo y los tranforman en el mejor del continente. Su objetivo era posicionar su liga como una de las mejores del mundo. Cuando Zlatan fue fichado por el PSG los aficionados lo señalaron como un pesetero. Lo mismo le sucedió a Pastore o a Thiago, uno de los mejores centrales de la actualidad. Hoy en día el Paris Saint Germain ha dejado de ser un proyecto para convertirse en una realidad. Puso contra las cuerdas al Barcelona y estuvo a un paso de meterse en semis de Champions.
En el año 2009 el excéntrico Dimitry Rybolovlev le compró al principado el 66 por ciento de las acciones de su equipo. Una vez el conjunto monaqués subiera a primera división el magnate se comprometió a destinar 200 millones de dólares para convertir al club roji blanco en el mejor de Francia. La cifra parece astronómica pero para este fabricante de instrumentos médicos parece una bicoca. Según Forbes su fortuna asciende a los 9.000 millones de dólares. Entre otras excentrecidades le compró a la mayor de sus hijas la isla donde está enterrado Onassis y a otra de sus herederas decidió comprarle en Nueva York un apartamento por el exorbitante valor de 88 millones de dólares. Cifras absolutamente inmorales teniendo en cuenta de que todavía en el mundo hay gente que se muere literalmente de nada.

Dicen que Falcao en algún momento desechó la oferta, su momento estaba para irse a uno de los grandes de Europa como el Chelsea o el Real Madrid. Sin embargo estas ofertas nunca se hicieron concretas y cuando llegó la de Londres ya Falcao estaba seducido por el otro ruso. Los argumentos de Rybolovlev fueron contundentes. Lo primero que le ofreció fue armarle un club en torno al número 9. Es decir, Radamel va a tener más poder de decisión que el propio Ranieri en el vestuario. Sus viejos amigos y compañeros Joao Moutinho y James Rodrigues, recayeron en el principado por una orden expresa del cañonero. Se está buscando en este momento al mejor volante de marca del mundo – Creo yo que es Ya-Ya Touré- y a un delantero por afuera – posiblemente Tévez- que se encargue de alimentar el juego del tigre de Santa Marta. En los próximos días se hará oficial la incorporación de dos laterales de peso como Abidal o Coentrao y se está por cerrar el pase de Agustín Orion, el actual arquero de Boca Juniors ya que lo de Víctor Valdéz definitivamente se cayó.

Si no les parece un salto de calidad tener a estos jugadores al lado, comparado con los Diego Costa, Juan Fran o Adrián que tenía en el Atlético pues no sé muy bien a que se refieren. Además quitando al Real y al Barcelona ¿Qué es la liga española? Ninguno de los equipos que la disputan tienen grandes figuras, en ese sentido y viendo el potencial del Lyon, el PSG y el Mónaco la Liga francesa se perfila como la tercera en importancia en Europa para el 2015, sólo por debajo de la Premier y la Bundesliga.
El otro aspecto que pesó en la decisión de Falcao fue el de que en esta temporada que se avecina no conviene mucho estar en más de una competición. El desgaste que puede generar jugar la Champions en la temporada previa al Mundial puede ser decisivo. Es mejor llegar descansado, sin sobre exigirse como llegarán muchos de los llamados a ser figuras. Recuerden los inconvenientes físicos que tuvieron el Niño Torres, Rooney o el mismo Cristiano en la pasada cita orbital. Este año el Tigre no está para aguantarse la batalla por un puesto que mermó la producción futbolística de craks de la talla de Benzemá, Kaká, Higuaín, Marcelo o el mismo Iker en el Madrid. Esto pasaría en cualquier equipo grande. El riesgo de quemarse llegando nuevo en el año del Mundial es bastante alto.

Se equivocan de lleno los que dicen que lo hizo por plata y peor aún, algunos comentaristas deportivo lo han comparado con Juan Pablo Montoya cuando abandonó la Fórmula Uno para pasar a la Nascar… que estupidez. No sobredimensionen La liga Española, ni subestimen la francesa. Esta última es el futuro. Radamel será el dueño del vestuario y esto será una ventaja muy grande para él y su autoestima justo en un año tan importante como el que se avecina. El año del mundial.