18 de julio de 2011

LA INERCIA

Ahora tengo una necesidad absoluta de decir algo pero no sé como empezar. Tanto silencio me exaspera. Hay tantas cosas por hacer pero nada sucede. Si te ocupas desapareces. Voy al cine, me siento en la butaca y me dejo impactar por el fuego cruzado de los Autobots contra Megatron. Tenían razón los que me dijeron que fuera a verla, la tercera entrega de los Transformers es una buena manera de perder el tiempo. Salir a la calle fumarse el porro de rigor y entrar a cualquier sala oscura donde te pasen delante de tus ojos una estela de imágenes en movimiento. No pasa nada.
Me desilusiono un poco con Hasta el sol de los venados pienso en el artículo que voy a escribir cuando lo termine. Compro libros que había perdido en mi periplo universitario, compro libros usados y DVD piratas. Todo se puede conseguir en unas cuantas cuadras. Ya no es necesario salir del país para encontrar los Perros de paja. Veo películas todo el tiempo y trato de mantenerme al día, a los amigos los recibo en la sala de mi casa nos fumamos veinte mil cigarrillos, ellos hablan y yo me callo. A veces siento que no tengo nada para decir, que es mejor quedarse callado y pensar. Di una serie de charlas la semana pasada, era lo más parecido a una pesadilla, yo parado delante de una multitud que no me miraba, que hablaba entre ellas, que no le importaba nada de lo que yo pudiera decir. Quise bajarme los pantalones y mostrarles el culo en señal de protesta pero me acordé que me auditorio estaba lleno de maricones y que de pronto eso es lo que ellos querían, ver un culito así fuera el mío. Uno va perdiendo la confianza y las ganas de hablar cuando se tiene trabajo. El televisor se vuelve un amigo, el reality de moda, los noticieros.
Voy a una librería y ojeo. En el culo del mundo también se puede conseguir algo de Thomas Bernhard. El malogrado en la portada el gran Glenn Gould, algún día lo leeré, no ahora, ahora no, se acabó el tiempo señores, soy una persona honorable que cada vez tiene menos tiempo, soy la persona que ya no hace lo que le da la gana. Planeo el eterno artículo sobre John Cassavetes, planeo cosas que no le importan a nadie, le hago fuerza a la selección venezolana por las ganas tan horribles de cantar un gol y tener que reprimirlo solo porque Falcao se ha levantado con el pie izquierdo. Es una maldición ser colombiano y a la vez ser hincha del Cúcuta Deportivo, creí que eso era ser coherente pero con el tiempo me vengo dando cuenta de que soy un masoquista estúpido.
Los mismos cretinos de siempre arman una feria del libro para ellos leerse la última estupidez que han escrito. Muchos llegan borrachos a escupir textos mamotétricos, las memorias del culo del mundo. Cada vez que se suben a una tarima piensan que entre el público esta su Cide Hamete Benengeli escribiendo en letras de oro su historia de escritor, la apasionante historia de un bohemio que después de llegar a su mugrienta y vomitada cama se pone a pensar en el relato de un hombre incomprendido en una ciudad caliente y sin sombra. El pobre destino de los Hugolugo Rangel. Estoy mamado de los Hugolugo Rangel en la literatura nortesantandereana si es que existe tal adefesio. Mamado de esos manes de la biblioteca que se creen más listos que los demás solo porque sus mamás los mantienen y pueden leer de cuando en cuando un viejo número de Mecánica Popular y después resultan saliendo poetas y ganan premios y se sienten perseguidos porque “Acá hay mucho paraco” y patatín patatán. No quiero formar colectivos ni grupos de teatro callejeros, no quiero que por ayudar a los pobres me metan un disparo en La divina pastora, no quiero que nadie me mire, ni nadie me toque, quiero estar en mi refugio subterraneo cuando la bomba estalle, cuando Chávez se canse del dolor que le produce el Cáncer carcomiéndole como una piraña el cuerpo y decida hundirse en el mar gelatinoso y ardiente del Napalm.
Ahora tendré que cerrar el círculo y continuar con los informes. Trabajar te seca, te esteriliza, te da dinero para comprar libros que nunca vas a leer y películas que nunca vas a ver solo porque estás muy ocupado, ya no hay tiempo para nada.
Al final del mediodía cuando el sol esté bien arriba estallando su calor, la hondonada de chulos caerá como la niebla sobre el cuerpo putrefacto de un nuevo muerto. No es una masacre es solo el ciclo vital que impera en la zona de frontera. A lo mejor no son muchos, a lo mejor es uno solo que decidió pegarse un tiro en la sien. Acá se acabaron hasta los suicidas

1 comentario:

Anónimo dijo...

En medio de toda la gente, yo voy a volarme la frente...
hoy voy a salir a la calle, hoy voy a incendiar las ciudades
Solo un dia más en la vida, mon ami