15 de enero de 2013

RUMBO AL OSCAR 2013. MOONRISE KINGDOM De Wes Anderson.


Durante semanas llevaba escuchando maravillas de esta sorpresa en las pasadas nominaciones a los premios de la academia. Aun así tenía mis reservas. Nunca me han gustado las películas de Wes Anderson, su atmósfera tan particular que lo ha llevado irreductiblemente a crear un lenguaje y una lógica propia me han alejado de su cine. Ha sacrificado la posibilidad de crear personajes auténticos para tener una estética particular. Por eso es que en sus películas los niños son personajes más reales que los adultos. Estos siempre están confundidos, sumidos en algún tipo de tara.
Eso es precisamente lo que me molesta de su cine, esa artificialidad tan pretenciosa. Fui a ver Moonrise Kingdom alentado por la que consideraban casi que un unanimidad la mejor de sus películas desde Academia Rushmore. Es muy difícil no sentirte identificado con el par de niños que hastiados del mundo de los adultos planean escaparse a donde no hay nadie. Por momentos llegas incluso a conmoverte con los debutantes Jared GIlman y Kara Hayward. Él es un huérfano que no tiene nada, todo lo que sabe lo ha aprendido con los Scout, ella está harta de sentirse la freak de una familia que se desmorona con cada segundo que pasa.

Han pasado tres cuartas partes de la película y no lo puedes creer, Wes Anderson ha dejado de lado toda su pedantería para narrarnos un relato coherente, lejos de la frialdad a la que nos tiene acostumbrados. Eso sí, en ese punto del filme ya te das cuenta que los personajes de los adultos son simples caricaturas desprovistas de cualquier tipo de humanidad pero igual lo aceptas, te encoges de hombros y dices “Que diablos… es una Anderson movie”. También alcanzas a ver su particular arquitectura que nos remite a los filmes de Jaques Tati. Sin embargo estás enganchado, sufriendo por la parejita de protagonistas que en medio de su huida del mundo real tienen que protegerse de la tormenta más furiosa que se recuerde en mucho tiempo.
Sin pensarlo estás emocionado, viviendo de lleno el maravilloso 1965. Todo es hermoso, el tocadiscos portátil de Suzy, la carpa amarilla, los paisajes.
 El problema viene en el último cuarto de hora, justo cuando sobreviene la inundación y Wes Anderson se acuerda de que es un genio y empieza a imprimir su estética particular.
Entonces aparece lo ilógico, lo absurdo, lo “loco”. Me esfuerzo desde mi butaca para sumarme a la opinión generalizada de que esta es una nueva obra maestra pero lamentablemente termino ahogado en la inundación. Soy inmune al encanto de Wes Anderson como soy alérgico al de los hermanos Coen. Entiendo toda esa gente que me maldice porque amo a Tarantino. Hay directores que definitivamente no nos pueden llegar y este es uno de ellos.

Esto no quiere decir que Moonrise  Kingdom sea una mala película. Los que aman el cine de Anderson la vana  disfrutar enormemente y aquellos que busquen una experiencia diferente en una sala de cine pues no duden, búsquenla en el teatro más cercano y ábranse a su particular atmósfera. Yo salí una vez más decepcionado, inmune todavía al encanto de Wes Anderson y su cine.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

¿La vio en cine?

David Alexandre dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
David Alexandre dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
David Alexandre dijo...

No soy seguidor de Wes Anderson y sin embargo este largometraje me llegó, es verdad que la película se cae un poco al final con una artificialidad más propia de los viejos filmes para televisión de Walt Disney que de una obra independiente. Pero eso se equilibra con el inédito papel y protagonismo de Bruce Willis, una actuación tan auténtica que no veía de este "duro" de Hollywood desde tiempos inmemoriales, eso es impagable.