20 de julio de 2011

LA GUERRA CIVIL LLEGARÁ A LA CIUDAD

Las desmovilizaciones que se celebraron en el segundo semestre del 2003 por parte de las Autodefensas tiene que pasar necesariamente a engrosar la voluminosa historia del absurdo y la ignominia colombiana. Al posicionarse en el poder Álvaro Uribe Vélez lo primero que hizo fue pagarle favores a las oscuras fuerzas que lo catapultaron al poder. Empezó el embeleco ese de las confesiones de los paramilitares. Mancuso dijo ante el congreso en un acto triste, en un acto que en cualquier país civilizado le hubiese costado la cabeza al presidente que “Nosotros ayudamos a que la infiltración comunista en el país no se extendiera por nuestro territorio como si fuera un cáncer” Se proponía por el canal oficial del uribismo, RCN la necesidad de limar todas las asperezas entre este grupo ilegal y las víctimas. La ley del perdón y olvido equivalía a que el país se resignara a ver como estos genocidas empezaban a ocupar puestos en el congreso. Ya su capo máximo movía los hilos desde el confortable sillón presidencial, el camino estaba expedito para legalizar todas las tierras que le habían arrancado a sangre y fuego a los campesinos, si el senador Petro no hubiera descubierto que la ley de justicia y paz lo único que buscaba era que los crímenes de los amigos de Uribe quedaran en la impunidad.
Falsos desmovilizados, millones de pesos repartidos entre delincuentes comunes, los medios de comunicación se prestaron con el mayor de los descaros a mostrar que el gobierno si cumplía lo que prometía.
Lo que sucedió con las desmovilizaciones fue que las AUC pudieron tener legitimidad dentro de la sociedad civil. Su nombre se transformó en las BACRIM o Águilas Negras o Rastrojos o Urabeños. Empezó a aparecer una nueva generación de paracos mas fuertes, como dicen serán las cucarachas después de que caiga sobre esta tierra la explosión nuclear borrando del mapa cualquier tipo de actividad cerebral. Todavía está vivo todo eso por lo que ellos dicen luchar. Las guerrillas están aún azotando a los pueblos y la presencia estatal, como se ha comprobado recientemente en los hostigamientos de Toribio y Corinto sigue siendo absolutamente precario. Ese es el precio que tenemos que pagar por tener mas territorio que estado.
Solo unos pocos comandantes paramilitares se tomaron en serio la necesidad que había por parte del pueblo colombiano de contar la verdad. El comandante H.H. máximo responsable de las matanzas ocurridas en el nororiente colombiano se mostró arrepentido y acaso habló más de la cuenta pero el caso es que no demoró mucho tiempo para que Uribe lo mandara a descansar a Estados Unidos. Los medios de comunicación en su centenaria labor de desinformar le dijeron a la opinión pública que los habían mandado en extradición pero suponemos que hoy en día viven en mejores condiciones que los presos colombianos, incluidos los que habitan las confortables suites en Tolemaida.
Ya no solo debemos aguantar que las Bandas Criminales, hijas directas de las AUC pacten con el ejército como está más que comprobado sino que ahora tenemos que soportar que las BACRIM pacten con las FARC según los últimos reportes que se han venido recogiendo. Si el estado no se da cuenta y no interviene a tiempo lo más seguro es que estas dos bandas trabajando en llave ofrezcan sus siniestros servicios a los mafiosos estableciendo una sólida red de narcotráfico perfectamente respaldadas desde el punto de vista armamentístico. Estamos a punto de conocer a una mafia indestructible, que hará parecer al cartel de Medellín una recua de miserables mulas.

