27 de diciembre de 2012

EL PASEO 2 DE Harold Trompetero. Más putas y enanos


Los colombianos estamos convencidos de que somos muy graciosos porque cuando estamos borrachos en nuestras fiestas interminables nos da por contar chistes verdes. Para nosotros los gringos no tienen gracia porque la mayoría de sus comedias renuncian a la grosería, a lo escatológico. Esta actitud se refleja en la programación que despliegan los canales criollos. A pesar de lo absurda, cruel y ridícula que es la política en este país no hay un solo programa que intente atacar con humor la corrupción y mediocridad en la que viven sumergidos los servidores públicos.

El humor lo sigue dictando como desde hace cuarenta años Sábados felices. La razón de la inusitada longevidad de este programa es que ha renunciado a cambiar. Su fórmula es la misma desde sus orígenes, chistes costumbristas, tontos y unos sketches donde los cuentos son eternamente reciclados.
No existe espacio para la experimentación, para construir historias que pongan al protagonista en situaciones desternillantes, ilógicas y por qué no  usar el humor como una herramienta para arrinconar al espectador y obligarlo a preguntarse por qué demonios estamos tan mal.
Si la televisión no funciona uno creería que las películas podrían ser un vehículo coherente e innovador del humor. Nada de esto sucede. Dago García se ha convertido en nuestro Chuck Lorre o Larry David. Todo lo que él escriba tiene el sello indeleble del éxito. Ha encontrado una fórmula a la cual se ha aferrado con la misma tenacidad que se aferra un niño que no sabe nadar al borde de la piscina.
La fórmula consiste en mostrar el estereotipo del colombiano que ellos mismos han creado. Los personajes masculinos que construye son por lo general  seres despreciables, ruidosos, borrachines, promiscuos, morbosos, ordinarios, lobos, estafadores e incultos. Cuando es el caso de escribir un personaje femenino sus características son igual de limitadas. Ellas casi siempre se caracterizan por ser mujeres interesadas que sueñan con operarse que caen rendidas ante un acento extranjero, en otros casos, es simplemente una madre o una esposa abnegada. En la tercera opción está la suegra insufrible que vive pensando en lo buen partido que era el ex novio de su hija y se lamenta de lo feo y pobre que es su yerno.

Cuando Dago García escribe una película no piensa en llegarle a un público que acostumbre a ir al cine. Eso es sobre todo lo que lo ha convertido sus películas en éxitos rotundos de taquilla. Para disfrutar una de sus producciones es obligatorio no estar muy familiarizado con el lenguaje cinematográfico, él como en el nuevo porno, va de una al primerísimo primer plano, de entrada recurre al madrazo que garantiza una sonora carcajada.
Sus películas están más emparentadas con Chispazos, Sábados felices y sobre todo con los viejos comerciales de frutiño. Recicla sin piedad las frases hechas que caracterizan nuestra colombianidad esas que buscan desesperadamente identificarse con el espectador. Una de ellas  es Listo papito, si es ya es ya o El que no llora no mamá, frases hechas que resaltan por supuesto la malicia indígena que nos hace tan especiales.
Sumado a todo esto está el ataque constante a los argentinos. Me da vergüenza cuando se hacen referencias al cinco- cero, ya vamos para 20 años con esos chistes de “choque esos cinco” y de la venganza chibcha al glamour porteño. El que estaba al lado mío como toda la sala estallaba en carcajadas cuando Leguizamo se burlaba “De ese hijuemadre argentino”
Así los escriba él mismo, decir que las últimas películas de Dago García tienen guión es una exageración. A lo sumo son un conjunto de sketches que conforman una historia raquítica. Uno no sabe muy bien de qué tratan sus películas. Bueno, tampoco sé muy bien de que va El sentido de la vida pero cumplía, era graciosa, delirantemente graciosa. Acá el problema con los sketches, es que definitivamente no tienen gracia.
103 mil espectadores vieron el pasado 25 de diciembre el estreno de El paseo 2.Desde ya se perfila como el filme más taquillera de nuestra historia desbancando a la primera parte de El paseo.
La gran mayoría de los que la vieron aseguran haber salido conformes, felices y de una regaron por las redes sociales el rumor de que esta era la mejor opción para las vacaciones. Salieron orgullosos de ser colombianos, de lo bonita que es Cartagena y sobre todo de lo graciosos que somos.
Debería ser gratificante que  una producción nacional recaudara tanto dinero. Podríamos imaginar que con la plata conseguida acá Dago invirtiera una parte para hacer una película personal, algo parecido a la formidable Pena Máxima. Pero desde ya sabemos que los billetes obtenidos con esta película se invertirán en hacer una tercera parte. Irán a Girardot y harán las delicias del público haciendo juegos de palabras con Chontaduro, Totumo y Borojó.

