Para viajar en el tiempo no tienes que montarte en un
Dellorean o en un teletransportador mecánico. Tan solo tienes que ir al
edificio más alto de la ciudad, dejarte caer y poco antes de que estalles
contra el pavimento oprimir el botón verde del artefacto que llevas en la mano.
Sientes como los siglos estallan contra tu rostro, alcanzas a ver a un
Tiranosaurio Rex con la fauces abiertas dispuesto a desayunar con tu carne. Ves
a los esclavos caer bajo el látigo y las enormes piedras de concreto que llevan
en sus espaldas mientras le construyen la tumba a Keops, ves la caída de
Constantinopla y al viejo judío que escribió la biblia.
Después del salto descubrirás que estás en 1969, en la misma
semana en que el Apolo 11 despegó para la luna. Eres un negro en una sociedad
racista que a la vez tenía un grupo gigante de jóvenes que luchaban
concienzudamente para cambiar el mundo. De ninguna parte (que es el lugar de
donde sale la música en las películas) se escucha 19Th Nervous Breakdown, no
hay necesidad de que lo pongas muy duro ni que busques a un jíbaro para que te
provea de paraísos artificiales. Estás en la época donde todos los sueños se
hacen realidad. Llevas un arma galáctica en el saco y un cilindro con el cual
puedes borrarle la memoria a todos esos newyorkinos arrogantes que están
cuarenta años atrás de ti. Vas a cazar marcianos man, eres mejor que todos. Sabes
que Andy Warhol no es más que un colega tuyo, otro de esos tipos que les
encanta oprimir una pistola y ver como los pedazos de carne alienígena se
convierte en sopa. No necesitas drogas. Eres un hombre de negro.
Si, los chicos están de vuelta después de 12 años. La espera
valió la pena. Parece que Hollywood ha perfeccionado su fábrica de salchichas y
ya los blockbusters son simples embutidos con una pizca de malos efectos y un
guión lleno de clichés. El listón está alto y los espectadores se aburrieron de
tantos lugares comunes. Con Los
vengadores y con esta tercera entrega de Los hombres de negro se confirma que se puede entretener de una
manera honesta y sobre todo con calidad. En los minutos finales, justo cuando
Neil Armstrong y sus muchachos están despegando y El animal dispara su artillería contra un general honesto
(Parafraseando al Arkaniano, “Donde hay muerte siempre habrá muerte”) y descubres
la verdad que encierra la película no puedes creer que estés llorando. Entonces
allí sabes que si J y K duraron una década en el ostracismo
era porque estaban preparando la mejor de sus aventuras.
Ethan Cohen no es el consagrado hermano de Joel sino uno de
los escritores de comedia más consagrados del mundo. Bajo su pluma se creó Madagascar y sobre todo la maravillosa Tropic Thunder, pero con Hombres de negro III termina de situarse
en un lugar absolutamente privilegiado. Acá no hay excesos ni situaciones
forzadas para crear un gag. No, todo tiene hilos que sirven para sostener una
historia. Lo impresionante es que todo corresponde a una época, los noventa. La
cara de Will Smith atestigua que el tiempo no ha pasado. No hay actor más
noventero que el. Se recrea la sicotrópica década de los sesenta siempre desde
la óptica de los noventa. Eso si aplicando la tecnología del 2012 porque los
efectos son impactantes y en algunos momentos sientes que los lentes del 3D no
solo te los pones para ver mas oscura la película sino que también puedes ver
los objetos salir de la pantalla e impactar sobre tu rostro.
Y la música por Dios. Dan ganas de salir a comprarse el
compacto. Además de los Stones puedes escuchar algo de Cream, Velvet
Underground o Creedence. El rap final de Pitbull, sin ser tan pegajoso como el
que cantó Will Smith en la primera película, te permite levantarte de la butaca
con la firme convicción de que no solo te has entretenido sino que has visto
una gran comedia.
Acabo de googlear la película y a tres días de su estreno
mundial ya destronó a Los vengadores en
su fin de semana de estreno, algo que parecía imposible. La taquilla no necesariamente es una medida de calidad pero si ves
el ranking de las que más recaudaron puedes comprobar que el público no es tan
estúpido como parece.
Hombres de negro III
te divierte, te hace sentir bien, te hace llevar a una época que todos
extrañamos, no, no es la época del hipismo sino la de los noventa. Los que
tienen 30 años seguramente la van a disfrutar mas que todos esos niños que felices sonríen con las gafas puestas. Algunos, incluso, tendrán que disimular detrás de las gafas oscuras las lágrimas ante sus hijos. Una extraña ventaja del 3D
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