Han pasado los días en que los paramilitares iban a Vietnam a estudiar con los cultivadores de Amapola como se debía combatir a la guerrilla. Ya no estudian a Malthus, lo mismo sucede con los grupos insurgentes de izquierda, ellos saben poco de Marx, de Lenin. Don Dinero lo controla todo, lo maneja todo por algo un poeta clarividente como Quevedo no dudó en catalogarlo de Poderoso Caballero.
Si bien la seguridad democrática logró hacer replegar a la guerrilla de puntos clave y logró dar de baja a varios de sus principales cabecillas, las Farc están lejos de ser derrotadas. Está claro que desde finales de los ochenta han perdido la esperanza de alzarse con el poder total del estado pero ellos siguen aferrados a los extensos territorios que ellos controlan y difícilmente van a dejar de querer controlar. Ya su poder de terror se ha mermado considerablemente pero siguen allí, atacando pequeños poblados, acabando con inocentes tan solo para hacerse visibles. Nosotros pensamos que esto sucedía también durante el gobierno de Uribe, lo que pasaba es que en el pasado mandato los medios de comunicación tenían prohibido informar sobre estos combates.
Han dejado de presentarse desmovilizaciones por parte de las Farc, también existen rumores de que las Fuerzas Armadas están desmoralizadas. Esto se le achaca a decisiones judiciales. Entre ellas destaca la que le impone al Gobierno cuantiosas indemnizaciones por no haber protegido adecuadamente a tres soldados que fueron heridos en un combate en el que murieron más de treinta de sus compañeros; y la decisión de la Corte Suprema de desconocer el material informativo que se encontró en el campamento y en los computadores de 'Raúl Reyes' como evidencia admisible en un juicio, lo que dificulta los procesos contra los políticos que supuestamente tienen vínculos con la guerrilla
El cambio de mandato significó que la guerra dejaba de ser una prioridad. Entonces ya los militares dejaron de ser los seres mas importantes en el reino de fuego de Alvaro Uribe. Se han venido juzgando a oficiales enlodados en desmanes terribles, abominables contra la población civil como fue el caso de los falsos positivos. Y está el caso de la parte del ejército que aún es honesta que se siente ultrajada al ver como se le vincula con los altos mandos del paramilitarismo. Este inconformismo del ejército es muy peligroso, casos se han visto donde tener un cuartel aburrido significa el fin de un periodo democrático
En los años ochenta la guerrilla pasó a tener ideólogos en las ciudades, a pensar en conflicto desde un punto de vista más urbano. La ofensiva del ejército en algunos momentos absolutamente exitosas como las operaciones que pusieron fuera de circulación al Mono Jojoy a Raul Reyes hicieron que Alfonso Cano y los líderes sobrevivientes repensaran la forma de luchar y sacaran la conclusión que lo mejor sería volver a la táctica anquilosada, arcaica pero a la larga efectiva que la guerra de guerrillas. También ha movido su campo de acción a zonas que se prestan mejor para desarrollar su nueva estrategia y en donde supuestamente tienen más adeptos en la población civil en Toledao, Ragonvalia, Durania, Chinacota, Tibú, Tarra, corredores que conectan con la frontera venezolana. Estos cambios de estrategia y de operación eran previsibles. Algunos analista, ya los habían pronosticado a raíz del fortalecimiento de las operaciones militares. También ha sorprendido que después de que se sometieron los paramilitares se les haya dejado el campo despejado a las bandas criminales
Nos llama la atención constatar lo poco preparado que estaba el ejército para sobreponerse a estos cambios de táctica. Se tiene toda la infraestructura, todo el arsenal para pelear contra un ejército perfectamente equipado, pero lamentablemente como cuando los italianos se enfrentaron a los etíopes en 1938 o los rusos a los finlandeses al principio de la Segunda Guerra Mundial el haber vuelto a esconderse en los árboles ha complicado terriblemente al ejército haciéndole perder contiendas que hace unos años se hubieran ganado con relativa facilidad.
Este oscuro panorama hace que el sector mas fascistoide de la política y la opinión pública colombiana extrañen los excesos y el imperio de la corrupción y el delito que había impuesto Álvaro Uribe Vélez y sus asquerosos lugartenientes. El país se enfrenta ante una coyuntura complicada, indescifrable que podría desatar una guerra feroz ya no solo en el campo sino que esta guerra civil mostrará su lado mas temido: Las ciudades sentirán el impacto de las balas, del bombardeo constante. Cada esquina sentirá el horror de una guerra civil.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Ud. es de los que cree que los computadores de Raúl Reyes son prueba de algo? Si soportan bombardeos e incendios, ¡¡¡yo quiero uno de esos!!!