5 de enero de 2013

LO IMPOSIBLE De J. A. Bayona. Espectacular melodrama.


Hace rato no tenía la oportunidad de disfrutar de un melodrama absoluto, descomunal, de esos que te entran en el cerebro como un virus y te explota tu peor mal gusto emocional; porque por más frío que seas te vas a sorprender saliendo del cine con los ojos hinchados y rojos.
Las imágenes aún están frescas en la memoria. Fue la tragedia de nuestra época, el terremoto fue tan fuerte que el eje de la tierra se movió, los continentes se acercaron, fue un embate digno del pleistoceno. Y el cine le debía una película. Hace un par de años Clint Eastwood se había acercado superficialmente con Más allá de la vida pero tuvo que venir uno de los nuevos talentos de España J. A. Bayona para recrear con unos efectos impresionantes el Tsunami del sudeste asiático.

El gancho del filme es afirmar que está basado en una historia real. Una familia de turistas españoles es sorprendida por las olas furiosas del Índico. De una manera milagrosa la familia, formada por cinco integrantes, no solo se salva sino que al cabo de unos días se encuentra guiada por el azar.
Bayona ha apelado por atacar nuestro sistema nervioso central sacrificando deliberadamente la historia. Yo creo que la película hubiera tenido un golpe más certero e imborrable si se hubiera creado más tensión, mostrar la familia en el hotel los dos días previos, alcanzar a consolidar los personajes en los momentos previos. Al creador de El horfanato se le olvidó jugar con uno de los elementos más siniestros que tuvo la hecatombe que fue el hecho de que el mar se hubiese ido minutos antes de destrozar la costa. A los diez minutos ya nos encontramos flotando con Naomi Watts (que a pesar de no ser de mis actrices favoritas acá está soberbia) y su hijo por el mar sucio de escombros.
La recreación del Tsunami es francamente impresionante. Es tan impactante que difícilmente en los noventa minutos siguientes la película volverá a recuperar tal intensidad, cayendo inevitablemente en algo muy parecido a un bache. Pero es en el personaje interpretado por Ewan Mcgregor donde se encuentran los mayores problemas. Es simplemente demasiado perfecto, nunca sabemos cómo demonios se salva del maremoto y por sobre todas las cosas, no podemos entender algunas de sus decisiones que son francamente inexplicables como la de dejar en manos de desconocidos a sus dos hijos recién encontrados.

Hay momentos en la película donde se llega a vislumbrar lo que hubiera sido de esta película si Bayona no hubiera tenido la presión de manejar 30 millones de Euros y todas las concesiones que esto puede implicar. Cuando Daniel, el niño rubio colgado de un árbol acaricia la piel maltrecha de Naomi Watts, o el hermoso diálogo sobre la luz de las estrellas a cargo de Geraldine Chaplin.
Pero ninguno de estos problemas impide que no te emociones con Lo imposible. El público ha respondido masivamente y se constituyó en el estreno más exitoso de la historia de la taquilla española. Ha resultado incluso toda una alegoría para los difíciles momentos que se vive en Iberia. La gente después de verla se siente aliviada. Hay peores cosas que no tener trabajo, una de ellas es sufrir la furia de la naturaleza.
Para estos días dónde no queremos pensar demasiado y queremos sentir, sufrir y estremecernos, Lo imposible resulta ideal, un entretenimiento digno de ser visto. Hay que ser sinceros, es muy difícil hacer una película que no resulte interesante teniendo como marco el Tsunami del 26 de diciembre del 2005. Si quieren llorar en la oscuridad de una sala por la desgracia ajena este es el filme ideal para hacerlo. Todos tenemos derecho al mal gusto emocional.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Cuándo sale su crítica de S.O.S UNA FAMILIA EN APUROS, no hay mas en cartelera y en algunos casos sus escritos me ayudan. En este no perdí mi tiempo ni dinero, claro, después de leer: "Para estos días dónde no queremos pensar demasiado y queremos sentir, sufrir y estremecernos, Lo imposible resulta ideal, un entretenimiento digno de ser visto."
Una crítica, bien o mal hecha siempre resulta buena guía.