28 de octubre de 2009

Los malditos colombianos de bien


He venido notando con preocupación cómo el pueblo colombiano se va llenando de excusas para votar por el tirano. El principal argumento que esbozan es el de “No podemos dejar al país sumido en la anarquía ya que no hay un líder que continúe los logros que el presidente ha venido cosechando”. Ese temor -que viene desde las toldas del uribismo- ha venido cosechando un rotundo éxito. A mi me parece que no hay nada qué temer, porque cualquiera puede cosechar desempleos, fraudes, masacres, deserción en las universidades.

Hoy escuché en la noticias de Caracol que entre el año 2002 y el 2007 se perpetraron 500 masacres solamente en la Costa Atlántica colombiana. El escalofriante número no me causó tanta impresión como los comentarios que esta noticia suscitaba en la gente. La mayoría iba lanza en ristre contra Caracol acusándolos de guerrilleros porque hablaban mal de los paracos y por ende atacaban la integridad del presidente. Porque en mi país se ha vuelto una cualidad ser mafioso. Yo recuerdo en el año 2002 cuando Carlos Castaño publicó su libro, la opinión pública (La misma opinión pública que hace poco lloró los diez años de desaparición de Jaime Garzón) pidió que Carlos Castaño –jefe de las Autodefensas en ese entonces- fuera nuestro presidente. Unos cuantos meses después ocurrió algo peor: un ex senador pedido en extradición en 1992 por Estados Unidos, un exgobernador que creó milicias paramilitares en su departamento era elegido por una amplia mayoría como Presidente de Cocalombia.

Ocho años después los colombianos de bien -que son la mayoría- piden otra reelección, simple y llanamente porque “el colombiano de bien” es un vampiro sediento de sangre. Como es común en los diarios la mayoría de comentarios parecían escritos por chimpancés con síndrome de dawn, por ahí unos cuantos habían completado con éxito la primaria y entre esos leí el siguiente: “Si, que vivan los paras, berracos, gracias por salvarnos y hacer a los colombianos mas libres!”.

Muchos colombianos tienen las manos untadas de sangre. Y les gusta relamérselas, succionar la yugular, que de los hombres sólo quede el bagazo. No hay nada de qué sentirse orgulloso, como dice Jairo Melo, Colombia es prisión. Álvaro Uribe morirá en una mecedora en una de sus mesopotámicas fincas, rodeado de su familia y de sus eternos lameculos. Seguro la próstata se le inflamará y el castigo que tendrá será tener que orinar sangre pero sus exequias tendrán la pomposidad que sólo tienen los grandes hombres. Su imagen seguramente será divinizada, puesta en escapularios. En Colombia no se habla mal de los muertos. Nunca. Mientras llega ese maravilloso momento los colombianos de mal -que somos la minoría- tendremos que soportar su discurso de cura de pueblo y lo que es peor, soportar la alegría de los malditos colombianos de bien.

4 comentarios:

Jesús dijo...

Hola Iván, qué buen texto. Cuando estuve en Buenos Aires pensé que lo mejor de la distancia era no tener que verle la cara a nuestra temida bestia. Me dije: no volveré a Colombia mientras ese señor sea presidente. Pero también es triste pensar que uno debe estar lejos de todo porque la realidad de nuestro país produce asco. Pero es cierto. Mi papá se alegra cuando el ESMAD entra a las universidades y captura estudiantes-terroristas; pero no dice nada cuando el mismo cuerpo de seguridad-violencia golpea indígenas y ancianas. "Ésa es la realidad del país, qué le vamos a hacer". Nos acostumbramos a golpear al que denuncia masacres y alabar al que las perpetra. Si nos van a dar por detrás, que por lo menos tengamos el derecho a quejarnos. Pero los colombianos son violados a diario y aplauden por ello y piden más.

Anónimo dijo...

Ivan: Practica lo que predicas, en el fondo eres otro Uribista más. Pirobo!

JAMF dijo...

Y aun me sostengo, ¡Colombia es Prisión! Colombia es un país que te encierra en cinco fronteras y dos océanos, pero que ante todo es capaz de construir escapatorias mentales: el emprendimiento, "Colombia, el único riesgo es que te quieras quedar", "ser" el país más feliz del mundo, ¡Chávez!, el mejor invento del uribismo, y ahora peor, ya ni para Ecuador ni para Venezuela podemos escapar, Brasil, Perú y Panamá siempre han estado cercados por la malaria y la coca, así que ni pensarlo. Estamos presos en este país de estiercol, que se ahoga cada día más en su sangre azul, del mismo color que la bandera del partido conservador.

Borin dijo...

Pirobo... Jajajajaja