22 de abril de 2010

MEAN STREETS, ADIOS CHICO DE MI BARRIO

Una voz atormenta a Charlie, el cree que es la voz de Dios. Tuvo que crecer en este barrio y para ser respetado debe ser mas vivo que todos. No está seguro si el Señor entiende eso por eso cada mañana entra a una iglesia se arrodilla ante el altar y le pide perdón al ícono por los pecado de ayer y los que cometerá hoy. Pero no es tan fácil ser bueno en este barrio sobre todo cuadno eres el sobrino del Diablo. Don Mario, su tío maneja las apuestas y los negocios turbios que abundan en Little Italy, gracias a ese parentesco sus amigos lo respetan pero a la vez ese parentesco lo aleja de la redención. Para volver a ella necesita una cruz y esa cruz la encuentra en su inadaptado amigo del alma, el loco Johnny Boy, la oveja descarriada, el hamponcillo que le debe plata a todo el barrio y que tiene a mas de un duro buscándolo para quebrarle las piernas. Charlie tranza con sus deudores, tratar de encauzarlo pero a Johnny le importa un comino quedar bien, el quiere ser una estrella fugaz, está hecho para vivir poco.
Este es básicamente el argumento del tercer largometraje de Martin Scorsese, Malas calles película donde encontraría definitivamente su propia voz. La necesidad de contar las anécdotas de su barrio, la obligación de trasladar todos sus temores religiosos y espirituales a la pantalla lo llevaron a crear el universo que película a película iría consolidando. Ese universo es su barrio, su niñez, todas las cosas raras que vio mientras crecía “Estabas jugando en el parque y te caía algo detrás… no era una bolsa de basura como podías sospechar ¡Era un bebé cayendo de una azotea!”. A pesar de ese escenario dantesco en el barrio Martin conocería el verdadero significado de la amistad, eso se ve reflejado en sus películas barriales pero sobre todo en esta. El vínculo que une a Johnny, Tommy y Charlie es casi de hermandad incluso entre las bandas rivales se percibe una profunda camaradería, se pueden agarrar a trompadas en un billar y al rato serenarse y tomar una copa como si nada hubiera pasado.
Mean Streets es un hito además porque fue el primer trabajo que hicieron juntos Scosese y un jovensisimo actor de Brooklyn que había debutado unos años atrás en una película de Brian De palma pero que acá lograría la consagración definitiva, hablo del gran Robert De Niro que con su interpretación de Johnny Boy abriría la galería de tipos desadaptados pero entrañables tipo Jake La Motta, Ruppert Pumkin o Al Capone. Todos queremos redimir a Johnny Boy pero no podemos esquivar el destino y nosotros ni Charlie tiene el derecho de convertirse en Dios. Para el papel de Charlie Scorsese vuelve a usar a Harvey Keytel quien viene a ser su aleter ego a pesar de que Keytel es un judío polaco luce mas que convincente como italo-americano.
La música juega un papel preponderante, Martin creció en un lugar donde la música de todos los departamentos se confundía, por eso escuchamos desde Fats Domino hasta Enrico Caruso, pero sin duda el mejor momento musical es el de Charli entrando al bar en cámara lenta mientras suena Tell me de los Rolling Stones. Sin duda esta es una película que se puede ver con los ojos cerrados.
Scorcese no pretendía hacer una obra maestra lo único que buscaba era “Ponerme a mi mismo y a mis amigos en la pantalla mostrar como vivíamos, como era la vida en Little Italy” y con esa honestidad descarnada iba labrarse una carrera fulgurante convirtiéndose en el último gran autor que ha dado Estados Unidos

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