1 de marzo de 2013

LOS RETRATOS De Iván Gaona. La tendencia surge en la provincia


A finales del año pasado el crítico Pedro Adrián Zuluaga habló de una cierta tendencia en el último cine colombiano. Después de tanto esperar se podía hablar por fin  del surgimiento de una cinematografía nacional que dejaba de lado el maldito lugar común. No se trata solo de ocultar los flagelos que azotan desde hace más de sesenta años a Colombia si no tener la oportunidad de contar historias que hacen parte de nuestra cotidianidad.

Los peligros de caer en el abismo del lugar común aumentan cuando la historia tiene como contexto el campo. Cuando uno está al frente de un relato de campesinos es inevitable no pensar en que vamos a tener que soportar de nuevo la tortura de una tragedia. Lógicamente que es necesario denunciar pero muchas veces uno siente que detrás de estos proyectos no hay nada más que la búsqueda desesperada de pasar por políticamente correcto. Dicho en otras palabras se busca a como dé lugar agarrar pueblo.
Con esa prevención me senté a ver Los retratos. No sabía que su director había sido partícipe de dos de las producciones que marcan esa cierta tendencia de la que hacía referencia Zuluaga, Los viajes del viento y La playa D. C. No sólo es el rostro tan familiar de esa campesina vieja que nos recuerda irremediablemente a cualquiera de nuestros ancestros o la magia que puede destilar una polaroid, no, es la mirada de Iván Gaona lo que hace de este cortometraje una experiencia única, completamente original dentro de nuestro cine.

No hay espacio para los guiños, los homenajes o la pedantería. No hay un solo resquicio para la frase brillantemente elaborada que proclame a alguno de sus protagonistas como un viejo sabio que viene a enseñarnos pues como es que es el mundo. Para nada. Los dos viejos son tan adorables y comunes como cualquier campesino, con las mismas preguntas que se pueden hacer en el campo cada día ¿Qué hay para comer? ¿Será que llueve? ¿De que nos sirve un aparato de estos si no hay para la sopa?.
En un puñado de minutos Gaona logra mostrarnos lo lejos que está el campesino colombiano de la tecnología, la identificación que sienten con la música y la cultura mexicana, la precaria tranquilidad en la que viven, sus diálogos cargados de silencio, como si aún no hubieran perdido la capacidad telepática de comunicarse.

Este nivel de observación no se dio por casualidad. Gaona volvió a su tierra natal, Güepsa Santander donde ha filmado la mayoría de sus cortos. Los actores de Los retratos son campesinos de la zona. Para trabajar con actores naturales no sólo se necesita la intención, también hay que tener talento. El resultado es de un nivel poético nada común dentro de nuestra naciente cinematografía. Gaona ha dicho que dejó que los mismos campesinos modificaran su guión, la gran mayoría de los diálogos que están dentro del corto fueron propuestos por ellos mismos. De ahí la naturalidad, humor y ternura que palpita en cada una de sus secuencias. Por primera vez vemos al campesino santandereano tal y como es, sin máscaras, sin ese barroquismo dramático en el que suelen caer los cineastas jóvenes.
Los retratos es una pequeña joya, un testimonio vivo y único del campo colombiano, la evidencia de que desde la provincia se está haciendo el mejor cine de este país.

1 comentario:

Ricardo Otero dijo...

Una gran pieza sin lugar a dudas, un respiro para los cortometrajes, de tantas cosas absurdas que permite este genero, "Los retratos" muestran como se puede mostrar una idea, sin caer en ficciones mediocres e ideas desquiciadamente estupidas. Es un de gran satisfacción ver este bello cortometraje, inspirador en mejor palabra,