Resulta inaudito que un tipo que ha trabajado con Brian De Palma o Baz Luhrmann, que ha compartido escenas con Al Pacino, Ewan Mcgregor y Dennis Hopper salga a decir que Harold Trompetero ha sacado lo mejor de sí, que el guión de Dago es de lo mejor que él ha podido leer. Es increíble que Leguizamo no haya opinado sobre la pobreza de su personaje, lo paupérrimo de las situaciones como esa competencia con los Ortiz, con carrera de costal incluida, no sólo es ridícula sino anacrónica, sabemos que el otrora ganador de un Tony está pasando por un momento muy bajo pero de ahí a haber aceptado aparecer en este esperpento es algo que en realidad no esperábamos. Debe ser que en su completo desconocimiento del cine colombiano creerá que lo único que se hace acá son este tipo de sainetes de colegio.
Lo triste es que con El paseo 2 el público que habitualmente va al cine va a seguir creyendo que el cine Colombiano no es más que una pobre imitación del legendario programa peruano Risas y salsas. Los jóvenes talentosos que en este país quieren llevar a la pantalla grande sus historias verán como la masa crítica los desprecia y como el gran e ignorante público les exige más madrazos y suegras cansonas.
La gloria de unos es la desgracia de otros.

6 comentarios:

Unknown dijo...

viejo dago garcia sabe para q hacer cine a lo chichombiano...el tipo quiere billete ahora no se xq leguizamo acepto un papel tan ruin comp este....viejo hay q buscar la manera de cambiar la foma de ver el cine en colombia....

Unknown dijo...

viejo dago garcia sabe para q hacer cine a lo chichombiano...el tipo quiere billete ahora no se xq leguizamo acepto un papel tan ruin comp este....viejo hay q buscar la manera de cambiar la foma de ver el cine en colombia....

Unknown dijo...

viejo dago garcia sabe para q hacer cine a lo chichombiano...el tipo quiere billete ahora no se xq leguizamo acepto un papel tan ruin comp este....viejo hay q buscar la manera de cambiar la foma de ver el cine en colombia....

Unknown dijo...

viejo dago garcia sabe para q hacer cine a lo chichombiano...el tipo quiere billete ahora no se xq leguizamo acepto un papel tan ruin comp este....viejo hay q buscar la manera de cambiar la foma de ver el cine en colombia....

Anónimo dijo...

El ejercicio de la crítica ha sido en todas las artes muy cuestionado. La de cine ha dado hasta para serie animada a la manera de las mas exitosas de nuestros dias; los creadores de los Simpsons dieron vida a Jay Sherman, "el Crítico", que a mediados de los 90's aparece en la tele para divertirnos. Y si que lo logró.
Cosa que su colega acá no alcanza, aunque esa no sea su función (¿quién sabe si su pretención?). Y es que leer un poco mas de una cuartilla de lo que sin necesidad de ir ver ya TODOS sabíamos(todos los que contamos con 2 dedos de frente para entender algo de cine) es tanto como "hecharle sal a la herida". Nada revelador, mucho menos divertido. Se necesita ingenio para criticar de manera inteligente y creativa, es decir para aplastar y descuartizar la víctima y hacer reír a quienes observan. Por el contrario la "criticadera" es fácil y de uso común, obedece a un impulso básico y nada elaborado. Criticadera es lo que leo acá; nada revelador sino mas bien pesado, evidente, repetitivo y tan vulgar como el mismo objeto que se ha dispuesto a "criticar".
Si la motivación para escribir acá era argumentar sobre el caracter populocho y ramplón de esta película, con el trailer bastaba.

SATUPLÉ dijo...

Wow que inteligente... que mordaz!