2 de agosto de 2010

YO NO TENGO NADA QUE VER CON UN CHINO, CAMBOYANO O JAPONES

Un día mandé todo a la mierda y dejé de escribir críticas de cine. Es que me cansé de tratar de estar a la moda, yo tengo las manos muy pequeñas y a duras penas puedo atenazar algo. Para escribir crítica debes acechar la vanguardia y yo me he cansado. Cuando entusiasmado escribía a diario reseñas y críticas de películas pensaba que el oficio consistía en establecer un puente entre el autor y el espectador, pero me di cuenta que los autores ya se habían acabado. El puente ya no existe, Luke Skywalker y Hans Solo lo dinamitaron en 1978.
Eso si, todavía quedan espectros. Hay tipos que ya están muertos pero que por un extraño milagro todavía siguen hablando a traves de sus obras. Cassavetes y Fellini hablan desde la ultratumba a veces me agacho, pego la oreja contra el suelo y escucho sus voces pero la voz se va debilitando, hay demasiado ruido en el ambiente. Es que no hay tiempo de nada y además afuera hace frío y se pasa hambre. Entonces para que hablar de retrospectivas si están dando Toy Story en tercera dimensión y se tienen que llenar las salas. Si quieres ser un poco sofisticado puedes enmarcar al vaquero Woody en la tradición de los automatas de Hoffman pero hay que confesarlo man eso es un cuento muy rebuscado.
Entonces un día creemos en los independientes y nos metemos en una sala oscura a ver como un viejito navega en una balsa por un riachuelo lleno de desechos radioactivos y el viejito navega y navega durante 90 minutos, ocasionalmente taca su pipa y se pone a fumar y cuando la picadura se acaba pues la vuelve a llenar y en eso te sientes como un idiota y te aburres y quieres que te devuelvan tu plata pero ya es demasiado tarde. En ese sentido es muchisimo mejor ver una super produccion gringa, al menos el tiempo se pasa mas rápido, te aburres menos en este mundo de mierda.
Estoy desactualizado, para mi la vanguardia europea todavia son los hermanos Dardenne y Michael Haneke. No leo ni El amante, ni Cahiers, ni mucho menos Kinetoscopio. Por ahora leo briografías de grandes cineastas y vuelvo a ver todas sus películas pero de ahora nada, ni entiendo que tiene de bueno todo ese nuevo gore asiático. Me parece que los críticos que siempre he respetado como Pedro Adrián Zuluaga o Hugo Chaparro que la cosa no era chapuciar entre películas sino ponerse a investigar. Ellos no están escribiendo artículos sino libros, monografías y creanme que desde esa trinchera están ayudando a que cada día salgan nuevos talentos. Me impresiona lo bien encaminada que está Colombia comparandola con el intelectualoide y aburrido escenario del nuevo cine argentino. Ver en el Bafici por ejemplo una película como La vuelta de El cangrejo es bastante esperanzador. Acá por supuesto no la entendieron ya que no aparecía ningún hombre suburbano leyendo en un parque La nausea de Sartre.
Ahora no me importa nada y veo lo que me de la puta gana, esta noche podría verme La luna y luego rematar con L.A. Confidential o deleitarme con algunos animados ir desde Pixar a Chuck Jones pasando por Jan Svankmajer. Nadie puede formar mi gusto, nadie podría formar el tuyo.
Y sin embargo alguna vez lo intentamos ¿Recuerdan esa salita de cine cuyo piso se componía de piedritas? ¿Alcanzan a oler todavía la mierda del perro?. Antes de cada proyección redactábamos a toda prisa, sin ningún rigor, con la mediocridad (o mierdocridad) que nos caracterizaba una crítica sobre la película de turno. Allí bajo el auspicio de la Casa de Fotografía Sur vimos todo Herzog, Fassbinder, Hitchcock, Hawks y hasta todas las Indiana Jones. Es alentador saber qie muchos de los que iban allá a maltratarse la espalda en esas sillas de metal no escogieron el amargo oficio del voyeur sino que se armaron de camaras y decidieron contar historias usando imágenes en movimiento. Es así con ese método simple de ver y asimilar lo visionado como desde la perifería irrumpieron los talentos de Leo Carreño, Orlando Arturo Avila, Iván Gaona y hasta el mismisimo Edson Velandia que antes de dedicarse de lleno a la música alcanzó a hacer varios trabajos de alta estima. Sangre joven para un cine que no para de revitalizarse. Esa es nuestra vanguardia. No tenemos nada que ver con un chino, camboyano o japonés, en vez de ver eso me gustaría sentarme frente al computador y ver que están haciendo esos paisanos, esa gente que vio las mismas calles que yo vi, que conoció a tanta gente amiga nuestra. Ellos que tambien son nosotros son los que tienen que contar nuestras historias.
Usen el Facebook manes, destruyan los puentes y hablen de lo que saben de lo que vieron. Denos una razón para sentirnos identificados con algo, para sentirnos por un momento universales y eternos

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo sí me acuerdo ;)

ERgo dijo...

Yo la mierda de perro no la recuerdo porque no estuve en la salita empedrada, pero entre mierda y salita me acuerdo de haber visto Dobermann, contigo y gente que vió lo mismo.
De los Japos me quedo con la asepsia y los planos fríos, tal vez porque siempre me gustó la gente limpia a la que no entiendo.